José María Prat (GrupCamera): “La Agencia no hace a los artistas, son los artistas los que hacen a la Agencia”
José María Prat es la cara visible de GrupCamera, un imprescindible y longevo grupo de empresas de servicios musicales con origen en Cataluña, activas en el circuito internacional desde hace más de cuarenta años y presentes en más de treinta países. Es cofundador y presidente de Agencia Camera (agencia de artistas como Maria João Pires, Leonidas Kavakos o Valery Gergiev), cofundador y presidente de Ibercamera (la temporada de conciertos de música clásica más veterana de Barcelona con más de 1100 abonados) y presidente de La Filarmónica (temporada de conciertos que desde hace más de una década se ha consolidado como referencia en Madrid con más de 1300 abonados). A sus 67 años, Prat puede presumir de haber organizado como promotor alrededor de 1500 conciertos en Madrid, Barcelona, Girona, Valladolid, Bilbao, Valencia y París, y como agente, nada menos que 8000. El próximo 20 de noviembre, el promotor cultural y manager barcelonés celebra por todo lo alto la temporada 40 de Ibercamera con una gala conmemorativa en L’Auditori.
¿Cómo empezó a interesarse por la música?
En mi casa se escuchaba todo tipo de música, pero recuerdo el gran impacto que me produjo la audición del Concierto en re menor de Johann Sebastian Bach interpretado por Glenn Gould. Más tarde, a los 21 años, fui nombrado gerente del Centre d’Estudis Musicals de Barcelona, donde daban clases grandes maestros como Radu Aldulescu, Àngel Soler, Lluís Claret o Jean-Pierre Rampal. Eso fue una verdadera inmersión musical.
El promotor cultural barcelonés Oriol Regàs, quien le nombró gerente de aquel prestigioso centro de estudios, fue la persona que dio el impulso inicial a su carrera profesional en la organización de conciertos. ¿Qué fue lo más importante que aprendió de él?
Él me inculcó un principio que, de un modo u otro, no he abandonado: “no busques el dinero, busca el éxito”. Pero al cabo de los años, hemos relativizado mucho la importancia del éxito. Ahora intentamos seguir el proverbio de Antonio Machado: “hacer las cosas bien es mejor que hacerlas”.
Cuéntenos cómo y con qué objetivos fue conformando GrupCamera desde 1980.
En 1980, con mi hermano Francesc, fundamos Agencia Camera. Inmediatamente se incorporó Montserrat Crespo y seguimos juntos. Nuestros primeros artistas fueron Lluís y Gerard Claret, Carlos Santos, Joan Guinjoan, Albert Giménez-Atenelle, Bruno Gelber y Jordi Savall. No teníamos más objetivo que trabajar para la música y los músicos, pero sin ningún plan establecido. En 1984, pusimos en marcha nuestra primera temporada de Ibercamera en Barcelona con el fin de cubrir un vacío que se había generado en la ciudad con la desaparición de ProMúsica, que había sido, en los últimos años, la gran temporada de la ciudad. A partir de aquí, nuestro grupo se divide en la agencia, por un lado, y en la promotora, por otro. Ser agente y ser promotor son profesiones relacionadas pero distintas, y en nuestro grupo las dos actividades están conformadas por dos empresas y dos equipos diferentes.
En estas últimas cuatro décadas, ¿cómo ha cambiado la vida musical en España?
En primer lugar, y gracias a la gran labor de las instituciones educativas, podemos decir que el nivel de nuestros músicos ha crecido exponencialmente. ¿Quién nos iba a decir hace cuarenta años que tendríamos un cuarteto de cuerda como el Casals, que sería reconocido como uno de los mejores de mundo? También hemos ganado en infraestructuras, ha crecido el público, hemos creado más orquestas y alguna de ellas camina hacia la excelencia… Sin embargo, hemos perdido una parte importante del músculo de la iniciativa privada que representaban las sociedades filarmónicas, con el agravante de que estas entidades eran las que más cultivaban la música de cámara y el recital. A nivel conceptual general, me temo que se ha cumplido el temor que expresó el gran maestro Furtwängler, “la terminología deportiva ha invadido el relato artístico”. Hacer un ranking de las diez mejores orquestas del mundo es tan ridículo como inútil. El arte no es mensurable como puede ser una carrera de atletismo.
