El clarinete de Anthony McGill
HERE WITH YOU – Brahms: Sonatas para clarinete y piano; Weber: Gran dúo concertante; Montgomery: Peace / Anthony McGill, clarinete. Gloria Chien, piano / CEDILLE
AMERICAN STORIES – Obras de Richard Danielpour, James Lee III, Ben Shirley & Valerie Coleman / Anthony McGill, clarinete. Pacifica Quartet / CEDILLE
El clarinete principal de la Filarmónica de Nueva York puede presumir sin demasiado problema de ser el mejor de Estados Unidos. Formó parte durante diez años de la orquesta del Met, tocó para Barack Obama en su toma de posesión, ha encargado numerosas obras para su instrumento y es profesor en Juilliard, donde apoya activamente a estudiantes de orígenes poco representados. En cuanto a lo puramente musical, hay pocos rivales a su altura.
Tenía muchas ganas de escuchar su interpretación de las dos últimas sonatas de Brahms, escritas para clarinete (o viola) y piano. Pese a tratarse de obras de despedida, invitan constantemente a los intérpretes a colorearlas. McGill no defrauda. Con una suavidad aterciopelada y una infinidad de matices de hojas otoñales, el solista consigue captar nuestra atención la atención con cada frase. No hay atisbo de arrogancia en su Brahms. Por el contrario, es suavemente empático y absolutamente humano. La pianista Gloria Chien parece a veces intimidada por las emociones que expone su compañero. El álbum incluye una pieza de Jessie Montgomery, escrita nada más estallar la pandemia de Covid. Se trata de una atónita evocación del trauma en el que entramos en marzo de 2020.
En un segundo álbum, aparecido casi simultáneamente, McGill, aborda, en colaboración con el Cuarteto Pacifica, músicas de otros cuatro compositores estadounidenses. Richard Danielpour firma una suerte de agradable pieza pseudoclásica que en su momento podría haber sido incluida en alguna producción de los estudios Disney. James Lee III hace girar al clarinete en torno a cautivadores lamentos por los pueblos indígenas y su desposesión. Ben Shirley escribe una High Sierra Sonata de imponentes paisajes, mientras que Valerie Coleman evoca en Shotgun Houses la turbulenta vida del boxeador Muhammad Ali.
Todas las piezas son tonales, de fácil escucha, excesivamente literales, intercambiables. Si algo nos dicen de los gustos del intérprete es que disfruta con lo suave. La interpretación es, una vez más, inmaculada. Pero si usted quiere escuchar una verdadera interpretación, quédese con Brahms. No encontrará unas lecturas modernas mejores de sus últimas sonatas.
Norman Lebrecht