Joan Martí-Frasquier: “Busco en el saxofón la sonoridad del violonchelo barroco”

Con una larga trayectoria en el ámbito de la música contemporánea, el saxofonista Joan Martí-Frasquier presenta en su último disco, Suites (Solo Musica), un tributo a las Suites para violonchelo solo de Bach en un arreglo para su instrumento, el saxofón barítono, en donde ensambla una nueva suite a partir de los movimientos de las seis suites escritas por el compositor alemán.
¿Desde cuándo toca las Suites para violonchelo de Bach al saxofón?
Desde hace mucho tiempo, pero la primera vez en público fue en 2017. Empecé tocando la Suite nº 4, porque me parecía la que mejor se adaptaba al saxofón barítono. Después de interpretarla en varios conciertos, pensé: ¿por qué no hacer un resumen de las suites de Bach creando una nueva suite que tenga un movimiento de cada una?
¿En qué criterios basó su selección?
Evité aquellos movimientos de carácter polifónico o con muchos acordes que no encajaban en la naturaleza melódica de mi instrumento. Tenía muy claro que la “Sarabande” sería la de la Suite nº 5, porque con muy pocas notas Bach alcanza una grandísima profundidad. La “Gigue” de la Suite nº 4 también me gustaba mucho. La Allemande de la Suite nº 6 y el Preludio de la Suite nº 2 contienen acordes, pero los hago arpegiados. En la Courante de la Suite nº 1 y las Bourées de la Suite nº 3 hay dobles octavas que se pueden hacer en el saxofón.
¿Cómo fue la acogida del público?
Tenía cierto miedo al principio por si a alguien le molestaba que cada movimiento de la suite estuviese en una tonalidad diferente, pues respeto siempre la tonalidad original. Sin embargo, la respuesta ha sido positiva incluso por parte de músicos y compositores.
A la hora de tocar estas piezas en el saxofón, ¿busca una sonoridad cercana al violonchelo?
Intento siempre que el resultado sea lo más cercano posible al violonchelo en cuanto a sonoridad e interpretación. Busco acercarme al original. El saxofón barítono y el violonchelo tienen casi la misma extensión. He tocado mucho en cuartetos de saxofones y el saxo barítono desempeña allí el mismo rol que el violonchelo en el cuarteto de cuerda. No obstante, cuando trato de imitar al violonchelo no lo hago en detrimento de mi instrumento, sino todo lo contrario: creo que esto aumenta las posibilidades tímbricas del saxofón barítono.
¿Qué versiones para violonchelo han influido en su forma de interpretar estas piezas?
Mi versión preferida es la segunda grabación que Anner Bylsma realizó a principios de los noventa. Es mi referencia. Entre mis preferidas está también la de Bruno Cocset. Pero el más completo de todos para mí es Bylsma.
Cita a dos nombres del historicismo. ¿Ha tratado de aplicar los criterios historicistas a su lectura?
Sí, sobre todo a nivel de fraseo. La práctica historicista destaca más la vitalidad del inciso y las frases no se alargan mucho. Y aunque toco el saxofón, me gusta reproducir la sonoridad más aterciopelada de los instrumentos antiguos y las cuerdas de tripa: es un sonido más cálido e incluso a veces más frágil. He intentado buscar esta sonoridad en mi instrumento.
Añade al final un “Postlude”, una improvisación suya sobre el Preludio de la Suite nº 1.
He querido incluir un bonus track para aportar un toque de contemporaneidad. Sobre la trama armónica de la pieza, sustituyo el ostinato rítmico de semicorcheas por técnicas extendidas como trémolos, trinos, bisbigliando y multifónicos.
¿Cuándo sale el disco?
Saldrá el día 19 de mayo en todas las plataformas musicales. Será en formato digital. Lo he hecho como EP, puesto que dura 25 minutos. Al principio busqué otras piezas para completar la duración, pero no encontré ningún complemento ideal. Bach se basta a sí mismo.
¿Qué representa para usted la música de Bach?
Bach me da mucha vitalidad, mucho entusiasmo, me llena el espíritu. Es una medicina, una música para el alma.
Stefano Russomanno