Ha mencionado a las sociedades filarmónicas… ¿Qué ventajas e inconvenientes posee el modelo artístico privado respecto al modelo público o a la combinación de ambos?
Nuestro grupo es privado y nos sentimos muy orgullosos de ello. En el sector privado tenemos la obligación, si queremos sobrevivir, de cultivar y vertebrar un público que haga sostenible nuestra actividad. En nuestro caso, lo que más nos preocupa es crear programaciones que nos permitan ser identificables. Además, somos defensores de los modelos de concertación entre lo público y lo privado que den relieve y protagonismo a lo mejor de cada uno de los sectores.
Siempre afirma que los artistas representados por la Agencia Camera mantienen un estrecho vínculo de confianza y complicidad con usted y con su equipo. Actualmente tienen a treinta nombres en cartera de la talla de Daniil Trifonov, András Schiff, Pinchas Zuckerman, el Cuarteto Casals… ¿Qué implica esta premisa a nivel profesional y a nivel personal para usted?
Realmente nos sentimos muy afortunados por la confianza y las enseñanzas que nos han ofrecido estos grandes artistas. El contacto y el diálogo con ellos te permite trabajar e interactuar en lo más importante: la concepción de los programas. Siguiendo su actividad y escuchando sus conciertos consigues saber en qué compositores alcanzan la excelencia. A nivel personal, hay que ser consciente de que, cuando desarrollas esta profesión de forma vocacional, debes aceptar que la vida privada queda muchas veces supeditada a la vida profesional. Necesitas una familia, un entorno que lo acepte.
¿Qué cualidades debe tener un intérprete para que sea representado por su Agencia Camera?
En realidad, la Agencia no hace a los artistas, son los artistas los que hacen a la Agencia. Cuando identificamos al artista que creemos que es de gran calidad, personalidad y proyección, debemos intentar trabajar para él. En un mundo en el que estamos acostumbrados a trabajar con talentos, que son la gran mayoría, es muy difícil aprender a trabajar para un genio, que son una minoría. Richter y Camarón son dos de los pocos genios con los que me he encontrado. Y ambos eran personas verdaderamente modestas que me enseñaron, sobre todo, a percibir el arte con libertad. Aunque Richter también me enseñó a organizar las giras con disciplina. No fue un aprendizaje fácil, pero a partir de ahí nunca fui el mismo.
Fue en la década de los años noventa cuando mantuvo una estrecha relación con Sviatoslav Richter. ¿Qué experiencia destacaría de las vividas con este gran mito del piano del siglo XX?
En nuestra primera gira, le presenté un libro donde estaba toda la información sobre la misma: programas, salas, contratos, etc… Él lo miró por encima y, cerrándolo, dijo: “Esto está muy bien, son las grandes cosas, pero a mi edad, en este momento de mi vida, no me interesan, en este momento de mi vida sólo me interesan los detalles”. Me quedé en shock y realmente no sé cómo fui capaz de terminar la gira. Tuve la ocasión de aprender lo que era para él el sentido del detalle, ¡vaya si lo aprendí!
En 2023 celebramos el centenario del nacimiento de Víctoria de los Ángeles y de Alicia de Larrocha. Uno de los conciertos más memorables que Vd. pudo organizar fue el homenaje a Mompou que ambas le rindieron en 1988. ¿Recuerda algún momento especialmente destacable de aquel concierto?
El maestro Mompou era un gran aficionado a la música e iba a muchos conciertos, también a los nuestros, lo cual nos permitió conocerlo. Era una persona honesta, tímida y entrañable. Nos sentimos muy afortunados de que Alicia y Victoria, sus grandes intérpretes y amigas, aceptaran nuestra invitación para hacerle este homenaje en el Palau de la Música el 19 de enero de 1988. La verdadera grandeza necesita de la modestia, la misma modestia que tuvo Alicia antes de salir al escenario del Palau, levantando los ojos y diciendo: “Federico, ¡ayúdame!”.
“Richter y Camarón son dos de los pocos genios con los que me he encontrado.
