Cocteau y los Seis. ‘Dramatis personae’ (I)
En primer lugar, unas cuantas fechas:
Erik Satie (Alfred Éric Leslie-Satie). Honfleur, 1866; Hospital de San José de París, 1925.
Louis Durey. París, 1888; Saint Tropez, 1979.
Jean Cocteau. Maisons-Laffitte, 1889; Milly-la-Forêt, 1963.
Arthur Honegger. Le Havre, 1892; París, 1955.
Germaine Tailleferre. Parc-Saint-Maure, 1892; París, 1983.
Darius Milhaud. Aix-en-Provence, 1892; Ginebra, 1974.
Francis Poulenc. París, 1899; París, 1963.
Georges Auric. Lodève, 1899; París, 1983.
Según una versión, al primero que habría que considerar es el más joven de todos ellos, Georges Auric, nacido en 1899. Tenía dieciséis años en 1915, y la guerra cumplía un año; fue él quien le dio a conocer a Cocteau la existencia de un tal Erik Satie. Así lo cuenta el propio Auric en el prefacio al libro que acabamos de leer. Pues bien, Cocteau y Satie se conocieron y, en 1917, con Picasso, Massin y Ansermet, estrenaron para la troupe de los Ballets Rusos de Sergei Diáguilev un título que causó sensación y que fue un escándalo, Parade. Todo el mundo quería un escándalo por entonces. No un éxito, pues para entonces ya se sabía que un escándalo era mucho mejor. Recordemos que, contra lo que cuenta Cocteau de la noche del estreno de La consagración de la primavera, otros recuerdan que el empresario no se fue al Bois con sus amigos a recitar a Pushkin lleno de tristeza, sino que dijo “Exactamente, lo que yo quería”. Lo cierto es que a partir del día siguiente de aquella velada de primavera de 1913, el ballet de Stravinsky fue un exitazo rotundo, y pronto lo sería en todas partes. No ha dejado de serlo noventa años después. Transcurridos cuatros años, en plena guerra, Parade fue la pequeña Consagración de Cocteau y Satie.
Hay una versión complementaria a lo de Auric dando a conocer a Satie: Cocteau y Picasso se habían conocido en 1914, en los últimos días de la belle époque, que estaba a punto de terminar en las trincheras, y poco después planearon dar algún golpe importante. Si es así, lo lograron en 1917. Si es así, es normal que Cocteau presuma de haber presentado a Stravinsky y a Picasso, esos dos artistas que a menudo emparejamos de manera natural. ¶
Santiago Martín Bermúdez