La Orquesta Sinfónica de Galicia prueba con éxito su nuevo escenario

Este fin de semana, la Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG) ha probado su nuevo escenario en el Coliseum coruñés en el que se desarrollarán sus conciertos de la próxima temporada mientras la pandemia del coronavirus obligue a implementar y mantener las medidas de seguridad correspondientes. La prueba se realizó en una actuación sin público, dirigida por su titular, Dima Slobodeniouk, con obras de Mozart, Wagner, Verdi y una selección de bandas sonoras originales de Horner, Rota, Morricone, Williams y Shore. Con las butacas situadas en la disposición que tendrán en el primer concierto a celebrar en el Coliseum —el 5 de septiembre con obras de Beethoven, Bizet, Veiga, Mozart, Zimmer, Strauss, Djawadi, Offenbach y Vivaldi bajo la dirección de su director asociado José Trigueros—, se trataba de comprobar la eficacia de la caja acústica —en madera y rematada en color roble—, de cuyo diseño e instalación por parte de una empresa coruñesa ha sido responsable José Manuel Queijo, jefe de Producción de la OSG.
Independientemente de que la orquesta se desenvuelve normalmente en una sala tan poco idónea acústicamente como el Palacio de la Ópera, el resultado de la prueba ha sido muy positivo. Reducido a la mitad de su tamaño y con un aforo que podrá incluir en dos conciertos semanales a la totalidad de los abonados —2.400 aproximadamente—, el Coliseum ha resultado ser una muy buena alternativa. Situado quien esto firma en la última fila del patio de butacas, el sonido llegaba con claridad y sin que, a pesar de lo extenso del espacio, hiciera falta una concentración especial. Instalada toda la orquesta al mismo nivel, la cuerda llega diáfana, las maderas con claridad y los metales aparentemente sin esa potencia que a veces luce de más en el Palacio de la Ópera. La reverberación no plantea problemas y los propios músicos manifestaban que en el nuevo escenario, y a pesar de la distancia, se oyen mejor entre ellos.
La obertura de La flauta mágica, tocada por un orgánico muy numeroso, hacía pensar si la caja acústica funcionaría igual de bien con una formación más reducida. Queijo respondió a nuestra duda al respecto afirmando que “su diseño lo permite, al concentrar en su centro, en cualquier caso suficientemente amplio, lo que sería ese contingente más pequeño”.
Dima Slobodeniouk se mostró muy satisfecho por un resultado que, por otra parte, no será definitivo sin la presencia de un público que, como es sabido, también influye en el rendimiento acústico de una sala, por más que aquí se halle más que suficientemente separado entre sí. En resumen, un gran trabajo en un tiempo récord. Ahora hace falta que el público de la OSG responda como se merece al esfuerzo de la que es la primera institución cultural de la ciudad y una de las más importantes de Galicia.