COLMENAR DE OREJA / Robert Silla e Il Maniatico: en la senda de Brunetti
Colmenar de Oreja. Teatro Diéguez. 13-4-2024. III Festival Brunetti. Robert Silla e Il Maniatico. Brunetti: Sextetos con oboe.
Con este apetitoso y divertido concierto se ha iniciado este nuevo Festival Brunetti, que trata de recordar y rescatar la figura y la obra de un compositor italiano que se hizo valer en nuestro país; uno de tantos esforzados creadores que llegaron aquí en busca de gloria y fortuna y que recibieron gustosos el apoyo y la protección de nuestra realeza y aristocracia. En los últimos tiempos, gracias a la labor de músicos y musicólogos como Germán Labrador, Raúl Angulo, Gustavo Sánchez, Robert Silla, David Pinteño o Rafael Ruibérriz, el nombre y la obra brunettianos empiezan a estar en el lugar que merecen. Por supuesto, en la localidad madrileña de Colmenar de Oreja, donde el compositor vivió y murió.
El Ayuntamiento de Colmenar y la Comunidad de Madrid han comprendido la importancia de la misión y han decidido proteger esas actividades junto con otras instituciones públicas y privadas (INAEM, CasixaBanc, Fest Clásica…), algo muy loable y que ha dado ocasión, por ejemplo, a que en esta tercera edición se hayan proyectado cuatro conciertos. Damos cuenta aquí del primero de ellos, protagonizado por el conjunto Il Maniatico que dirige el oboísta de la Orquesta Nacional, Robert Silla, y en el que se han programado tres de los Sextetos catalogados del músico, un conjunto de obras que ya fue grabado por el grupo en un álbum de dos CD del sello IBS hace algún tiempo.
Hemos vuelto a comprobar la calidad, el contenido, la textura, las bellas líneas melódicas y contrapuntísticas de estas partituras, de aroma tan mozartiano, salidas de la pluma del compositor muy a finales del siglo XVIII. Desde el Larghetto inicial del Sexteto en Mi bemol mayor L. 275 (según el catálogo de Labrador), de rasgos tan afectuosos, complementado en el mismo movimiento por un Allegro vivace muy rumboso, quedamos prendidos de la habilidad expositiva, de los complejos e inesperados desarrollos sonatísticos y de la variedad de ataques y de respuestas, con el oboe coloreando permanentemente el tejido instrumental.
Al comienzo del Sexteto L. 276 se nos vino a la memoria el inicio de la Sinfonía nº 25 de Mozart. Luego el curso sigue otros derroteros, bastante complejos, con pasajes de evidente dificultad técnica e interpretativa. Sorprendente la música del Sexteto L. 277, iniciado de nuevo con aire mozartiano en un Largo sostenuto y seguido de un Allegro moderato de curioso aire melancólico y con una parte de violonchelo de evidente dificultad. Precioso el Andantino, con frases muy bellas de violín y viola a lo largo de un muy hermoso curso melódico. Magnífico el colofón: un tema con variaciones en el que se lucieron los seis instrumentistas.
Silla evidenció, solo con un pasajero traspiés en el primer sexteto, la calidad y redondez de su sonido, maleable a voluntad, su tan matizado fraseo y la elegancia y soltura en el ascenso a las abundantes notas altas -hasta un Sol sobreagudo-, algo que para un instrumento diecicochesco era casi imposible, lo que revela las exigencias de estos pentagramas brunettianos. Sus compañeros, todos ellos conectados con la Orquesta Nacional, estuvieron a la altura. Sus nombres son: Luis María Suárez y Ane Matxain, violines, Alicia Salas y Martí Varela, violas, y Carla Sanfélix, que tocó en el conjunto ministerial, del que se desgajó hace tiempo.
Concierto muy animado, ilustrativo y gozoso, pues, en el que todo brilló a gran altura con escasas limitaciones y en el que se podaron algunas repeticiones marcadas en las partituras a fin de que todo discurriera de forma fluida. Información proporcionada, como otras muchas, en la didáctica conferencia previa de Raúl Angulo. El no muy numeroso público que asistió al concierto aplaudió con calor. A la espera ahora de las otras tres interesantes sesiones de la muestra en las que destaca la actuación de La Ritirata y la reposición de la zarzuela Jasón.
Arturo Reverter