Gesualdo y Monteverdi por Vandalia
Claudio Monteverdi, Lagrime d’amante al sepolcro dell’amata. Lamento d’Arianna. Carlo Gesualdo, Madrigales a cinco voces / Vandalia / La cúpula music.
Hay una novela escondida en este soberbio disco dedicado a los dos madrigalistas italianos que inauguraron la música moderna. La cuenta Gabriel Díaz, contratenor del quinteto. Las lágrimas que vierte el amante sobre el sepulcro de la amada no son sino las del propio Monteverdi sobre la tumba de Caterina Martinelli, la delicada soprano de diecinueve años muerta por la viruela justamente cuando Monteverdi contaba con ella para su ópera sobre Ariadna de la que sólo nos queda el Lamento. De hecho, murió en plenos ensayos y Monteverdi por poco abandona un proyecto que, en sus propias palabras “casi me mata”.
También la figura de Gesualdo está contaminada por la historia del asesinato de la mujer y su amante. Los madrigales de Gesualdo elegidos por el grupo sevillano, como los de Monteverdi, están teñidos de duelo, tragedia y lamento. Pero no caen en ningún sentimentalismo o romanticismo avant la lettre. Muy al contrario, su estilo es puro, sobrio, aunque, eso sí, tenebroso en algunos pasajes y muy apropiado para la composición. Si se compara con las versiones clásicas o canónicas, las de Anthony Rooley y su Consort of Musicke y la de René Jacobs con el Concerto Vocale, o el Concerto italiano de Alessandrini para Gesualdo, se advierte una mayor tensión expresiva, más velocidad y una voluntad de resaltar el orden trágico que domina la selección elegida.
Quienes conozcan el necesario libro de Ramón Andrés sobre el Lamento della Ninfa (Acantilado) reconocerán en esta grabación bien resaltadas las innovaciones armónicas que tanto ataque le supusieron a Monteverdi y con mayor razón a Gesualdo, verdadero laberinto vocal del que sólo un conjunto tan disciplinado y lírico con Vandalia puede salir bien librado.