Clara y Robert Schumann, escenas de un matrimonio

Ella, Clara Wieck, era uno de los mayores talentos pianísticos de su generación. Él, Robert Schumann, uno de los más geniales compositores de la época romántica. El día después de su boda, Robert regaló a Clara un diario y la reacción de la mujer fue reveladora. Un diario es el refugio de una individualidad, pero Clara decidió compartirlo con el marido. Desde entonces, lo escribieron de forma conjunta, como un contrapunto a dos voces. En este como en otros detalles, se intuye que Robert fue, para Clara, algo más que un alma gemela: representó una especie de doble de sí misma, la otra mitad de un único espíritu (algo muy schumanniano, por otro lado).
Clara no compuso mucho, pero nunca dejó de hacerlo. Sus primeras obras se enmarcan dentro del repertorio que cada virtuoso de la época se fabricaba para uso propio, con el objeto de resaltar ante el público sus cualidades. Piezas brillantes, variaciones, danzas… Pero, desde que conoce a Robert, se abre paso en las composiciones de Clara un concepto “expresivo” de la música, donde el virtuosismo es un medio y no un fin, pero sobre todo donde el mensaje sonoro el vehículo oculto de un diálogo entre dos que sólo los directos interesados, y no los oyentes, pueden descifrar. Un diálogo sin mediación de palabras.
El nombre de Robert asoma por primera vez en el catálogo de la pianista con la Romance variée op. 3, que Clara le dedica en 1833. Robert le responde enseguida con sus Impromptus sobre un tema de Clara Wieck op. 5, del mismo año. El “Allegro” y el “Scherzo” de la Sonata op. 11 de Clara fueron un regalo que ella ofreció a Robert en la Navidad de 1841. En enero del año siguiente, añadió el “Adagio” y el “Rondó”: el primero cita una obra del marido (Schlummerlied op. 124/16), el segundo utiliza la misma melodía que su canción op. 13 nº 2 “Sie liebten sich beide” (Y se amaron el uno al otro). No es la única partitura de Clara relacionada con una canción. Su Segundo Scherzo op. 14, compuesto poco después de su boda y de un ardor plenamente schumanniano, hace referencia a un poema de Rückert: “Llegó en la tormenta y en la lluvia, se apoderó valientemente de mi corazón”.
Los Tres preludios y fugas op. 16 reflejan el amor por el contrapunto que Clara compartió con el marido, el cual compuso ese mismo año (1845) las Fugas op. 72. Las Variaciones opus 20 están construidas sobre un tema de Robert y algunos han querido ver en este gesto una muestra de cariño y de apoyo por parte de Clara en un momento (1853) en que los fantasmas empezaban a adueñarse de la mente del marido. La mañana del 27 de febrero de 1854, Schumann intentó suicidarse arrojándose al Rin para huir de sus demonios.
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