Exhumando a Hans Winterberg
HANS WINTERBERG:
Obras orquestales / Jonathan Powell, piano. Rundfunk-SO Berlin. Dir.: Johannes Kalitzke / CAPRICCIO
Entre los cientos de compositores que fueron prohibidos y perseguidos por los nazis, el caso de Hans Winterberg es muy peculiar. Judío de Praga de habla alemana, Winterberg huyó después de la guerra a Baviera, donde recibió una gélida acogida. Allí vivió prácticamente en el olvido hasta su muerte en 1991.
En 2002, su hijo adoptivo Christoph Winterberg vendió su catálogo de obras al Instituto de Música de los Sudetes Alemanes con la condición de que no viera la luz antes de 2031. El nieto del compositor, Peter Kreitmeir, impugnó esta decisión ante los tribunales y, con la ayuda del nieto de Arnold Schoenberg, consiguió que las obras de su abuelo pudieran finalmente publicarse e interpretarse. Boosey & Hawkes se encargó de la publicación y la orquesta de la radio de Berlín ofreció el año pasado ésta, la primera grabación pública de sus obras orquestales.
¿Merecía la pena la espera? Solo en parte. Una sinfonía ‘dramática’ fechada en 1936 se antoja tan cercana al mundo sonoro de Alban Berg que apenas despierta curiosidad. Competente, sin duda, pero sin ofrecer novedad alguna. El primero de sus cuatro conciertos para piano, escrito en 1948, resulta más novedoso, aunque las reminiscencias de Bartók y Prokofiev son abundantes.
La revelación se produce con una pieza de treinta minutos titulada Rhythmophonie (1966-67), una obra que combina el naturalismo de Janácek con un énfasis post-stravinskiano en el impulso rítmico. Se trata de un universo sonoro original, tan enigmático como atractivo. Si hay más obras de este nivel inventivo en el fondo de armario de Wintenberg, realmente quiero escucharlo.
Norman Lebrecht