Cinco formas de construir el tiempo
OUT OF THE PLAYGROUND:
Obras de Smørdal, Zach/Rombolà, Terranova y Marhaug. Alessandra Rombolà, flautas. SOFA MUSIC (1 CD)
Tras un estupendo lanzamiento en el sello Stradivarius dedicado a las obras para/con flauta del venerable György Kurtág, la flautista italiana Alessandra Rombolà [en la foto] nos ofrece ahora en la discográfica noruega SOFA una selección de partituras que se adentran en los más insospechados resquicios y matices de su familia de instrumentos, expandiendo considerablemente las fronteras tímbricas de la flauta y construyendo, por medio de la electrónica en varias de estas piezas, una arquitectura de resonancias y estructuras polirrítmicas digna de mención; como lo son igualmente, adelantémoslo ya, las impresionantes lecturas de Alessandra Rombolà y unas tomas de sonido tan cuidadas y pensadas para cada estructura acústica como es marca de la casa en un sello, SOFA MUSIC, con una dilatada trayectoria en el campo de la improvisación.
Nuestra entrada a este universo polimórfico y de tan insospechadas texturas se produce con Répétition II (2021), obra del compositor y guitarrista noruego Jan Martin Smørdal, creador muy vinculado al jazz, si bien en Répétition II lo que de los Estados Unidos parece llegarle es una suerte de post-minimalismo dado varias vueltas de tuerca en una obra que, a través de la constante repetición en variación de un motivo arpegiado, trabaja de forma obsesiva nuestra percepción del tiempo y las distancias, cual si la flauta de Alessandra Rombolà se convirtiese en una tuneladora acústica que perfora y abre dimensiones alrededor de la escucha.
Ello es debido al uso de un addcoder diseñado por el propio Smørdal y desarrollado en el Norwegian Centre for Art and Technology: sistema de grabación, manipulación y reproducción en dos canales del sonido original que permite a Rombolà interactuar con lo emanado desde la electrónica a modo de diálogo con toda una escultura sonora, confiriendo nuevos perfiles, colores y texturas al entramado electroacústico. De este modo, a mayores de esa suerte de arpegio que va horadando tiempos y espacios, se suma un línea aguda, más cercana al aire, que activa una flauta que, como un rumor del tiempo, se va escapando desde unas profundidades armónicas progresivamente desveladas por el addcoder, lo que refuerza ese diálogo de estratos, en un proceso de ida y vuelta que conquista nuevos territorios acústicos y planos temporales.
La asegunda propuesta del disco viene de la mano del también noruego Ingar Zach (compositor, percusionista e improvisador de reconocido prestigio, así como fundador del sello SOFA) y de la propia Alessandra Rombolà, que en The Ring (2018) construyen, mano a mano, una pieza electroacústica embebida del concepto oriental de lo temporal. Es por ello que los ataques de aire sin tono, los ecos del viento, así como la rugosidad arcaica y primigenia del shakuhachi japonés se asoman a The Ring, para estructurar circularidades en las que flauta baja, piccolo y una serie de flautas pregrabadas expanden dicha circularidad por medio de auras que enmarcan esas espirales de tiempo en un paisaje que, progresivamente, deviene estático.
The Ring conforma, de este modo, lo que parece todo un viaje iniciático en pos de conocer nuevas formas de dilatar el tiempo y trascender las urgencias de nuestra cotidianeidad, progresivamente trascendidas a medida que avanzan los poco más de 9 minutos que dura la obra. Esa sublimación se produce al integrar, en lo que pareciera un solo instrumento, a las tres fuentes acústico-electrónicas principales de la obra; de modo que, aunque el piccolo emerja con voz propia en el tramo final de The Ring, traspasado su ecuador a lo que nos abismamos es a una suerte de textura en la que el propio tiempo se ha volatilizado como estructura occidentalmente lineal: convertido aquí en una masa plasmática sin principio ni fin, intemporalidad que tanto presenta ecos de la pintura de Mark Rothko como de las nieblas escandinavas, que como una bella suspensión brillan integrando los distintos brotes de tiempo que cada uno de nosotros conformamos: fusión de individualidades y globalidad a través de toda una respiración compartida en la flauta; una idea que bebe, asimismo, del pensamiento de Toshio Hosokawa, compositor que sobre este instrumento afirmaba en su día: «Para mí, la flauta es el instrumento que puede realizar de forma más profunda mi ideal musical. La flauta puede producir un sonido por medio de la respiración, y puede ser un vehículo por medio del cual la respiración transmita el poder vital del sonido».
En la tercera pista de su compacto, Alessandra Rombolà ha emplazado Répétition (2021), primera parte del díptico de Jan Martin Smørdal con el que se abría este disco. Si Répétition II incidía en lo arpegiado y en lo mecánico, con su inmisericorde tuneladora de tiempos y espacios, Répétition parece dar rienda suelta a ese sonido agudo que, a medida que Répétition II avanzaba, se iba liberando desde la gruta del tiempo, de forma que ahora se convierte, ya en ecos de los pájaros escandinavos, ya en rumores de un viento en proceso de congelación: todo un paisaje aviar en el que la flauta vuelve a dialogar con el addcoder, densificándose y ganando peso al superar el ecuador de Répétition, por lo que el contraste entre los extremos texturales del instrumento se hace explícito, uniendo un ronco grave a unos armónicos en el registro agudo en los que se desdoblan, varían y multiplican lo que parecen dichos vientos silbantes. Como en Répétition II (haciendo bueno el título de la obra), hay una presencia continua de lo repetitivo, pero de forma más libre y variada en esta primera parte, de modo que la escultura sonora conformada por flauta y electrónica resulta más ecléctica, aumentando el abanico de evocaciones, siempre con la naturaleza en un primer plano, así como con las lecturas filosóficas existencialistas tan habituales en el arte escandinavo, ya sea en Henrik Ibsen, en Jean Sibelius, Edvard Munch, Ingmar Bergman, Kaija Saariaho, etc.
