Clave Audio: más de 30 años ofreciendo el mejor sonido
Desde estas páginas hemos presentado productos y discutido ideas para disfrutar de la música con el mejor sonido, y el mejor compañero de viaje en esta aventura es una tienda especializada con personas con amplia experiencia en el sector. Es el caso de la madrileña Clave Audio, un perfecto ejemplo de comercio de toda la vida: hablamos con Javier Reig, su alma máter, con quien damos un buen repaso a la situación actual de la Alta Fidelidad y cómo se ha llegado hasta aquí.
Javier, gracias por atendernos y bienvenidos a Scherzo… ¿cómo empezó Clave Audio, y por qué “Clave Audio”?
Pues lo cierto es que empezamos por pura afición a la Alta Fidelidad. Yo había tenido experiencia previa como empresario con Hipersonido, pero en 1992 fundamos Clave Audio con mis socios y nos establecimos en el primer local, en la Calle Caracas. Con el cambio de siglo vinimos a este local en la calle Padilla donde estamos desde entonces. El nombre se nos ocurrió así, y nos gustó porque a la vez representa el sonido, el audio, que es una clave, y permite jugar también con la clave de sol musical, que forma parte de nuestro logotipo.
Y ¿cómo nace la afición al sonido y la música? ¿cómo son sus primeros recuerdos en esto?
Nace en primer lugar con el amor por la música, eso está claro. Pero por mucho que nos guste la música, es imposible ir a todos los conciertos o recitales… así que buscamos cómo acercarnos lo mejor posible a ese ideal musical sin salir de casa. Al principio, mis referencias como cliente o aficionado eran las que suele tener la mayoría: los productos de las clásicas marcas japonesas, alguna nacional… lo que se podía encontrar en los grandes comercios. Poco a poco descubrí que había mucho más, marcas más especializadas, y que había un mundo más allá de las minicadenas o los equipos de componentes separados más comerciales.
En más de treinta años habrán vivido diferentes épocas y tendencias…
Desde luego, pero con la perspectiva que tenemos ahora nos damos cuenta de que el tiempo nos ha dado la razón. Cuando nosotros empezamos, las fuentes digitales, el Disco Compacto, estaba en su cúspide de popularidad y novedades técnicas, pero aun así nosotros nunca dejamos de lado el vinilo y los tocadiscos como fuentes analógicas puras. Tres décadas después resulta que casi nadie tiene interés por los lectores de CD, superados por los reproductores digitales en streaming y las redes, de lo que ya hablaremos. En cambio aumenta cada día el interés por los platos y sus componentes: cápsulas, previos de fono, complementos… Ahora mismo, de cada diez personas que entran en la tienda, diría que siete u ocho preguntan por un plato o algún componente relacionado.
¿Con las válvulas no ha pasado algo parecido?
Sí, aunque las válvulas, igual que los tocadiscos, nunca desaparecieron del todo. Es verdad que algo antes, en los años setenta aproximadamente, cuando los amplificadores de transistores se popularizaron, parecía que lo más importante eran cifras muy altas de potencia y bajas de distorsión en la ficha técnica… No tardó mucho en descubrirse que había más que eso para conseguir buen sonido, y que las válvulas se podían defender. Ahora llevan tiempo ganándose el favor de muchos aficionados, es un recorrido parecido al de los vinilos. Y no es una cuestión de modas o del gusto por lo retro, es que funcionan.
Y mientras pasaba todo esto, llegó el cine en casa…
El cine, sí, pero también los conciertos y óperas. Para muchos aficionados es su forma de disfrutar de la música, hay incluso canales dedicados a vídeos de conciertos, muy buenos. El “boom” del cine en casa llegó poco después de que nos cambiáramos a este local, en el año 2000, y por eso directamente montamos una sala dedicada con proyector. Si antes comentamos que hay una mayoría de clientes que se interesa por los tocadiscos, hace veinte años ocho de cada diez preguntaban por los sistemas de audio-vídeo… Fue un extra notable que llegó a eclipsar un poco el sonido estéreo tradicional, y que luego ha evolucionado por su propio camino. Algo que ha cambiado mucho es que inicialmente la única forma de tener una pantalla grande era usando un proyector, porque no había televisores tan grandes, pero los modernos televisores planos con pantallas que pasan de las 65 pulgadas lo han cambiado todo.
