Cómo hacer dinero con conciertos online (tú también puedes)

El violinista checo Pavel Sporcl ha comenzado una serie de conciertos en streaming desde su propia casa.
Aparentemente esta noticia no tiene nada de especial. Pero, a diferencia de la mayoría de las instituciones, que pueden permitirse el lujo de ofrecer gratuitamente sus contenidos online, Pavel necesita cobrar a los espectadores para asegurarse el sustento. Contra todo pronóstico, está teniendo éxito.
En este artículo exclusivo para Slipped Disc, Pavel explica cómo lo ha hecho, y cuánto debe pagar el público:
Por desgracia resulta obvio decir que la actual situación es muy crítica para muchos de nosotros en la industria de la música. En la República Checa, donde vivo, se han cerrado todos los teatros y salas de concierto, y se ha prohibido cualquier concentración de más de diez personas. Todos nosotros hemos perdido muchos conciertos (en este momento yo debería estar tocando seis conciertos en California, y luego regresar a Chequia para formar parte del jurado de un concurso y para ofrecer más conciertos). Quién sabe cuánto tiempo se necesitará para que vuelvan esas oportunidades, y mientras tanto estamos perdiendo dinero. Como sucede en otras industrias, los músicos tenemos que encontrar formas de recuperar algo del dinero que estamos perdiendo. Y mientras que los conciertos en streaming están hoy por hoy muy establecidos, no sucede lo mismo con un músico individual que quiera cobrar por sus conciertos en streaming; pero yo he decidido intentarlo para ver si funciona. Las primeras respuestas, estoy feliz de decirlo, han sido muy prometedoras.
Comencé el pasado viernes con el preestreno de un ensayo y recital público, emitido directamente desde el salón de mi casa. Siempre me he resistido a mostrar públicamente, en vídeo o en fotografías, mi propia casa, pero en las actuales circunstancias, en las que tantos de nosotros nos encontramos literalmente aislados, quería sentirme cerca de los espectadores, y quería que ellos se sintieran cerca de mí y de la música. Mi mujer estuvo de acuerdo y me ayudó a prepararlo todo. No queríamos poner en riesgo a otras personas trayéndolas físicamente a nuestra casa (entre otras cosas, porque convivimos con un pariente de edad) de modo que no pude llamar a otros músicos ni tampoco a un equipo de grabación. Compré un micrófono nuevo para mi teléfono, utilicé una pista de acompañamiento y lo hicimos lo mejor que pudimos.
La experiencia se saldó con gran éxito. Dos mil personas vieron el concierto en directo, y dos días más tarde habíamos obtenido 51.000 visualizaciones y centenares de comentarios entusiastas. Pedí a la gente que me mandasen fotos de ellos mismos viendo el concierto, de modo que también yo pudiera verlos y ver cómo me veían; recibimos una gran cantidad de imágenes de personas que veían el concierto en pijama, algunas otras vestidas como para la ocasión, e incluso una especialmente conmovedora de una niña mostrando el concierto a su abuela en el hospital. Algunos periódicos checos se hicieron eco de ello, y lo que resultó especialmente emocionante fue que muchos de los espectadores preguntaron cómo podían pagar por el concierto.
A menudo se espera que los músicos toquen gratis, pero no estamos en una guerra y todos tenemos que procurarnos el sustento. No sirve de nada quedarse sentado quejándose de lo malo que es el mundo con nosotros; porque tenemos oportunidades, si utilizamos nuestra imaginación y la tecnología que nos rodea. Y, por cierto, un streaming gratuito no es gratuito para el intérprete; se necesita mucho tiempo para producir cualquier tipo de concierto, para elegir y ensayar el repertorio, para disponer las cuestiones logísticas y, como en este caso, para comprar el equipo necesario (para el siguiente voy a comprar un nuevo equipo –utilizré una cámara de vídeo en lugar del teléfono- y recabaré los servicios de un técnico que trabajará en remoto).
Pese a que en ciertas ocasiones las transmisiones gratuitas de conciertos pueden ser de interés para los intérpretes, sigo creyendo que, en general, tanto la música como los músicos se devalúan si se acostumbra al público a acceder gratuitamente. El público entiende que detrás de un concierto hay mucho trabajo invertido, pero –tal como pude comprobar por todos esos mensajes de personas que querían pagar por mi concierto en streaming– también entiende que el hecho de pagar significa que está activamente involucrado. Ayuda a que los conciertos sucedan, y justo ahora siente que es parte de algo especial en esta horrible situación, y que todos estamos en el mismo barco.
De modo que he decidido ofrecer dos conciertos a la semana, el primero este próximo miércoles, y luego cada martes y cada viernes, con un precio individual de alrededor de siete euros. Las entradas se venden a través de mi página web, y estoy feliz de poder decir que, en mi última comprobación ayer (sábado) ya se habían vendido varios cientos de entradas para el primer concierto. Para el siguiente incluiré la Chaconne de Bach, algunos caprichos de Paganini, mi propia composición Kde domov Muj (¿Dónde está mi patria?, variaciones sobre el himno nacional checo).
Tengo planes para realizar conciertos con orquesta y con todo tipo de repertorio, aunque esto suponga un estilo-karaoke con pista de acompañamiento. Y, quién sabe, quizá esta serie experimental ayude a captar nuevos públicos. Pero incluso si no lo hace, espero que sirva como precedente para ayudar a mis colegas músicos y a mí mismo, aportando satisfacción a nuestro público, y a algunos de nosotros.
https://www.facebook.com/pavelsporcl/videos/196756054935030/