Las 10 mejores grabaciones de “El Mesías” de Haendel
Elegir diez (¡solo diez!) versiones de El Mesías de Haendel resulta en verdad complicado, habida cuenta de la cantidad de grabaciones que se han hecho de esta obra, una de las más universales de la historia de la música de todos los tiempos. Me decanto por las lecturas británicas por una cuestión básicamente idiosincrática, aunque también porque los directores de las islas eligen siempre cantantes de las islas, y la prosodia es un factor que hay que tener en cuenta. No busquen aquí versiones ‘modernas’, no las hay: todas son historicistas. He aquí mi lista:
(Lista ordenada por preferencia, de menor a mayor)
10. MASAAKI SUZUKI (BIS)
Suzuki grabó este Mesías al frente de su Bach Collegium Japan (reforzado por el coro femenino Shoin de la Universidad de Kobe) a finales de 1996. Como es habitual, el disco antes de ser publicado por BIS apareció en un sello nipón (King Records) e, incluso, en la revista italiana Amadeus. Suzuki acertó de lleno con la elección de las voces: la soprano (cuñada suya) Midori Suzuki, el contratenor Yoshikazu Mera (de bellísima voz, lamentablemente perdido hace años, cuando le dio por frecuentar repertorios bastante extravagantes relacionados con el pop; fue la voz de la banda sonora de la película La princesa Mononoke), el finísimo tenor inglés John Elwes y el bajo David Thomas. Como todo lo que hace Suzuki, este Mesías es mesurado y académico, y no defrauda a nadie.
9. WILLIAM CHRISTIE (Harmonia Mundi)
Aparecida en 1993 y reeditada en 2013, esta versión de William Christie, al frente de Les Arts Florissants, tiene muchas cosas buenas, aunque también alguna mácula que, en mi opinión, le resta algo de brillo. La gran virtud, por encima de cualquier otra, son las voces, que en aquel momento estaban en perfecto estado de gracia: las sopranos Barbara Schlick y Sandrine Piau (aunque particularmente la alemana nunca ha terminado de encandilarme), el contratenor Andreas Scholl, el tenor Mark Padmore y el bajo-barítono canadiense Nathan Berg. Mis pegas tienen que ver con el estilo que en aquellos años seguía Christie para sus interpretaciones haendelianas, más propio del barroco francés que del genuinamente inglés del compositor de Halle (por fortuna, con el paso del tiempo Christie se dio cuenta de que Haendel era musicalmente inglés, no francés). Si ustedes no son tan escrupulosos y pueden pasar por alto este detalle, disfrutarán sin duda con esta versión, básicamente por el magnífico desempeño de los solistas.
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8. VÁCLAV LUKS (Accent)
El Mesías de este loco genial que atiende al nombre de Václav Luks es cronológicamente la última gran lectura de esta obra. Se trata de una toma en directo de marzo de 2018, en la Rudolfinum de Praga. Como el propio director, la mayoría de los músicos que intervienen en esta grabación son checos. Pero no lo son, paradójicamente, ninguno de los integrantes del cuarteto vocal: la soprano italiana Giulia Semenzato (una de las voces femeninas más interesantes que han surgido en los últimos años), el contratenor alemán Benno Schachtner, el tenor polaco Krystian Adam y el bajo-barítono croata Kresimir Strazanac. Quienes sean habituales seguidores de Luks, ya saben de antemano lo que se van a encontrar aquí: vigor extremo, frescura, respeto absoluto a la partitura y cuidado extremo en los detalles. El resultado de ello es un sonido transparente (a pesar de tratarse de una toma en directo), en el que destacan las hermosas voces de Semenzato y Schachtner.
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7. PETER DIJKSTRA (BR Klassik)
Como habrán observado, las tres primeras versiones no son británicas. Esta tampoco lo es íntegramente: está dirigida por Peter Dijkstra (holandés), al frente de un coro alemán (el de la Bayersischen Rundfunks) y de una orquesta belga (B’Rock). Pero tiene mucho de británica, ya que esa es la nacionalidad de dos de los cantantes solistas (la soprano inglesa Julia Doyle y el bajo-barítono galés Neal Davies) y los otros dos (el contratenor norteamericano Lawrence Zazzo y el tenor australiano Stave Davislim) son vernáculamente anglófonos. Dijkstra dirige a solistas, coro y orquesta con su consabida energía, lo cual se traduce en tempi bastante rápidos, pero en líneas la suya es una versión muy equilibradas, con voces realmente descollantes por su belleza tímbrica y por su idiomatismo.
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6. HARRY CHRISTOPHERS (Coro)
Grabado en 2007, este es el segundo Mesías de Harry Christophers, director de The Sixteen y propietario del sello discográfico Coro. La primera, asimismo con The Sixteen, data de 1986 y deja bastante que desear. La tercera es de 2015: una grabación en directo realizada en la Symphony Hall de Boston con motivo del 200º aniversario de la fundación de la Handel and Haydn Society, al frente de la cual se sitúa ahora el director inglés. La gran virtud de la segunda versión de Christophers —la que aquí hemos seleccionado— es la elección de los cantantes: la soprano Carolyn Sampson, la mezzosoprano Catherine Wyn-Rogers, el tenor Mark Padmore (que ya había grabado un Mesías, cuatro lustros antes, con William Christie y otro con Colin Davis y la LSO) y Christopher Purves. Una lectura muy interesante.
