La Ópera de Leipzig representará en el verano de 2022 todas las óperas de Wagner
Se llama WAGNER 22 el último y más ambicioso proyecto de la Ópera de Leipzig. El objetivo es representar todas las óperas de Wagner en la ciudad natal del compositor en el verano de 2022. Entre el 20 de junio y el 14 de julio, WAGNER 22 ofrecerá al público los 13 dramas musicales de Wagner completos y en orden cronológico, salvo en el caso del Anillo del Nibelungo.
El calendario será el siguiente: Las hadas (20 de junio), La prohibición de amar (21 de junio), Rienzi (23 de junio), El holandés errante (25 de junio), Tannhäuser (26 de junio), Lohengrin (30 de junio), Tristán e Isolda (1 de julio), Los maestros cantores de Núremberg (3 de julio), El oro del Rin (7 de julio), La valquiria (8 de julio), Sigfrido (9 de julio), El ocaso de los dioses (10 de julio) y Parsifal (14 de julio)
En el foso estará la Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig bajo la dirección musical, entre otros, de Ulf Schirmer, quien se despide así por todo lo alto como Director General de Música e Intendente de la Ópera de la ciudad. En cuanto al reparto vocal, se contará tanto con la compañía de la Ópera de Leipzig como con artistas invitados mundialmente reconocidos. Entre ellos, han confirmado su presencia Evelyn Herlitzius (Kundry), Jennifer Holloway, Lise Lindstrom, Daniela Sindram, Manuela Uhl, Markus Eiche, René Pape, Iain Paterson, Andreas Schager (Tristán), Stefan Vinke, Klaus Florian Vogt y Michael Volle.
Al mismo tiempo, el festival WAGNER 22 pretende conmemorar la figura de Gustav Brecher (1879-1940), Director Musical de la Ópera de Leipzig entre 1923 y 1933. Durante su mandato, Brecher impulsó la renovación del teatro musical así como la ampliación del repertorio y el estreno de títulos contemporáneos. A él se debe la idea de un festival wagneriano para representar en Leipzig las 13 óperas de Wagner. El proyecto se llevó a cabo por primera y única vez en 1938, coincidiendo con el 125 aniversario del nacimiento del músico. Para aquel entonces, Brecher llevaba ya cinco años apartado del cargo. Los nazis le habían obligado a dimitir por sus orígenes judíos y por su apoyo al llamado “arte degenerado”.