LA CORUÑA / Una visita siempre bienvenida

La Coruña. Palacio de la Ópera. 6-V-2023. Rosanne Philippens, violín. Real Filharmonía de Galicia. Director: Paul Daniel. Obras de Chaikovski, Janácek y Kodály.
En su aparición en la temporada coruñesa de la OSG, la Real Filharmonia de Galicia ha vuelto a demostrar que es una orquesta estupenda y que Paul Daniel se la entrega a su sucesor, Baldur Brönnimann, en excelentes condiciones. La relación entre la formación compostelana y el maestro de Birmingham ha dado muy buenos frutos y eso se advierte, de entrada, en la sensación de maquinaria bien engrasada que luce bajo su batuta. Hay conocimiento mutuo, complicidad y respeto por ambas partes, y por eso los resultados no pueden ser sino muy buenos. La materia prima es, por lo demás excelente: una cuerda equilibrada, unas maderas elegantes, unos metales que nunca se exceden y una percusión siempre precisa. De todo ello surge un sonido matizado además por el tamaño tan adecuado de su orgánico.
En el programa se había anunciado que Nemadja Radulovic tocaría el Concierto para violín y orquesta de Khachaturian, cuya poca frecuentación añadía interés a la cita. Pero he aquí que por razones de salud el excéntrico pero sin duda personal violinista serbio-francés fue sustituido por la holandesa Rosanne Philippens (Ámsterdam, 1986), quien no asumió la obra inicialmente programada, que fue cambiada por el Concierto de Chaikovski. Teniendo en cuenta que este ya se ha dado esta temporada, y con excelentes resultados, en el abono de la OSG con Bomsori Kim y Víctor Pablo Pérez, la decepción era inevitable, al menos para esa parte del público que prefiere ampliar horizontes. Lo normal hubiera sido mantener la pieza prevista y que la sustituta o el sustituto lo aceptaran así. El caso es que Philippens firmó una versión de tan sobada como hermosa página sin grandes alardes pero con seguridad, sin una brillantez rutilante, nunca arrebatadora, pero con las cosas siempre en su sitio, más suscitadora de reconocimiento que de emoción. Como encore, el tercero de los Airs dans le genre roumain de George Enescu la mostró mucho más en su salsa, con ese virtuosismo libérrimo más cercano a la violinista que conocemos por su discografía, es decir, en su desempeño en recital a solo o en música de cámara. Tan feliz quedó, que luego se sumaría, la última de la fila, a la sección de violines primeros.
En la segunda parte Paul Daniel y la RFG ofrecieron un Taras Bulba de Janácek y unas Danzas de Galanta de Kodály de muchos quilates. La complejidad de la trama orquestal del checo y la suma de ritmo y color del húngaro aparecieron en todo su esplendor, como la clase de los filarmónicos y su maestro de los últimos años hacía esperar. Destacaron, en la primera, concertino, corno inglés, trompa, timbales y órgano; y en la segunda un arrebatador clarinete, flauta y flautín. Una visita de esas que da gusto recibir.
Luis Suñén