Lina Tur Bonet: “El éxito consiste en conseguir un sonido propio”
Nunca es fácil triunfar, y mucho menos si uno es español y tiene que buscar el triunfo en España. Lina Tur Bonet tenía encarrilada su carrera violinística en Centroeuropa, pero un buen día le picó la mosca de regresar a su país para intentar ser profetisa en él. Han sido muchos años de duro trabajo para llegar hasta este punto, pero podría decirse que ya lo ha logrado. Lo prueba el hecho de que será la artista residente del Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) en la nueva temporada. Y no solo eso: también su grupo, Musica Alchemica, gozará de otra residencia en la mencionada temporada del CNDM. A lo largo de los últimos meses, ha intensificado su colaboración, como concertino, de la Orquesta Nacional de España, sus grabaciones discográficas se ven siempre acompañadas por el éxito y ya, como guinda del pastel, la empiezan a llamar para que dirija a orquestas que no son la suya, como ocurre con la Barroca de Sevilla, la Ciudad de Granada o la del Teatro de Kaiserslautern.
¿Tiene la sensación de que está empezando a recoger la cosecha de lo que ha venido sembrando durante años? O, dicho con otras palabras, ¿cree que empieza a ser profetisa en su tierra?
Nunca me he quejado de nada, ni lo voy a hacer ahora, pero tiene razón cuando me pregunta si tengo esa sensación. He estado durante años plantando todo tipo semillitas, que en unos sitios germinaban y en otros no tanto. España no era precisamente un terreno fértil para esas semillas, aunque creo que desde hace algún tiempo ya lo es. Lo que pasa es que ahora toda la cosecha está viniendo a la vez, y me encuentro con que tengo tomates, judías, sandías y todo tipo de legumbres y verduras, porque había plantado muchas cosas. Tenía un profesor que me decía: “Somos como la fruta; si la recoges antes de que esté madura, no sabe a nada, cada fruta tiene su tiempo”. Pues bueno, a mí me está tocando ese tiempo.
Cualquiera que no haya seguido la trayectoria de Lina Tur Bonet y la vea ahora haciendo música de cámara, dirigiendo a su grupo —Musica Alchemica—, tocando en solitario, actuando de concertino en la Orquesta Nacional o poniéndose al frente de diversas orquestas —la Barroca de Sevilla, por ejemplo— pensará que está usted hasta en la sopa. Es un riesgo que siempre se corre en este país.
Lo sé, lo sé… Y tengo un poco de miedo con eso, sinceramente, porque es algo que no puedes controlar. Mire, yo fundé Musica Alchemica en 2004, e hicimos solo dos conciertos, en Potsdam y en Eslovenia; hace unos años, decidí recuperar la actividad del grupo, grabamos un par de discos (el primero, con música de Élisabeth Jacquet de La Guerre y el segundo, con obras de Antonio Vivaldi) y de repente… ¡boom! Parece que la cosa gustó. Y, partir de ahí, empecé a aparecer en muchos sitios, así que es normal que la gente piense que estoy hasta en la sopa, como dice. A alguien le puede sorprender que ahora me ofrezcan dirigir orquestas en España, pero durante muchos años he estado haciéndolo en Israel, Canadá, Alemania… y también alguna vez en España. Lo que pasa es que eso no había trascendido aquí. Es como lo de tocar el violín moderno: hay gente que se sorprende de que lo haga, pero yo jamás he dejado de tocarlo. (…)
Eduardo Torrico
[Foto: Michal Novak]
(Comienzo de la entrevista publicada en el nº 376 de SCHERZO, de septiembre de 2021)