James Conlon: “Tener público en los conciertos es un milagro”

El CNDM viene organizando maratones musicales en junio, con motivo del día de la música, bajo el título de ¡Solo Música! En ediciones anteriores, el sábado del fin de semana correspondiente se han desarrollado hasta cinco conciertos sinfónicos en un día, con orquestas diferentes pero un mismo director, y en alguna ocasión (como ocurrió con el ciclo Beethoven, con otros tantos conciertos pianísticos en la Sala de Cámara). Si anteriormente se encargaron de la tarea López Cobos (ciclo Beethoven), Víctor Pablo (Nueve novenas) o Josep Pons (Que vienen los rusos), en esta ocasión, sexta del proyecto, el neoyorquino James Conlon (1950) se convertirá en el primer director extranjero que afronte la tarea. Tras los inevitables cambios producto de las restricciones pandémicas (como descubrimos a lo largo de la entrevista), el plan es un tour de force ma non troppo, porque frente al ‘no parar’ de cinco conciertos en un día, se pasa a cuatro conciertos en tres días, siendo el sábado el único con doble sesión. En los atriles, los ciclos completos de sinfonías de Brahms y Schumann, con la Nacional, las Sinfonías de Galicia y Castilla y León y la JONDE. Tras salvar unos cuantos problemas técnicos, charlamos por esa herramienta ahora tan popular que es Zoom con el maestro, que nos atiende con su proverbial amabilidad y simpatía desde su residencia en Los Ángeles.
Aunque son conciertos más repartidos que en ocasiones anteriores, no deja de ser un reto hacer estas ocho sinfonías con cuatro orquestas distintas en tres días. ¿Cómo va a organizarlo todo? Es cierto que en este año al menos ha podido hacer las dos Segundas y las dos Terceras con la Sinfónica de Galicia y la de Castilla y León, respectivamente…
Bueno, una vez delimitado el plan, la idea era hacer lo más posible por separado con anterioridad. Dada la situación, se pudo hacer en Valladolid (OSCyL) y La Coruña (Sinfónica de Galicia). No fue posible con la Nacional, pero esto es relativamente menos importante por dos razones: conozco a la orquesta y ellos me conocen a mí. Y, además, aunque hace bastante tiempo, hice con ellos la Primera de Brahms. Pero, en realidad, todo esto ha cambiado, quizá no sabe usted que el plan inicial era hacer siete Séptimas sinfonías en un único día…
¡Ah! O sea, con el formato habitual en otras ediciones, como el ciclo Beethoven…
Sí, exactamente. Yo estaba realmente entusiasmado con la idea. Lo recuerdo muy bien: Haydn/Mozart/Bruckner, Beethoven/Dvorák, Shostakovich y Mahler. Pero a causa de la pandemia, la idea no era viable por dos razones. La primera, que no se podían hacer cuatro conciertos en un día, porque se necesitaba demasiado tiempo para limpiar y ventilar la sala. Por otra parte, la distancia de seguridad hacía que en el espacio disponible fuera imposible ubicar la plantilla requerida por las Séptimas de Shostakovich y Mahler. Así que, como finalmente no pueden ser las Siete séptimas, tendremos en su lugar ocho sinfonías, aunque seguimos haciendo cuatro conciertos, eso sí, repartidos en tres días.
Otra pregunta que al hilo de esto se viene a la cabeza en términos de lo que este tipo de proyectos supone como reto para el director es cómo hace para mantener la concentración en una experiencia tan intensa y cambiando continuamente de uno a otro compositor.
Concentración es la palabra correcta. Todo gira alrededor de ella. Pero hay que tener en cuenta que hablamos de gran repertorio. En el conservatorio estudiábamos a fondo Haydn, Mozart, Beethoven, Schubert (este, tal vez un poco menos), Schumann, Mendelssohn, Brahms… Naturalmente, seguidos de Bruckner, Mahler, etc. Pero Schumann y Brahms constituyen la gran esencia del repertorio sinfónico romántico alemán, de alguna manera son parte de ‘la Biblia’. Así que en realidad son obras que uno lleva en la base de su preparación.
Otra cuestión inevitable en estos días es cómo siente alguien que, como usted, viene de fuera, la posibilidad de hacer, aunque sea con aforo limitado, conciertos con público, teniendo en cuenta que fuera de España la mayor parte de la actividad se ha cancelado o limitado a conciertos por streaming.
