COLMENAR DE OREJA / El quinteto de cuerda según Brunetti y Boccherini
Colmenar de Oreja. Teatro Diéguez. 27-IV-2024. III Festival Brunetti La Ritirata. Quintetos de Boccherini y Brunetti.
Continúa su curso el III Festival dedicado a Cayetano Brunetti en la localidad madrileña de Colmenar de Oreja, en la que vivió y murió el compositor italiano (1744-1798). En este tercer concierto de la muestra hemos podido degustar dos quintetos de cuerda del músico y tres de su compatriota, igualmente afincado en nuestro país, Luigi Boccherini, un compositor de más reconocido prestigio y más célebre. Pero no le anduvo a la zaga su colega, famoso en su tiempo y casi tan prolífico como él.
En conferencia previa, amena y didáctica, el musicólogo Germán Labrador, autor del catálogo brunettiano, en el que figuran en torno a unas 400 obras –y faltan otras muchas por descubrir y relacionar–, nos explicó muy autorizadamente algunos pormenores de la música de ambos creadores y analizó someramente las cinco obras que figuraban en el programa, tres de ellas escritas para un Quinteto de cuerda compuesto de dos violines, viola y dos violonchelos, otra en la que uno de estos dos instrumentos era sustituido en origen por un contrabajo y un movimiento, Larghetto sostenuto, del Trío nº 1 en Fa mayor de Brunetti para dos violines y chelo.
En el concierto todas las partes escritas en principio para cuarteto de cuerda y un violonchelo se interpretaron siempre con contrabajo (o violone), una transcripción habitual en la época sin desdoro para los pentagramas iniciales; y algo beneficioso para la audición dadas las características acústicas del Teatro Diéguez, en el que el espectro tímbrico más lleno del instrumento más grave procura una densidad y una redondez más interesantes. Procedimiento que, según se nos explicó, era habitual en la época. Tanto en los Quintetos de Boccherini (más de cien) como en los de Brunetti (hasta el momento catalogados sesenta y seis).
El concierto comenzó con el Quinteto en Si bemol mayor G. 337 (1787) de Boccherini, cuyos cinco movimientos se tocaron de seguido. Pudimos ya apreciar el encaje, el equilibrio, la densidad y la transparencia del conjunto, siempre claro de líneas, presidido por el sonido delgado y espirituoso del primer violín, el veterano Hiro Kurosaki, y apoyado en el grave espectro del contrabajo de Ismael Campanero, la aterciopelada tímbrica de la viola de Daniel Lorenzo, el buen encaje del segundo violín de Miriam Hontana y el sombreado tornasolado del chelo de Josetxu Obregón (un Sebastian Klotz de 1740).
A continuación nos deleitamos con el Quinteto III L. 204 (1771), de una esbeltez y donosura muy atractivas, de una ligereza admirable, que fue expuesto de manera diríamos que airosa. Enseguida desembocamos en una de las obras más célebres de Boccherini, la llamada Musica notturna delle strade di Madrid, G. 324 (1780). Sus siete movimientos desfilaron ante el no muy numeroso pero atento público con un fraseo y una acentuación muy convincentes, con la robusta presencia, de acuerdo con la programada transcripción, del contrabajo. La Ritirata –que es el nombre del conjunto actuante– cerró animadamente la recreación.
Nos embaucó luego el Larghetto del Trío L. 21 (1795) de Brunetti, en el que se advierte el poso de la madurez. Todo se mece en un curioso aire de vals a lo largo de una exposición en la que el violonchelo de hace eco de las frases del primer violín. Como cierre, los tres movimientos del Quinteto nº 77, G. 341 de Boccherini (1788), con ese curioso esquema de pregunta-respuesta del primer movimiento, la exhibición de la viola y el protagonismo en el Fandango, castañuelas incluidas, del chelo. Se lució a conciencia Obregón. Y todo empleando las modernas ediciones de Asociación Ars Hispana.
Arturo Reverter