Josquin Des Prez por Graindelavoix: ‘O mors inevitabilis…’

DES PREZ: 
Lamentos, deploraciones y danzas de muerte. Graindelavoix. Director: Björn Schmelzer. GLOSSA 32117 (1 CD)

He perdido la cuenta de cuantos CD de Josquin Des Prez llevo en mi brevísima trayectoria como crítico discográfico. Lo he escuchado en su escolástica y rígida versión a cappella, a voz sola con acompañamiento instrumental, y hasta con ondas martenot y sintetizador. Llevo quince años completamente encandilado por su música y la de aquellos que más o menos lo rodean (Dufay, Ockeghem, Binchois, Busnois, etc.), y me resulta de un atractivo infinito tanto el personaje como la persona. Y, sin embargo, aún tengo la oportunidad —y la alegría— de quedarme clavado en el sofá con un disco sobre el bardo de Hainaut.

La culpa de este ‘nirvana’ la tienen, una vez más, los muchachos de Graindelavoix, viejos compañeros junto con Gesualdo de mi encierro coronavírico. Björn Schmelzer y su equipo son de los pocos que me dan lo que pido a una interpretación: un sonido original y reconocible hasta en medio de un huracán, obra de unas voces nada convencionales y de una ornamentación que a más de un casposo resulta chocante; variedad en las aproximaciones, ya sea disparando cánones al aire como homofonizándose solemnes; y cuidado a los detalles, acaso el rasgo más evidente del artesano musical. La premisa de unificar dos conceptos como Josquin y la muerte ya me resultaba irresistible desde la proposición (y desde la carátula), pero su consumación supera todas mis expectativas.

Cómo se puede llegar a semejante nivel de expresión, de sutileza, de control y de frescura es un completo arcano para mí. Todo cuanto suena aquí rezuma antigüedad y modernidad de un solo golpe: en cada énfasis cromático, en cada movimiento que rompe el estatismo, en un acompañamiento prodigioso. No hay necesidad en las notas de justificación ni de explicación; ni de Adorno ni de Freud: música total, Josquin en el centro y la nada, alrededor. O mors inevitabilis…

Javier Serrano Godoy

(Crítica publicada en el nº 386 de Scherzo, de julio de 2022)