Y ambos eran personas verdaderamente modestas que me enseñaron,
sobre todo, a percibir el arte con libertad”
En 2012 decidió expandirse a Madrid a pesar de la existencia de una extensa e intensa oferta musical clásica de corte público y privado en la capital (OCNE, CNDM, Ibermúsica, Juventudes Musicales, Ciclo Grandes Intérpretes de Scherzo…). ¿Por qué decidió dar el salto y asumir ese riesgo?
Nosotros siempre pensamos que en Madrid había unos aficionados que podrían apreciar las producciones que hacíamos en el resto de España. Estuvimos estudiando la vida musical privada de Madrid de principios del siglo XX, su tradición, sus programas y sus formas, y en 2012, nos lanzamos al ruedo. Creamos La Filarmónica como homenaje a la antigua Sociedad Filarmónica de Madrid y a todas las sociedades filarmónicas de España. Al cabo de 12 temporadas seguimos aprendiendo de la afición musical de Madrid que nos ha otorgado su confianza.
En los últimos años se puede comprobar en sus programaciones una mayor atención hacia la música que no se sitúa en el canon concertístico más habitual. Por ejemplo, en 2008-2009 presentaron dos estrenos de Kurtàg y de Maazel o en 2022 La noche transfigurada de Schoenberg, ¿Ha notado algún cambio en el público hacia una mayor demanda de obras menos programadas en concierto? ¿Continuarán con este planteamiento?
Nosotros programamos dialogando con los intérpretes. Cuando un artista nos sugiere música del s. XX o XXI, procuramos dar espacio a su propuesta. Toda la música del siglo XX que ha logrado entrar en el repertorio habitual estuvo escrita y pensada para determinados intérpretes. Esta pulsión es imprescindible. Como ejemplo de lo que le acabo de mencionar, recientemente Teodor Currentzis y la Orquesta Sinfónica de la SWR nos sugirieron un programa con la Glosolalia para orquesta de Oleksandr Shchetynsky, el Concierto para viola y orquesta de Jörg Widmann y la Sinfonía nº 5 de Shostakovich. Fue un concierto fantástico.
¿Cuál es el secreto para que Ibercamera haya llegado a las 40 temporadas en Barcelona? ¿El trato personal a los abonados, quizás?
En arte, cuando algo funciona y sobrevive es siempre porque es necesario. Ibercamera es deudora de una tradición musical, civil y filarmónica de Barcelona que hizo posible la construcción del Liceo y del Palau. Somos muy conscientes de que existimos porque los aficionados nos sustentan y, por eso, procuramos escucharlos y hacerles sentir con nuestro trato que ellos son los verdaderos propietarios de la temporada.
El próximo 23 de noviembre de 2023, en L’Auditori de Barcelona, celebran esas cuatro décadas de trayectoria con Pinchas Zukerman y Maria João Pires interpretando la Sonata nº 5 “Primavera” de Beethoven. ¿Por qué han escogido a estos dos artistas?
Tanto Maria João Pires como Pinchas Zukerman son muy representativos de nuestra trayectoria, han tocado para nosotros muchísimas veces y además los sentimos como amigos verdaderos. Hicimos con ellos una gira en 2009, y la idea de acercarlos partía de la percepción de la similitud que tenían en su sonido. Pero son personalidades muy distintas y no se conocían. Estábamos un poco inquietos por saber cómo sería su primer contacto. Pero recuerdo que, durante la gira, llegué a un auditorio y vi a Maria João caminar por los pasillos con un café con leche en la mano. Al verme dijo: “tengo que llevárselo a Pinchas”. En aquel momento comprendimos que aquello funcionaba.
Los días 10 y 11 de marzo de 2024, en Madrid y Barcelona respectivamente, podremos disfrutar de nuevo con uno de los grandes titanes de la clásica actual, Teodor Currentzis y su MusicAeterna, artistas habituales de las temporadas de Ibercamera y de La Filarmónica. ¿Cómo es Teodor en las distancias cortas?
Teodor Currentzis tiene una personalidad fuerte y fascinante que puede intimidar a quien no lo conozca. Trabajar con él es fácil porque es una persona disciplinada, responsable y organizada. En la distancia corta, es una persona relajada, amable y educada, capaz de invitar a la mitad de su orquesta a su apartamento de Madrid para celebrar el final de la gira y ocuparse, uno por uno, de sus invitados.
