Jorge Suárez-Muñoz: “Inaugurar el FIAS es un gran honor y… una gran responsabilidad”
Las Musicalische Exequien de Heinrich Schütz son la piedra angular del programa que sonará, esta noche, en la apertura del Festival Internacional de Música Sacra (FIAS) de la Comunidad de Madrid. Además de esta magna obra de Schütz, habrá otras de Michael Praetorius, Claudio Monteverdi y Giovanni Gabrieli. El concierto tendrá lugar a en la iglesia de San Jerónimo el Real (20:00 horas) y servirá para conocer de primera mano a uno de esos grupos jóvenes que han irrumpido con fuerza en los últimos años en el panorama de la música antigua española, Concentus König. SCHERZO ha conversado con su director, Jorge Suárez-Muñoz, para que explique el contenido de este concierto y los futuros proyectos de Concentus König.
¿Cuándo y cómo se crea el grupo?
El grupo lo creamos en el 2017 y surge un poco por una serie de azares, aunque yo no crea en el azar… Había empezado a estudiar Dirección en Madrid el año anterior y siempre he tenido una inclinación muy fuerte por la música antigua. Para nada soy un director que se quiera focalizar exclusivamente en la música antigua, pero es verdad que, si tuviera que dedicar mi vida entera a hacer esta música, sería el hombre más feliz del mundo. Es cierto que, para un director joven, sin muchos recursos a su alcance y que solo tiene capacidad de poder montar proyectos de envergadura más o menos pequeña, la música antigua supone una propuesta interesante, ya que son plantillas más reducidas que las que se necesitan para hacer una sinfonía de Beethoven, por ejemplo. Y aquello surgió como un interés propio por poder empezar a poner en marcha lo que ha había aprendido estudiando. Tenia claro que lo primero que quería dirigir era Bach. Yo no iba a dirigir música en mi vida sino dirigía primero a Bach… No es una pretensión grandilocuente; simplemente, es que si soy músico es gracias a Bach. Es más, si soy la persona que soy es gracias a él… Entonces empecé a dar vueltas sobre qué hacer. No quiería que fuera música instrumental; hacer cantatas se suponía que quizá era lo más fácil de articular dentro de un programa en aquel momento… De repente, surgió la idea de hacer la Pasión de San Juan. No disponía, como antes le indicaba, de grandes recursos, pero sí contaba con muy buenos músicos. Entre ellos, Daniel Oyarzabal, con el que tengo una amistad de hace varios años, y una gran estima. Daniel me ayudó mucho, montamos el concierto, él tocó e impulsó que otros músicos se quisieran unir al proyecto, y de ahí se fundó el Concentus König.
¿De dónde viene el nombre de Concentus König?
Si le soy sincero, yo tengo una actitud musical referencial hacia Nickolaus Harnoncourt. Para mí, es uno de mis maestros, aunque no lo pudiera conocer. El día que me desperté y vi en los periódicos que había fallecido, sentí una tristeza tremenda. Desde niño toda la aproximación a la música antigua fue de la mano de Harnoncourt. Cuando pensé en el nombre del grupo, vinieron muchos a mi cabeza, pero es verdad que, como un homenaje personal a su trabajo y a su vida, me gustaba la idea de poder llamar concentus al grupo. En ese momento estábamos haciendo la Pasión según San Juan y en la obra Bach hace especial hincapié en la palabra König cuando aparece rey. Ya en el propio Evangelio König es una palabra con mucha luz, con mucha vida… Y Bach la supo utilizar con fuerza radical.
¿Cuál ha sido su trayectoria como músico?
