GRANADA / El Estilo Galante en España

Granada. Monasterio de Santa Isabel La Real. 12-IX-2020. XIX Academia Internacional de Órgano. Miscelánea XVIII-21 (Francisco Gil, oboe barroco, y Saskia Roures, órgano). Obras de José Lidón, Luis Misón, Joan Pla, Josep Pla, Antonio Rodríguez de Hita, Antonio Soler y Anselmo Viola.
Uno de los conciertos más interesantes de la presente edición de la Academia ha sido el ofrecido por el dúo Miscelánea XVIII-21 formado por los profesores del Conservatorio de Aragón, el oboísta Francisco Gil y la organista Saskia Roures, quienes se presentaban con un programa íntegro de compositores españoles del siglo XVIII, en un órgano que fue entregado al monasterio por el organero Antonio José de Quesada en 1780 y restaurado por el taller de Federico Acitores el año 2019. Es un instrumento bien proporcionado a las dimensiones del templo, lo que favorece la belleza de su sonoridad.
El Estilo Galante en música que se produce a mediados del XVIII en Europa como conexión entre el último Barroco y los albores del Clasicismo ha sido el gran protagonista de este concierto, que se inició con la Sonata a dos en Do menor de los hermanos Joan y Josep Pla, grandes oboístas en su época. Esta cualidad se notó en la precisa y clara agilidad de articulación expresada por Francisco Gil en los movimientos extremos, de modo especial en el repiqueteo del allegro final, cuya conclusión presentaron de manera abrupta. Siguieron dos minuetos y una sonata de Antonio Soler para órgano solo, la R. 37 en Re mayor, que Saskia Roures interpretó poniendo acento en sus ricas figuraciones, después de mostrar una serena elegancia en las dos piezas danzantes.
A continuación, interpretaron una transcripción de la Sonata a solo para flauta travesera de Luis Misón, a la que dieron ese característico son de tonadilla española que tan agradable se hacía en el órgano en su función de acompañamiento y al impulsar rítmicamente la melodía en su presto final. Muy interesante fue la sonata para teclado solo del monje de Montserrat Anselmo Viola, dejando en el oyente un trazo del estilo italiano de la época. En esta línea, que llevaba a recordar a Alessandro Marcello, se orientó la interpretación de la Canción VII del compositor madrileño Antonio Rodríguez de Hita, secuenciada con sereno canto en el oboe.
La última intervención del órgano solo fue con dos obras de José Lidón tituladas Segundo Allegro y Sonata de primer tono. La intérprete mantuvo ese gusto por realzar aquel estilo que imperaba en España y que caracterizó a este autor, resaltándolo en el cambio tonal que se produce en la segunda a modo de contra-tema, no terminando de lucir por la áspera terminación que dieron a su discurso. Finalmente se pudo escuchar nuevamente la música de los hermanos Pla; la contenida en su Sonata en Si bemol mayor para oboe y bajo continuo. Sin duda fue el momento más elocuente del concierto por el espontáneo fraseo que Gil alcanzó en su exposición salvando dificultades técnicas y por el buen tratamiento de los cifrados realizado por Roures, permitiendo que el bajo continuo facilitara la escucha y diera razón de ser al entramado tonal de sus pasajes. En resumen, la equilibrada registración del órgano y el fácil entendimiento entre ambos músicos permitieron el disfrute de un estilo galante de agradable naturalidad.