FERROL / Josetxu Obregón: un viaje fascinante
Ferrol. Teatro Jofre. 13-V-2022. Josetxu Obregón, violonchelo. Obras de Galli, Dall’Abaco, De Ruvo, Supriano, Vitali, Colombi y Bach.
El día 10 de este mismo mes de mayo Josetxu Obregón presentaba en conversación con nuestro redactor-jefe, Eduardo Torrico, y con nuestro director, Juan Lucas, su nuevo disco, Cello Evolution – from Bologna to Cöthen, publicado por Glossa, en el que director y fundador del conjunto La Ritirata aparece como protagonista en solitario. Y lo hace con un programa que va —de ahí su título— de la Bolonia donde publica Domenico Gabrielli en 1688 sus Ricercari, considerados como las primeras piezas que explotan las posibilidades solistas del instrumento, hasta la Cöthen que vio la creación de las Suites de Bach. Entre uno y otro, piezas de Domenico Galli, Giuseppe Maria Dall’Abaco, Giulio de Ruvo, Francesco Paolo Supriano, Giovanni Battista Vitali y Giuseppe Colombi separadas en ocasiones por movimientos sueltos de las Suites del Cantor.
En el mismo acto de presentación se anunció que Obregón debutaría la puesta en concierto de su trabajo discográfico en el Teatro Jofre de Ferrol el día 12. Y así ha sido con la colaboración de la benemérita Sociedad Filarmónica Ferrolana, ya en su septuagésimo tercero año de vida. El Jofre es un teatro no muy grande pero suficiente cuya acústica resulta muy interesante para el violonchelo. Y el público de la Filarmónica respondió a la llamada colmando su patio de butacas y asistiendo con respeto reverencial a un recital en el que no hubo más que un par de interrupciones para afinar y a través del cual nada pudo leer del programa de mano, pues tampoco había más luz que el foco que iluminaba al músico. Naturalmente, la presencia de los fragmentos de Bach era perfectamente perceptible pero solo quien se hubiera aprendido la lista de memoria era capaz de recordar los demás nombres. Quizá fuera mejor en lo sucesivo dividir el recorrido en dos etapas precedidas, como aquí lo fue el recital completo, de las explicaciones de un Obregón siempre claro y pedagógico.
En las trece piezas del programa el violonchelista bilbaíno demostró una madurez plena, hecha al mismo tiempo de conocimiento de los estilos, de variedad expositiva, y de competencia técnica, una mezcla que resultó deslumbrante en la emoción —que sin ello no hubiera sido posible— de los fragmentos bachianos, tocados de manera excepcional. En el otro extremo del espectro anímico estaría, por ejemplo, la Giga de Colombi, que tanto gustó por su melodía pegadiza y por el efecto sorprendente de los pizzicati. Muy intenso también, en su simplicidad, el Ricercar primo de Domenico Gabrielli que se ofreció como encore tras el éxito obtenido. Fue uno de esos conciertos que revelan, una vez más, las ganas de ampliar horizontes por parte de un público que ha puesto en valor la enorme calidad de nuestros especialistas en la materia.
Luis Suñén