¡Me siento estupendamente! ¡Estoy encantado y agradecidísimo a España por darme esta posibilidad! Tenga en cuenta que mi última actuación con público antes de las españolas de este año fue el 29 de febrero de 2020. Todos mis conciertos públicos fueron cancelados. El 1 de marzo de este año viajé por primera vez a Europa en un año (ha sido el periodo más largo de mi vida sin tomar un avión) para una actuación con la Sinfónica de la RAI en Turín, retransmitida, aunque sin público. Luego estuve en España dos semanas (los conciertos citados de Valladolid y La Coruña), con público. Fueron maravillosos, estupendos. Mientras estaba en España, otros dos conciertos previstos con la Sinfónica de la RAI se cancelaron porque cerró sus puertas de nuevo, incluso para nosotros en el escenario. Estuve en Berlín algunas semanas más tarde para otro concierto, pero también por streaming, sin público. De vuelta en Los Ángeles, hemos trabajado en una nueva producción de Edipo Rey de Stravinsky… en streaming. He grabado Schulhoff y Bologne Chevalier de Saint-Georges… para streaming.
Va a terminar abominando el streaming…
No, en realidad no, es como hacer una grabación. Pero España ¡es un milagro! No sé cómo lo han hecho ustedes, pero lo han conseguido, y ese es un gran logro por su parte. Por la mía, siempre estoy encantado de volver a España, pero en esta ocasión estaré especialmente contento de reencontrar al público español.
Y contando con los que ha ofrecido por streaming, ¿cuántos conciertos ha podido realizar desde el comienzo de la pandemia?
Bueno, lo primero que cancelamos fue la gira con la Sinfónica de la RAI de Turín, que nos iba a llevar a Madrid el pasado año. En grandes números, calculo que se habrán cancelado unos cien conciertos de los que tenía que dar en este periodo. Y he podido hacer los que le he comentado. Una primera producción con la ópera de Los Ángeles y ahora Edipo Rey, ambas por streaming, el concierto de Turín (también por streaming), los dos de Valladolid y La Coruña, el de Berlín (streaming) y más recientemente en Detroit (también streaming). La semana que viene [N. de R.: se refiere a la semana del 10 de mayo] iré a Bolonia, que canceló mis conciertos en noviembre y ahora reabre el teatro. ¡Espero ver público allí! En Los Ángeles somos optimistas y esperamos poder abrir la temporada en septiembre. Confiamos en que pueda ser así.
¿Cree que podremos recuperar la mayor parte de la normalidad para finales del tercer trimestre o principios del cuarto?
Bueno, no puedo realmente predecir lo que vaya a ocurrir. Pero aquí, en Estados Unidos, somos relativamente optimista. Hemos hecho, si puedo decirlo, gracias a nuestro nuevo presidente [poniendo cara de ¡gracias a Dios!] grandes progresos con la vacunación. Así que, salvo otra catástrofe, como una nueva ola o algo así, soy optimista respecto a las posibilidades de recuperar buena parte de la normalidad para la última parte del año.
Otra cuestión obligada es cómo ha pasado usted todo este periodo pandémico. Para un director, cuyo instrumento es la orquesta, debe ser difícil, aunque seguro que los aviones no los ha echado de menos.
Yo intento ser positivo. Intento encontrar soluciones creativas a los problemas. Por supuesto, eché de menos dirigir, y me frustró ver algunos proyectos cancelados. Pero ha habido cosas positivas. He pasado todo el año con mi esposa y mis dos hijas. Mi hija pequeña me decía: “Papá, no recuerdo nunca que estuvieras todas las noches en casa para cenar”. No recordaba que cuando era muy pequeña, en París, sí estaba. Pero el hecho es que poder haber estado con ellas ha sido una gran bendición. Luego dediqué mucho tiempo a hacer podcasts, que están disponibles en la web de la ópera de Los Ángeles. He disfrutado mucho de enseñar, y de enseñar al público. No sé si usted sabe que antes de cada representación en la ópera de Los Ángeles preparo un vídeo de introducción.
Sí, lo sé, los conozco…
Así que, aunque he echado de menos la dirección, debo decir que he disfrutado mucho del tiempo para estudiar, pensar y escribir, y también de mis esfuerzos docentes. Me considero muy afortunado, porque, además, aquí vivimos en una casa con jardín, y en California puedes salir a pasear fácilmente, no es como la gente que ha pasado todo esto en las grandes ciudades. Se que ha habido gente que ha sufrido un montón. Yo siempre intento encontrar el lado positivo.
Rafael Ortega Basagoiti