El feliz año nuevo vienés

Aunque el día 31 de diciembre por la tarde se celebran dos interesantes conciertos por parte de la Staatskapelle de Dresde (dirigida por Christian Thielemann, emitido por la ZDF alemana) y la Filarmónica de Berlín (dirigida por Lahav Shani —que ha sustituido a última hora a Kirill Petrenko, baja médica por problemas de espalda— y retransmitido por la plataforma digital de la orquesta y el canal Arte), con la participación de solistas relevantes (el pianista Igor Levit en el primero y la violinista Janine Jansen en el segundo), el evento de música clásica más célebre del planeta es el que llega al día siguiente: el Concierto de Año Nuevo que cada 1 de enero (el de este es el octogésimo segundo de la serie) ofrece la Filarmónica de Viena en la Sala Dorada de la Musikverein vienesa, convenientemente decorada con flores de los parques y jardines vieneses. En todos estos conciertos hay un denominador común en sus programas: música alegre y desenfadada, que constituye una buena terapia en los convulsos tiempos que vivimos.
Transmitido a más de 90 países, con una audiencia europea estimada en 55 millones de personas, a nuestro país llegará, con la presentación de Martín Llade, a través de la radio y televisión públicas en sus distintas plataformas: La 1, TVE Internacional Europa, Radio Nacional, Radio Clásica, y RTVE Play.
Cuando a las 11:15 horas comience la transmisión, el concierto ya habrá conocido dos eventos previos: la presentación-ensayo general, abierta al público, el día 30 por la mañana a las 11:00 horas, y el llamado Concierto de Víspera de año nuevo, el 31 por la tarde, a las 19:30 horas. Para ambos es posible solicitar la posibilidad de entrar en el sorteo de adquirir localidades, aunque menos caras que para el concierto principal del primero de año. Los interesados en hacerlo para los eventos correspondientes de 2023 podrán solicitarlo a partir del 1 de febrero de 2022.
Este año se sube al podio por tercera vez Daniel Barenboim (lo hizo con anterioridad en 2009 y 2014). Viena vive tiempos víricos complicados, pero el año pasado lo fueron aún más. El concierto del año pasado transcurrió sin público, y es mala casualidad que su director entonces, Riccardo Muti, haya tenido que cancelar varias actuaciones estos días… por una neumonía que por fortuna no está ocasionada por el virus.
Este año, al menos, habrá público, bien que restringido (solo 1.000 asistentes) y con requisitos estrictos de seguridad sanitaria. Los asistentes deberán estar vacunados o haberse recuperado de la infección, y además demostrar una PCR negativa con muestra tomada como máximo en las 48 horas anteriores, además de, naturalmente, portar una mascarilla FFP2. Ciertas localidades han sido anuladas por esta restricción y quienes las hubieran adquirido las podrán disfrutar, virus mediante, el siguiente año.
Tocará, qué duda cabe, digerir las dosis correspondientes de literatura sobre lo nazis que son los filarmónicos, la poca diversidad que hay y algunas otras cosas por el estilo tan predecibles como perfectamente prescindibles. Pero quienes quieran disfrutar del lujo de esta música que no por desenfadada es menos interesante interpretada por una de las mejores orquestas del planeta, a buen seguro lo harán, por mucho que traten de convencerles de lo malo que es hacerlo.
El programa ofrecido por Barenboim seguirá las pautas habituales: 15 obras de los Strauss, Ziehrer y Hellmesberger. La inclusión de estos dos últimos compositores viene siendo bastante habitual en los últimos años. Como de costumbre, también hay sus primicias, seis (indicadas con asterisco) partituras que no han figurado con anterioridad en los programas del Concierto de año nuevo. Creo destacable la inclusión del vals Los noctámbulos de Carl Michael Ziehrer, una pieza curiosa que, aunque titulada como vals, empieza como marcha, se sigue de un coro (¿lo cantarán los filarmónicos? No sería la primera vez que hacen algo así, y de hecho, en 2016, en el concierto dirigido por Mariss Jansons, silbaron a la perfección pasajes del vals Muchachas vienesas op. 388 del mismo autor, en el que el vals propiamente dicho, como en este que escucharemos este año, se hace esperar un poco).
El programa es el siguiente (se incluyen enlaces a interpretaciones de las obras que son primicia):
Primera parte
Josef Strauss – Phönix-Marsch op. 105:
Johann Strauss II – Phönix-Schwingen (Alas de fénix) Vals, op. 125
Josef Strauss – Die Sirene (La sirena). Polca mazurka op. 248:
Josef Hellmesberger (Sohn) – Kleiner Anzeiger (“Pequeño indicador”) Galop op. 4
Johann Strauss II – Morgenblätter (Periódicos matutinos) Vals op. 279
Eduard Strauss – Kleine Chronik (Pequeña crónica) Polca rápida op. 128:
Segunda parte
Johann Strauss II – Obertura de la opereta “Die Fledermaus” (El murciélago)
Johann Strauss II – Champagner-Polka (Polca Champagne). Scherzo musical op. 211
Carl Michael Ziehrer – Nachtschwärmer (Los noctámbulos). Vals op. 466:
Johann Strauss II – Persischer Marsch (Marcha Persa) op. 289
Johann Strauss II – Tausend und eine Nacht (Las mil y una noches). Vals op. 346
Eduard Strauss – Gruss an Prag (Saludos a Praga). Polca francesa op. 144
Josef Hellmesberger (Sohn) – Heinzelmännchen (Duendes) (pieza de carácter):
Josef Strauss – Nymphen-Polka (Polca de las ninfas) op. 50 (Polca francesa)
Josef Strauss – Sphärenklänge (Música de las esferas). Vals op. 235
Según la información de que disponemos, la propina este año será la polca rápida A la caza (Auf der Jagd) op. 373 de Johann Strauss, que interpretó también Mariss Jansons en el evento de 2016, la última vez que dirigió este concierto el llorado maestro letón. Tras esta propina vendrá la tradicional felicitación del año nuevo por parte de Barenboim y los filarmónicos vieneses, seguida del inevitable Danubio azul. Cerrará el evento la nueva (desde que se interpretara por primera vez el año pasado) versión de la Marcha Radetzky, una edición que sustituye a la que se basó en el arreglo de Leopold Weninger del año 1914, en un intento no explícito de ‘desnazificar’ el arreglo de la obra. Digo que ‘no explícito’ dado que la web de la Filarmónica vienesa proporciona algunas explicaciones para justificar la nueva versión pero evita en todo momento cualquier mención al asunto de la filiación nazi de Weninger.
La consabida participación televisiva del ballet de la Staatsoper vienesa, con coreografía de su director, Martin Schläpfer, se centrará en el vals Las mil y una noches, de Johann Strauss hijo, filmado en el Palacio de Schoenbrunn. Habrá otro ballet, este más atípico, dedicado a la polca Las ninfas, de Josef Strauss, filmada en la Escuela Española de Equitación de Viena, en el que los protagonistas serán los hermosos corceles de dicha escuela.
La realización televisiva correrá a cargo, por sexta vez, de Michael Bayer, y la grabación discográfica estará disponible apenas unos días después, como viene siendo habitual.