Mis padres quisieron que, desde pequeño, estudiara música. A pesar de que ellos no eran músicos, tenían una alta sensibilidad hacia el arte, especialmente hacia la música. Cuando nací, vivíamos en la calle Galileo de Madrid, pero un año después nos marchamos a Alcorcón, y allí empecé a estudiar, cuando el conservatorio Manuel de Falla todavía era una escuela…. Mis padres me propusieron estudiar varios instrumentos y, al final, no se por qué, elegí el piano… Cuando estaba terminando en el conservatorio y la escuela, sin saber mucho qué hacer con mi vida, me fui a estudiar Económicas. Terminé la carrera y comencé a trabajar en un banco español, en un departamento muy intenso… Y en esa intensidad y en esa vorágine materialista del mundo fue cuandno me planteé qué hacer con mi vida, porque yo estaba estudiando música, pero en un sitio que no era donde quería. En un momento dado, el banco me propuso ir a trabajar fuera de España, y tuve que tomar una decisión al respecto: continuar con los estudios de música o dejarlo todo y marcharme fuera de España para seguir trabajando en el banco. Opté por empezar a estudiar Dirección en Madrid. La vocación de director me viene de cuando era pequeño y cantaba en un coro de Getafe como tenor. Fue ahí cuando realmente descubrí mi pasión con la música, porque con el piano no había disfrutado. Sentía que podía producir un sonido con mi cuerpo, que yo mismo era parte de ese sonido, de una dirección global… Ahí surgió mi pasión por la música. Con los años, el coro me brindó varias oportunidades de dirigir ensayos y dirigir una orquesta pequeña, aunque muy digna. Le estoy hablando de cuando tenía 16 años. Era una experiencia adictiva, cada vez necesitaba más y más…. Por eso decidí estudiar Dirección.
Usted ha sido tres años asistente de Juanjo Mena. ¿Cómo lo conoció y cómo fue la experiencia de trabajar con este director?
Conocí, siendo yo todavía estudiante de Dirección, a Juanjo Mena durante unos ensayos con la Orquesta de RTVE. Justo daba unas charlas abiertas en el Conservatorio de Atocha, en las que contaba su trayectoria, su experiencia , su vida, etc… Quien conoce a Juanjo sabe cómo es y que solo escucharle ya supone aprendizaje. Aquello fue como dinamita en mi cabeza. Me identificaba con él como no me identificada con casi nada en mi vida. Tuve la oportunidad de hablar con él en las pausas de los ensayos con la OCNE. Es una persona infinitamente generosa, sobre todo para los que están estudiando; me ha ayudado en todo. Si hoy día puedo estar inaugurando el FIAS es gracias a él, principalmente. He tenido la oportunidad de compartir con él unas experiencias maravillosas en la OCNE, en la Orquesta de RTVE, en la ORCAM y, ya fuera de España, tengo un recuerdo muy bonito de la Orquesta de la Radio de Suecia, con un programa extraordinario con música de Falla, de Ravel y de Debussy. Y también, claro, de la Orquesta de la BBC de Mánchester, de la que Juanjo Mena era director titular.
También le debe mucho a Jorma Panula, ¿no?
Cuando termine de estudiar en Madrid, tuve la oportunidad de conocer a Jorma Panula, el maestro finés, y él me animó y me invitó a que fuera a Finlandia a estudiar con él. He pasado allí dos años y he podido curtirme como director. Panula no es un maestro que imponga una única visión. Él primero ve, después escucha y, finalmente, propone, nunca impone. Allí también tuve la oportunidad de trabajar con músicos excepcionales, porque siempre las clases eran con intérpretes de la Filarmónica de Turku, que es una orquesta extraordinaria y una de las más antiguas de Europa. Si yo tengo hoy en día la oportunidad es gracias a los grandes músicos que forman la plantilla de este grupo.
Este año el Festival Internacional de Arte Sacro celebra su 30ª edición, ¿Qué supone inaugurar un festival como el del FIAS?