Nacida en Udine, de Daniela Terranova escuchamos Breathing rust and clouths (2019), página para flauta sola que vuelve a convocar las imágenes de la naturaleza unidas a una potente rugosidad en la flauta, mostrándose la compositora italiana no sólo una dignísima alumna de Beat Furrer, sino de la gran creación para flauta habida en la Italia de la segunda mitad del siglo XX, con Bruno Maderna, Luigi Nono y Salvatore Sciarrino en primer plano. De Sciarrino, un compositor tan influyente en Beat Furrer, bebe Terranova no pocas ideas para construir una partitura de altísima calidad que no cesa, como las anteriores, de evolucionar y conquistar nuevos planos tímbricos y texturales, así como exigiendo a la intérprete un trabajo de un virtuosismo y un dominio del instrumento acongojantes, pues las dificultades de Breathing rust and clouths son (como en las piezas de Nono y Sciarrino) de impresión.
Atendiendo al título de la partitura, los dos elementos que aquí se respiran vienen dados por materiales, por un lado, ruidistas (los más cercanos al óxido), con sus percusiones, aire sin tono, flatterzunge, etc.; y, por otro, más armónicamente referenciados (el paisaje de las nubes), aunque éstas disten de evocar un paisajismo ni Romántico ni en absoluto nórdico, siendo, más bien, cumulonimbos que descargan rayos y violencia; más propias, por tanto, de una tormenta meridional en Italia. Como en el caso de Salvatore Sciarrino, la flauta de Daniela Terranova tiene mucho de experiencia orgánica, de fisiología explicitada en susurros al tubo del instrumento, armónicos resplandecientes y pálpitos que evocan los rumores del cuerpo, así como una suerte de oscura dramaturgia con una calidad compositiva que, en cuanto a recursos técnicos y dominio del lenguaje actual, hacen de Breathing rust and clouths la pieza, quizás, más lograda del compacto.
Cierra el disco otro compositor noruego, Lasse Marhaug: perfecto representante de la potente hibridación que en Escandinavia se ha dado, a lo largo de las últimas décadas (desde que en 1977 Magnus Lindberg, Kaija Saariaho y Esa-Pekka Salonen, entre otros, fundasen el colectivo Korvat auki), entre música noise, rock, jazz progresivo, improvisación, lo que diríamos música de creación actual y videocreación.
Mucho de esto último hay en Our Forbidden Land (2022), una pieza extremadamente visual, nueva muestra del paisajismo nórdico y de su tendencia a una densificación estática de los materiales musicales. El propio Lasse Marhaug reconoce en las notas de esta edición su escaso conocimiento de la flauta, a nivel técnico, antes de trabajar con Alessandra Rombolà, de forma que Our Forbidden Land se convierte en todo un despliegue de las inagotables posibilidades y recursos de la flautista italiana, a partir de cuyos materiales Marhaug construye este paisaje electrónico en constante cambio de texturas, auras y densidades. A que dicho paisaje se expanda y adquiera perfiles propios contribuye el hecho de que en Our Forbidden Land los materiales vienen dados por el más amplio orgánico instrumental recogido en este disco, con hasta cuatro flautas, que van del piccolo a la flauta baja, además de un prolijo dispositivo electrónico: el que nos hace recorrer los que parecen sucesivos estadios en un mundo inicialmente pre-humano, hasta que la aparición del habla, primero; y de la música, después, van poblando ese paisaje primigenio de secuencias rítmicas, alturas, bosquejos del lenguaje y todo un juego de signos y señales que coexisten junto con lo que vuelven a parecer cantos aviares en diferentes combinaciones, convocando el recuerdo de Einojuhani Rautavaara y sus paisajes con pájaros en un marco de nieblas albares.
A dar sentido, cuerpo y unas sonoridades inauditas a las flautas contribuye una espléndida Alessandra Rombolà, que se vuelve a mostrar como una intérprete ya no sólo de una solidez asombrosa a nivel técnico, sino de una inventiva artística que parece sin límites, uniendo aquí en sus instrumentos el norte y el sur de Europa por medio de sus paisajes y de sus tan particulares vivencias del tiempo.
Por lo que a las tomas de sonido se refiere, éstas son extraordinarias, ya no sólo por el habitual cuidado que en ello pone el sello SOFA, sino por tratarse, en la mayor parte de los casos, de producciones electroacústicas que, por tanto, provienen de los másteres originales, deparando una impactante imagen de carácter tridimensional, a pesar de que aquí se presenten en estéreo. Por lo que a la edición del disco se refiere, SOFA la presenta en formato digipak, con completos datos de las grabaciones (efectuadas en Italia y Noruega, en 2022), además de con unas mínimas notas para presentar cada una de las cinco piezas aquí reunidas.
Paco Yáñez