GRANADA / Vandalia, autenticidad expresiva
Granada. Capilla Real. 25-VII-2020. 69º Festival Internacional de Música y Danza de Granada. Vandalia. Obras de Mateo Flecha “el Viejo”, Bermúdez y Guerrero.
Una de las matinales más interesantes de las programadas en la presente edición del Festival ha sido sin duda el concierto celebrado en la Capilla Real, sita dentro del complejo catedralicio granadino y panteón de los Reyes Católicos. Sus bóvedas de estilo gótico-tardío acogían las voces del grupo sevillano Vandalia, que se presentaba en formación de cuarteto vocal. El programa escogido tenía el atractivo de poder comprobar cómo motivos musicales profanos renacentistas fueron adaptados a ritos religiosos, sin que por ello se perdiera la trascendencia espiritual de su destino litúrgico.
Con un sentido didáctico, el cuarteto Vandalia, integrado por Rocío de Frutos (soprano), Gabriel Díaz (alto), Víctor Sordo (tenor) y Javier Cuevas (bajo), inició su actuación con la ensalada La Bomba de Mateo Flecha “el Viejo”, una de sus obras más conocidas, donde queda reflejada su maestría en este género musical polifónico, en el que aparecen sabiamente mezclados diversos estilos de los siglos XV y XVI. Con una natural emisión vocal, desprovista de cualquier tipo de impostación, interpretaron esta obra dejando una sensación de autenticidad expresiva que se enriquecía plásticamente en tan singular escenario. La voz grave de Javier Cuevas apuntaba ese efecto fabordón que adquiriría mayor protagonismo en la Misa de Bomba de Pedro Bermúdez que se interpretó seguidamente, intercalándose entre sus distintas partes piezas de Francisco Guerreo, con quien el antedicho músico granadino tuvo una influyente relación artística. Así quedaban expuestas, de manera inmediata, las analogías de ambos compositores, aunque esta disposición del programa restara la recomendable continuidad emocional que ofrece una percepción integral de la misa.
Se pudo disfrutar en tales interrupciones de la belleza de la villanesca Es menester que se acierte del polifonista sevillano, entre el Gloria y el Credo, como de la Salve II y Ave Maria antes del Sanctus y el Benedictus, que adquirían en las voces del cuarteto ese grado de dulzura con que son tratados la mayoría de los cantos polifónicos renacentistas de motivación mariana. Este sentimiento adquirió una nueva dimensión en el conocido villancico Niño Dios d’amor herido, interpretado antes del Agnus Dei, con el que quedó de manifiesto la natural conjunción vocal de este cuarteto, llamado a ser desde su diversidad de carácter tímbrico, uno de los mejores exponentes del canto llano actualmente en nuestro país.
El concierto terminó con el villancico Todo quanto pudo dar, también de Guerrero, que confirmaba el cuidado gusto musical del grupo, que supo sobreponerse en todo momento, con gran profesionalidad y sin menoscabo del resultado artístico a los sonidos provenientes de una celebración que simultáneamente tenía lugar en la Iglesia del Sagrario, aneja al templo de la Capilla Real.
(Foto: Fermín Rodríguez)