El piano de Grazyna Bacewicz
GRAZYNA BACEWICZ:
Obras para piano / Peter Jablonski, Piano / ONDINE
Cada vez que vuelvo a escuchar música compuesta por Grazyna Bacewicz, me pregunto si los prejuicios respecto a la misma no tienen que ver con su falta de visibilidad. Por regla general, sus colegas masculinos nunca dejaron de elogiarla, pero Lutoslawski, por ejemplo, cuando hablaba de “su integridad, su honestidad, su compasión y su voluntad de compartir y sacrificarse por los demás”, actuaba como un hombre que describe cualidades femeninas, no como un compositor evaluando a un colega profesional.
Bacewicz fue nombrada en su día vicepresidenta de la Unión de Compositores de Polonia, pero no extrajo de ello demasiadas consecuencias positivas. En un viaje a Armenia, en enero de 1969, contrajo la gripe, tomó demasiados antibióticos para cumplir con su agenda y murió, con tan solo 59 años. Todavía no conocemos lo suficiente su gran talento musical.
El pianista sueco-polaco Peter Jablonski ha decidido echar una mano (o dos) con la grabación para el sello Ondine de una serie de obras para piano, cada una de las cuales exhibe una conciencia casi surrealista de la estructura. Las dos sonatas de 1949 y 1953 tienen un carácter tan ensimismado que es difícil imaginar a través de ellas la terrible opresión estalinista que se vivía por aquella época. Se trata de un arte no tanto de evasión como de trascendencia. Bacewicz nos invita a morar en un espacio seguro.
Diez estudios compuestos a mediados de los años cincuenta poseen un cierto carácter bartokiano: polacos y húngaros están hermanados por el piano, como Chopin y Liszt. Por su parte, el Concerto Cracoviano de 1949 es una delicia total, capaz además de burlar a los censores comunistas con una deconstrucción deliciosamente sutil de una melodía folclórica de obreros y campesinos. Al escuchar esta pequeña joya, uno piensa que esta mujer podría haber hecho en la música cualquier cosa que se hubiese propuesto.
Norman Lebrecht