El Cuarteto Gerhard celebra con gran éxito su décimo aniversario en el Palau
BARCELONA / Palau de la Música Catalana. Cuarteto Gerhard. (Lluís Castán, violín I
Judit Bardolet, violín II, Miquel Jordà, viola, Jesús Miralles, violoncelo) Programa: Robert Gerhard: Cuarteto nº2. Schubert. Cuarteto nº15 D.887. Miércoles 5 de agosto de 2020.
El Cuarteto Gerhard reanudó su actividad concertística tras el confinamiento teniendo como escenario el Palau de la Música Catalana, institución que marcaría de forma decisiva la trayectoria del grupo tras la obtención en 2012 del premio “El Primer Palau”. El concierto celebraba además los diez años de la fundación del cuarteto, y en consecuencia reunía en su programa dos obras de una especial significación para sus miembros. En primer lugar, por supuesto, una página de Robert Gerhard, compositor que da nombre al conjunto y de quien este año conmemoramos el cincuenta aniversario de su fallecimiento. En la segunda parte, el monumental D.887, último cuarteto escrito por Franz Schubert, que los Gerhard han llevado a los estudios de grabación y cuya publicación está prevista para inicios del próximo año.
El concierto llevaba, por lo tanto, el sello inconfundible del Cuarteto Gerhard, cuyas señas de identidad se plasman concierto tras concierto, entre ellas la absoluta atención al detalle particular de los pasajes como medio para alcanzar un fin prefijado de antemano, y donde no hay cabida para la especulación. El trabajo de precisión sonora alcanzado en el complejísimo Cuarteto nº2 de Gerhard –del cual sigue siendo referencia la versión discográfica del Arditti Quartet, publicada hace siete años- dio al público buena cuenta de la absoluta conjunción sonora del cuarteto en una obra de gran abstracción, heredera en buena medida del maestro de Gerhard, el gran Arnold Schoenberg, pero en la cual, no obstante, el compositor catalán imprime un sello personal que ya exploraba en los albores de los años sesenta nuevos caminos en su lenguaje musical. La música fluía como algo indisoluble, el mensaje se presentaba bajo una solidez marmórea y los Gerhard, en definitiva, funcionaban como un solo instrumento, fieles a su premisa de realizar un trabajo en el que todo está preestablecido de antemano.
Por su parte el Cuarteto nº15 de Schubert resultó canónico en cuanto a concepción. Intenso en su Allegro molto moderato inicial, recreando su faceta más lírica en el Andante, haciendo fluir todo el virtuosismo de la primera y tercera sección del Scherzo como contraste al lirismo inherente del Trio central y derrochando vehemencia y apasionamiento en el dramatismo del Allegro final. Un Schubert sólido, convincente, con la intensidad acorde a la profundidad musical propia de la música final del gran genio vienés.
El Cuarteto Gerhard sumó un nuevo triunfo en un Palau que presentó una gran entrada (cumpliendo a rajatabla con todas las premisas de seguridad y distanciamiento establecidas) y al que regresarán el próximo año para completar la integral de los cuartetos que Mozart dedicó a Haydn, conciertos que incluyen en cada programa alguna obra contemporánea o del Siglo XX (premisa innegociable en los programas del Gerhard).
Lluís Trullén