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5. PAUL McCREESH (Archiv)
No mucho después de la grabación de Pinnock, Archiv edita otras dos: la de Paul McCreesh, en 1997, y la muy fallida de Marc Minkowski, en 2001. La de McCreesh alcanza cotas insuperables tanto en lo que se refiere a coro y orquesta (los Gabrieli Consort & Players) como a los cantantes, que son las sopranos Dorothea Röschmann (con bastante menos vibrato de lo que en ella siempre ha sido habitual) y Susan Gritton, la mezzosoprano Bernarda Fink, el tenor Charles Daniels y el bajo Neal Davies. McCreesh, que se basa en la versión del Foundling Hospital de 1754, imprime unos tempi rápidos, que se traducen en una vitalidad y una energía desbordantes.
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4. JOHN ELIOT GARDINER (Philips)
El carismático director inglés se metió en los estudios de grabación a finales de 1982, anunciando que no pretendía hacer “ninguna reconstrucción particular” de este oratorio, porque el propio Haendel “no dejó ninguna versión definitiva” del mismo. Eso le permitió exponer las ideas que había venido desarrollando desde que, en 1964, creara en Cambridge el Monteverdi Choir (sin la menor pretensión entonces de consagrarse a la incipiente corriente historicista). Gardiner dirige aquí al Monteverdi Choir (ahora sí especializado) y a su orquesta, los English Baroque Soloists, y emplea un convincente elenco de solistas vocales, entre los que sobresale el llorado tenor Anthony Rolfe Johnson. Completan el reparto la soprano Margareth Marshall, la mezzosoprano Catherine Robbin, el contratenor Charles Brett, el bajo Robert Hale y el niño soprano Saul Quirke. Es la suya una lectura profunda, que cuida al detalle cada matiz. Gardiner no usa voces infantiles (salvo la del mencionado Quirke) y las partes más agudas son encomendadas a sopranos. Sin embargo, las partes de contralto recaen íntegramente en contratenores (entre ellos, un jovencísimo Michael Chance).
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3. TREVOR PINNOCK (Archiv)
La versión de Pinnock es de 1988, con la orquesta y el coro del English Concert. Los cantantes solistas son la soprano Arleen Auger (seguramente, en el momento cumbre de su carrera), la mezzosoprano Anne Sofie von Otter, el contratenor Michael Chance (que ya, desvinculado de coros o de formaciones como los Tallis Scholars, emprende una prometedora carrera como solista), el tenor Howard Crook y el bajo John Tomlinson. La de Pinnock es una lectura redonda, pero hay un punto concreto que le impide llegar a la perfección: lo fuera de estilo que está Tomlinson. Su voz impresiona por profunda, pero su desconocimiento del lenguaje barroco es manifiesto. De hecho, este bajo no volvió a intervenir más en ninguna otra grabación de música barroca después de este Mesías. Pinnock era (y lo sigue siendo, aunque ya su actividad sea más bien escasa) un eximio haendeliano y aquí puso otro jalón en su brillante trayectoria como director.
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2. CHRISTOPHER HOGWOOD (L’Oisseau Lyre)
A punto de cumplir los 40 años (se grabó en 1980), esta lectura continúa siendo referencial en todos los sentidos. La corriente historicista había arraigado con fuerza inicialmente en Bélgica y Holanda, pero a finales de los años 70 el epicentro se traslada a Inglaterra. Una joven generación de músicos, ávidos de experimentar, comienza a inundar el mercado internacional con sus grabaciones llenas de imaginación y frescura. Hogwood, antiguo alumno de Raymond Lepard y Thurston Dart, y colaborador de David Munrow, con quien había fundado en 1967 el Early Music Consort, es uno de los principales abanderados del movimiento. Para su grabación de El Mesías, Hogwood se rodea de las mejores voces especializadas del momento: las sopranos Judith Nelson y Emma Kirkby, la contralto Carolyn Watkinson, el tenor Paul Elliot y el bajo David Thomas. La orquesta es la suya, la Academy of Ancient Music, y el coro, el de la Christ Church Cathedral de Oxford. Al margen de la sublime lección musical que ofrece Hogwood, esta versión tiene la peculiaridad de un excelente coro de niños. En realidad, todas las voces del coro son masculinas, ya que a las dieciséis infantiles se unen las de cinco contratenores, cinco tenores y cinco bajos. En ese sentido, es la lectura más ‘auténtica’, la que más se aproxima al orgánico que dispusiera Haendel en el estreno del 13 de abril de 1742 en Dublín. El formidable éxito de esta versión tuvo secuela en 1982, cuando Hogwood, con los mismos solistas y con la misma orquesta, pero ahora con el coro de la Westminster Abbey (también formado íntegramente por voces masculinas y dirigido por Simon Preston), filmó en la abadía londinense un vídeo para la BBC, posteriormente comercializado en formato DVD por Kultur.
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1. JOHN BUTT (Linn)
El Dunedin Consort es una agrupación radicada en Escocia, aunque la mayor parte de sus efectivos son ingleses. John Butt, para esta grabación de 2007, se decanta por la versión de 1742 de Dublín, pero el coro está reducido a tres voces por parte (entre ellas, las de los propios solistas), siguiendo la doctrina minimalista que germinara con Joshua Rifkin para la interpretación de ciertas cantatas bachianas y que posteriormente asumieran no pocos directores a la hora de afrontar cualquier obra coral del Kantor. Los solistas son la soprano Susan Hamilton, las mezzosopranos Annie Gill y Clare Wilkinson, el tenor Nicholas Mulroy y el bajo Matthew Brook. Se trata, en mi opinión, de la más sentida lectura de El Mesías. El recogimiento que destila esta interpretación le confiere un halo incorpóreo. A ello contribuye la inigualable belleza de todas las voces solistas. Tal vez pueda resultar para algunos una lectura no demasiado canónica, por apartarse de ciertos patrones haendelianos prefijados a lo largo del últimos medio siglo (no siempre con buen criterio). Pero si convenimos en que lo verdaderamente importante de la música es tocar la fibra sensible del oyente, no hay ninguna otra lectura que logre de forma tan concluyente ese objetivo.