Si le soy sincero, es un honor inmenso, pero a la vez es una enorme responsabilidad. Hay mucha confianza depositada en el grupo, y no es cualquier concierto, porque estamos hablando de un festival que ha cogido mucha fuerza y se ha convertido en un icono dentro de los festivales de música que se organizan anualmente en España. Ello se debe, en gran medida, a la labor que ha desarrollado su director, Pepe Mompeán, en los últimos cuatro años. Es un honor poder inaugurar el festival, y mucho más siendo en Madrid, mi ciudad. Siento una responsabilidad tremenda, porque el programa ante el que nos situamos es una música grandiosa, que no está hecha para ser tratada con tibiezas ni con nimiedades; es una música que exige mucho al intérprete, que demanda grandes capacidades y grandes recursos vocales…
Cuenta usted con una gran plantilla, en la que destacan nombres como Daniel Oyarzabal, José Hernández Pastor, Ariel Hernández, Gabriel Zornoza, José Antonio Carril o Anna Margules, ¿Cómo ha seleccionado a los integrantes del grupo?
Hemos procurado mantener el núcleo del grupo. Desde que fundé Concentus König, siempre he querido que nuestros programas fueran vocales e instrumentales, aunque hayamos hecho alguna pequeña incursión a cappella, En ese núcleo fijo están Daniel Oyarzabal y Alberto Campanero, así como una serie de cantantes extraordinarios: Iliana Sánchez, Margarita Rodríguez, Rosa Miranda, José Hernández Pastor, Ainara Morant Amezaga, Emiliano Cano Díaz, Diego Blázquez, Ariel Hernández Roque, Francisco Braojos, Gabriel Zornoza Martínez, Jose Antonio Carril… Mi prioridad es el sonido y, de ahí, la plantilla y la gente con la que trabajamos.
¿Por qué ha elegido para este concierto una música que resulta de lo más infrecuente en España?
Fue una propuesta que le hicimos a Pepe Monpeán, y la verdad es que la aceptó encantado. ¿La elección? Pues por la belleza que emana de esta música, del texto, por la manera que tenían estos compositores de realzar retóricamente un contenido que muchas veces trasciende de lo que podemos comprender hoy… Es una música cristalina, absolutamente transparente, que no tiene ningún tipo de doblez… Tras hacer un programa con música de Buxtehude, que tampoco es un compositor habitual en España, tuve la ocasión hablar con bastante gente al respecto, y todos te dicen lo mismo: “Esta música ha cambiado mi manera de escuchar”. O también: “Hace tiempo que no disfrutaba tanto con una música aparentemente tan sencilla”, o que no está “cargada de grandes balances sonoros o de grandes recursos”. Pero esta música está compuesta con una perfección como pocas y que, por supuesto, tiene luego su culminación en Bach.
¿Que significa para usted la música de Heinrich Schütz, Michael Praetorius o Giovanni Gabrieli, que son los compositores representados en el concierto inaugural del FIAS’
Se trata de una propuesta que enriquece la visión global de la música de ese momento, focalizada en tres auténticos colosos. Cronológicamente, Gabrieli está situado el primero. De hecho, tanto Praetorius como Schütz estudian en la Basílica de San Marcos en Venecia: conocen a esos compositores venecianos, se empapan de su sonoridad, de aquella manera de concebir la policoralidad, de la manera en la que armónicamente construía su música, de cómo aquellos venecianos descubrieron y aprovecharon todo tipo de contrastes utilizando la reverberación de la basílica… El lenguaje de la música alemana antes y después de Schütz no es el mismo. Schütz tiene una gran influencia en la música alemana de ese periodo. La fuente en la que los compositores posteriores beben es este meollo musical en el que te encuentras con Schütz, Gabrieli y Praetorius.
¿Cuáles son los objetivos y los proyectos futuros de Concentus König?
Estamos trabajando para poder sacar una grabación con música de Buxtehude. Me sentiría muy orgulloso de que un grupo español, con músicos de primera fila, pudiera hacer una grabación con música alemana de este periodo y de que no sean solo grupos alemanes los encargados de grabarla. Sería muy importante que lo que hacemos en Concentus König pudiera tener una plasmación en disco, pues sería una buena manera de que el grupo abriera fronteras y pudiera abordar obras y compositores que no se escuchan con frecuencia.