Cine en casa: ideas musicales

Montar un buen equipo de cine en casa no tiene por qué ser incompatible con su rendimiento musical; al contrario, puede ofrecer ventajas

En alguna ocasión hemos comentado en esta sección acerca de los equipos de sonido para cine en casa, y en las fechas navideñas suele ser un momento para invertir en algo así, para acompañar a un nuevo televisor (o no). Podemos distinguir, a grandes rasgos, tres tipos de sistemas de ese tipo: por un lado, los home cinema todo-en-uno económicos, que (afortunadamente) van desapareciendo. La propuesta de que venga en la misma caja un conjunto de (muy) compactos altavoces y un cajón de graves con sus cables parece atractiva… hasta que se escucha o se le exige mínimamente: no cumplen.

El siguiente escalón está en las barras de sonido, que a partir de cierto nivel van acompañadas también de un cajón de graves. Montando la barra junto al televisor, en la pared frontal, podremos colocar el subwoofer con bastante libertad y, eventualmente, algún altavoz de efectos, incluso para mejorar la tridimensionalidad del sonido. Aquí ya aparecen algunas soluciones aceptables, sobre todo para uso en películas o series, y que en estas páginas hemos tratado alguna vez. Mientras la imagen acompaña, hay barras que consiguen meternos en la acción, y con música pueden sonar aceptablemente bien, como compromiso de mínima intrusión estética.

El salto llega con la tercera posibilidad: un sistema montado a base de elementos independientes. Los altavoces no lo serán tanto (independientes), pues, si se compran a la vez, suele ser buena idea que sean del mismo fabricante, con modelos dedicados a cada posición (principales, central, efectos y subwoofer). Los que sí conviene tener parecidos o ‘hermanados’ son los tres frontales (izquierdo, central y derecho) para mantener una tímbrica coherente. En ese caso, podremos ser menos exigentes (sobre todo, pensando en el uso con música) con los de efectos. El cajón de graves va por su cuenta, pero interesará un modelo ‘musical’, es decir, capaz de ser rápido y con una respuesta lineal.

El otro elemento de ese sistema avanzado será el amplificador o ‘receptor’, que además de esa función será el cerebro central del equipo. Además de centralizar las conexiones, permitirá un buen ajuste de los altavoces y de la acústica de la sala, y a poco que ‘trabajemos’ en ello nos recompensará con un sonido espectacular en vídeo, pero también con música de primera clase. Disfrutar de un concierto bien grabado, entonces, podrá ser memorable. ¶

Si empezamos repasando la oferta del mercado de amplificadores-receptores, el ‘núcleo’ del equipo, conviene antes de nada subrayar el problema que muchas marcas tienen de suministro (no son nada ajenas al problema logístico mundial). Yamaha es reconocida por el buen resultado con sonido para acompañar al vídeo, pero también con música funcionan muy bien: de su nueva gama, hay que destacar el RX-A2A (999 euros) como entrada o el más potente RX-A6A (2.599 euros). Denon y Marantz comparten tecnología, manteniendo algún matiz cada marca, y podemos destacar el Denon AVC-X3700H (1.199 euros) y los excelentes Marantz SR8015 (3.299 euros) y Denon AVC-X8500HA (4.299 euros) para sistemas de alto nivel. En cuanto a altavoces, encontraremos buenos conjuntos de cajas en marcas como Polk Audio, Bowers&Wilkins, Dali, Klipsch o Wharfedale entre otras: habrá que centrarse en qué gama (por precio según nuestro presupuesto), y dar preferencia a las cajas principales (izquierda, derecha y central) junto con el cajón de graves, que serán las que ‘mandarán’ a la hora de la verdad —y más cuando, escuchemos música—, sobre las demás (efectos). ¶
(Nota: los precios son PVP recomendado en la fecha de la publicación, diciembre de 2021)

Josep Armengol

(Artículo publicado en el nº 379 de SCHERZO, de diciembre de 2021)