Dada la delicada situación del director respecto al conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, como institución ¿les ha surgido algún conflicto en esta temporada o en la anterior para invitarle a desarrollar una gira por nuestro país?
No, no hemos tenido ningún problema. Currentzis y su orquesta han sido acogidos por todos los públicos de forma cálida y entusiasta. Hemos podido constatar que la afición musical es muy consciente del papel de puente que el arte debe ejercer entre los pueblos y las culturas, especialmente en momentos de conflicto.
En el mes de abril de 2024 visitarán el Palau de la Música de Barcelona dos leyendas del piano: Martha Argerich y Maurizio Pollini. ¿Cuál ha sido su relación con ellos? ¿Nos puede avanzar algo del programa que interpretarán?
Precisamente acabamos de recibir el programa que interpretará Pollini: Bach, Schumann y Chopin. Martha y Maurizio son dos leyendas, dos gigantes de la música que hemos tenido la suerte de tener regularmente en nuestras temporadas y que nos han honrado con su amistad. No podemos ser más afortunados, ni sentirnos más agradecidos.
Tanto en Ibercamera como en La Filarmónica, las grandes orquestas, como la Nacional de Lyon, la Nacional de Hungría, la Sinfónica SWR Stuttgart, la Sinfónica de Düsseldorf, la Nacional de Francia o MusicAeterna, son el eje vertebrador de ambas temporadas en su edición 2023-2024. ¿Por qué?
Nosotros, a la hora de organizar una temporada, pensamos, en primer lugar, en los programas que queremos ofrecer a nuestros abonados, a nuestro público. Este diálogo, que debe estar basado en el conocimiento y respeto mutuo, es uno de los aspectos más apasionantes de nuestro trabajo. Con la mayoría de las orquestas que usted cita, como con otras, tenemos una larga historia de relación y confianza que nos permite discutir y elaborar las obras que queremos presentar.
¿Qué iniciativas nuevas proponen para acercar la música clásica a las nuevas generaciones o a familias con menos recursos?
La transversalidad de nuestros precios está fijada para facilitar al máximo el acceso a nuestros conciertos de todo aficionado que lo desee. Desde el inicio, hemos creado programas para fomentar la vinculación de los jóvenes a nuestros ciclos. Procuramos, además, acogernos a iniciativas promovidas desde el propio sector público que acerquen la música clásica a aquellos colectivos más vulnerables.
Si tuviera que elegir una noche especial tras un concierto de Ibercamera o de La Filarmónica, ¿cuál escogería y por qué?
Solemos cenar con los artistas después de los conciertos. Y es precisamente en estas cenas cuando hablamos de proyectos futuros, cuando adquirimos la información que nos ayuda a preparar futuras programaciones. Con los artistas sinceros, la atmósfera de la cena suele estar muy condicionada por cómo se ha desarrollado el concierto. Recuerdo un memorable recital de Richter en la Cripta de Cambrils, en el que nos pidió que no hablásemos durante la cena, “a ver si somos capaces de retener dentro de nosotros lo que hemos vivido juntos”.
Actualmente organiza temporadas regulares en Barcelona (desde 1985), Girona (desde 2008) y Madrid (desde 2012), además de programar conciertos en otras ciudades como Bilbao, Alicante o Vitoria. ¿Tiene planeado expandirse a otras ciudades o países en los próximos años?
No tenemos nunca planes predeterminados de expansión. Acudimos allí donde creemos que nuestra propuesta pueda ser necesaria. La necesidad no es algo que inventemos nosotros, es algo que determina la afición musical de cada una de las ciudades.
¿Qué le queda por hacer a José María Prat?
Beethoven, Schumann, Mozart… siguen ahí esperándonos. Por tanto, nos queda todo por hacer. Estoy convencido de que lo mejor está por llegar. Nosotros somos un equipo donde trabaja gente joven de mucha calidad. Formar personas y trasmitirles nuestro conocimiento acumulado es algo apasionante. Nosotros somos depositarios de todo lo que hemos aprendido de los artistas, y es nuestro deber trasmitir este legado a las nuevas generaciones.
Eva Sandoval