En ese camino evolutivo, lo último en llegar han sido los reproductores de archivos en red y los servicios de música en línea ¿verdad?
Sí, es una gran revolución. Porque con un servicio como Qobuz, que es nuestro favorito, no necesitamos tener una gran colección de discos: tenemos todo al alcance de la mano, o mejor dicho, del dedo, a través de su aplicación. Hay reproductores de todos los precios que ofrecen una excelente calidad de sonido, y que han provocado junto con estos servicios que el CD parece estar pasando a la historia, no ya en segundo sino incluso en tercer plano: por detrás de los reproductores en red, y por detrás del vinilo.
En esta afición hay algunas parcelas diferenciadas: están los equipos de música estéreo (para altavoces o auriculares), aquellos dedicados al audiovídeo (y cine en casa), y las instalaciones domésticas a medida… ¿Qué parte tiene más peso ahora mismo?
El sonido estéreo de toda la vida sigue dominando, pongamos a un 40 por ciento. Lo que sería vídeo (que además de cine en casa son conciertos y óperas, como hemos dicho) podría ser un 30 por ciento, y otro 30 por ciento corresponde a algo que también llegó bastante recientemente: las instalaciones a medida y el sonido multi-habitación. En este sentido colaboramos con decoradores y estudios de arquitectura desde hace tiempo, y participamos encontrando soluciones estéticas a veces sorprendentes desde el punto de vista del sonido. Incluso con equipos tradicionales, no hablamos solo de altavoces empotrables: hemos hecho muchos proyectos en los que una caja tradicional ‘encaja’ en un ambiente mucho mejor que otra.
El establecimiento madrileño es un perfecto ejemplo de especialistas en sonido y alta fidelidad.
Javier, díganos… ¿altavoces o auriculares? ¿Cómo sería su equipo ideal?
Para mí, mejor altavoces que auriculares, porque permiten recrear mejor el sonido en tres dimensiones, la escena sonora. Hablando de porcentajes, los auriculares es verdad que tienen un interés que va en aumento, pero dentro de ese 40 por ciento del grueso del negocio, la música estéreo, diría que el 80 por ciento son sistemas de altavoces y un 20 por ciento personas con más interés en los auriculares. En cuanto a mi equipo ideal… ahora mismo me gustan mucho las cajas Boenicke, las pequeñas o las medianas, y ya sería cuestión de ver qué amplificador (mejor transistores para éstas). La fuente ya la hemos comentado: mejor tocadiscos y streamer o reproductor en red.
Vamos a dar algunos consejos… ¿qué le decimos a quien tiene un equipo tradicional pero no está convencido de su sonido?
Le proponemos que se acerque a la tienda, donde podremos ponerle su música y podrá escucharla tranquilamente sentado en una butaca y en un equipo en condiciones. Seguro que descubrirá cosas, y también las posibilidades de Qobuz, con quienes tenemos muy buena relación porque es un servicio realmente dedicado a aficionados a la música, a melómanos. En Qobuz, además de su catálogo y cómo está organizado, es importante la calidad de sonido que ofrece, más allá del formato CD con archivos de alta resolución, y la posibilidad única de podernos descargar la música si preferimos tener algunas obras guardadas. Al final la “fuente” es muy importante porque dará igual lo que tengamos después, si la fuente de sonido no está a la altura… en los siguientes eslabones de la cadena poca cosa podrá hacerse.
Para terminar… una curiosidad: ¿cuál es su tipo de cliente favorito?
Seguramente sea del mismo tipo que el lector de Scherzo: un melómano que tiene curiosidad, o la necesidad, de conseguir un buen sonido para disfrutar de la música. Los que llegan a esta afición a través de su amor por la música son los mejores, también los más agradecidos después, muy por encima del aficionado que llamamos ‘audiófilo’, que está más obsesionado por la calidad técnica de su equipo y menos por la música que reproduce. Para un melómano saber que puede recrear muy bien lo que escucha en un auditorio, y que este material es una inversión porque dura muchos años, siempre es bueno.
Josep Armengol