GRANADA / Esperanzador comienzo de Lucas Macías

Granada. Auditorio Manuel de Falla. 2-X-2020. Orquesta Ciudad de Granada. Director: Lucas Macías. Obras de Beethoven y Ravel.
La presentación en concierto de Lucas Macías como nuevo director titular de la Orquesta Ciudad de Granada (OCG) había suscitado gran expectación entre los aficionados dada la trascendencia que ello significa para el futuro de la formación granadina. Lo hacía con dos obras de gran dificultad técnica y de referencia absoluta en cada uno de sus estilos. Dirigió en primer lugar Le tombeau de Couperin de Ravel que, desde su estreno en versión orquestal hace cien años en París, se convirtió en una obra singular del modernismo que sucedió al impresionismo, y en segundo la Tercera sinfonía, “Eroica”, de Beethoven.
La primera sensación que se produjo en el vivo preludio que abre la obra del excelso compositor galo era que el maestro Macías había puesto en marcha un exquisito y fluido dibujo sonoro que trascendía su determinación musical, convirtiéndose en una ritmada y armoniosa atmósfera en la que información, memoria y organización expositiva se transmitían en una unívoca manifestación. Elogiosamente intervenía la madera, con la destacada actuación del oboísta Eduardo Martínez, elemento catalizador de su grupo instrumental, en una clara intención de irradiar el cromatismo musical que contiene esta obra. Con un elegante aire de danza marcó Forlane, manteniendo el sugestivo clima apuntado en el movimiento anterior y haciendo que el automatismo de sus gestos fuera la consecución de un pensamiento musical bien analizado que se materializaba en acción desde una meridiana claridad en sus evoluciones. Su figura adquiría importancia conforme se desarrollaba la interpretación de esta obra, hasta el punto de ser un factor esencial para el oyente en la percepción del minueto, que expuso con acentuada melancolía, sentimiento que llevó a su extinción con especial dulzura. Como si se fundieran las características esenciales de cómo entiende Macías la dirección, consiguió en el rigodón final que estructura musical y expresión corporal funcionaran unidas superando sobradamente el intrincado y a la vez acelerado ritmo de este movimiento, sabiendo dar a sus dos secciones temáticas notable distinción.
Al entrar en el sustancial pensamiento musical que Beethoven propone en su Eroica, Lucas Macías manifestó esos otros aspectos esenciales de su cometido como deben ser precisión en las indicaciones, respeto por el espacio eufónico del instrumento orquestal, separación de hemisferios corporales, el expresivo y el métrico, bien separados en su gesto, mantenido pulso y una búsqueda constante del mejor sonido posible en afinación, dinámica y ataque. Esta cuestión va a ser seguramente uno de los caballos de batalla de su nueva responsabilidad artística con la OCG. En tal sentido, se podía entender la disposición que dio a los instrumentos en el escenario, buscando expandir su respuesta.
Con este consolidado director y extraordinario oboísta, que demuestra conocimiento, experiencia, capacidad y presencia, a la OCG se le presenta una oportunidad de oro para que se convierta en una de las formaciones con más caché del panorama orquestal español a la vez que destacada impulsora para que Granada obtenga el título sobradamente merecido de Capital Europea de la Cultura.
José Antonio Cantón
(Foto: José A. Albornoz)