El ‘aliento del mundo’ según John Luther Adams
JOHN LUTHER ADAMS:
Sila: the Breath of the World. The Crossing. JACK Quartet. CANTALOUPE
A veces escucho música como servicio público, para que usted no tenga que hacerlo. El compositor estadounidense John Luther Adams tiene una gran reputación por su música de impronta meditativa y ecológicamente descriptiva. Su suite orquestal Become Ocean ganó un premio Pulitzer en 2014 y encabezó las listas de éxitos clásicos durante un par de semanas. La cosa llegó hasta el extremo de que el mundialmente famoso compositor de Nixon in China, John Adams, tuvo que ir por ahí diciendo que él no era el mismo Adams.
He de reconocer que la suite me gustó. Parecía ocupar un espacio vacante entre John Cage y Greta Thunberg. Era agradable y estaba muy bien escrita para gran orquesta, y esperaba con impaciencia lo que John Luther Adams pudiera hacer a continuación.
Pues bien, si esto es todo, he terminado con él. Sila, se nos dice, representa “el viento y el clima, las fuerzas de la naturaleza”. Está escrita para cinco conjuntos de dieciséis músicos “dispersos, rodeando a los oyentes, que son libres de moverse y descubrir sus propios puntos de escucha individuales”. En otras palabras, un happening. En el disco se presenta como un hilo musical que varía en sus dinámicas, aunque sin mucho sabor o puntos de interés detectables. Formalmente no tiene ni principio ni fin. La eternidad, al lado de esto, parecerá corta.
Si lo que que deseo es viento y clima, abriré una ventana. Si, por el contrario, lo que quiero es música, tendré que buscar en otra parte.
Hay en este lanzamiento otra cosa preocupante. Cuatro compositores de moda -Michael Gordon, David Lang, Kenny Savelson y Julia Wolfe- figuran en el disco como productores ejecutivos, en lo que parece una conspiración de los compositores estadounidenses contemporáneos contra el público que los escucha.
Norman Lebrecht