Cecilia Gasdia: “En la Arena de Verona cada función es un estreno”
Natural de Verona, Cecilia Gasdia hizo en los años 70 sus pinitos en la Arena, primero como figurante y luego como integrante del coro. A principios de los 80, cantó ahí sus primeros papeles como solista, un trampolín desde el que desarrollaría luego una brillante carrera internacional como soprano. Pero el reclamo de la Arena era irresistible y, una vez finalizada su trayectoria lírica, regresó al anfiteatro de su ciudad en 2018, esta vez como superintendente, en uno de los momentos más negros del coliseo veronés tanto en el aspecto económico como artístico. Con esfuerzo y tesón, Gasdia ha logrado en pocos años reflotar el barco pese a las sacudidas de la pandemia. Con la 99ª edición del Festival Arena de Verona ya en marcha, Gasdia habla con SCHERZO de los planes inmediatos y futuros de la institución que dirige.
Es la primera edición postpandemia, donde se vuelve a recuperar la magnificencia escenográfica de la Arena. Pero quisiera empezar por el pasado reciente. ¿Qué recuerdos guarda de la época de la pandemia y qué enseñanzas se pueden sacar de aquella experiencia?
Ahora que la emergencia ha pasado, olvidamos enseguida lo ocurrido y no debería ser así. Ha sido un periodo muy difícil, pero con lados positivos. Como responsable de la Arena, aquella experiencia me ha enseñado a no dar nada por sentado, a agilizar las ideas y los procedimientos. Hemos entendido que las cosas se pueden hacer en tiempos y modos más rápidos. La pandemia nos ha obligado a inventar continuamente cosas nuevas y a buscar con gran velocidad soluciones de todo tipo.
¿Qué hicieron en marzo de 2020, cuando se decretó el cierre total?
Faltaban dos meses para el comienzo de la temporada. Todas las entradas estaban vendidas desde el año anterior y la construcción del escenario estaba a medio hacer. Era imposible prever lo que ocurriría unos meses después, así que a principios de mayo decidimos trasladar la temporada de 2020 a 2021, pero al mismo tiempo inventamos un proyecto alternativo para no dejar huérfana a la ciudad. Preparamos una programación alternativa con una serie de once conciertos, ubicando el escenario en el centro del anfiteatro y sentando al público en las gradas. Fue la oportunidad para proponer cosas que en la Arena nunca se habían escuchado como Gianni Schicchi, las Cuatro estaciones de Vivaldi o el Requiem de Mozart.
¿Y la edición de 2021?
Fue aún peor. La segunda ola nos devolvió a la misma situación. Decidimos en aquel momento no cancelar la temporada y adaptarla al contexto sanitario. Mantuvimos todos los títulos y los repartos vocales, pero hicimos cambios en las puestas en escena. Así surgió la idea de poner una enorme pantalla led wall de 400 metros cuadrados en alta definición para trasmitir imágenes que sustituyesen las grandes escenografías. En cada título, colaboramos con un importante museo italiano que nos proporcionaba las imágenes. En el caso de Aida, por ejemplo, fue el Museo Egipcio de Turín.
Cuatro de los cinco títulos programados este año (Carmen, Aida, Turandot, Traviata) son producciones firmadas por Franco Zeffirelli. Es casi un tributo al gran director de escena italiano.
Sí. Y en el caso de Carmen hemos realizado un trabajo filológico añadido. Carmen fue en 1995 la primera puesta en escena de Zeffirelli para la Arena (yo, en aquella ocasión, era Micaela). Desde entonces, a lo largo de 28 años, Zeffirelli hizo diversos cambios que configuraron casi una segunda versión. Nosotros hemos intentado unir lo mejor de las dos puestas en escena y, consultando con sus antiguos colaboradores, hemos añadido ciertos detalles que Zeffirelli tenía pensados, pero no pudo realizar.
Llega a la Arena como superintendente en 2018 cuando la institución vive sus horas más bajas y en poco tiempo logra revertir la situación. ¿Cuáles eran los problemas de la Arena?
Cuando llego en enero de 2018, el teatro llevaba tres años con un comisario estatal al frente debido a su delicada situación económica. Los trabajadores estaban en paro técnico y la compañía de danza había sido disuelta para reducir gastos y acceder así al plano de saneamiento público. Desde el primer año he logrado números positivos, aunque el problema era sanear el patrimonio negativo y, si todo marcha bien, desde el próximo año esta fundación ya no tendrá deudas. Estará totalmente saneada. En cuanto a la pregunta, creo que entre 2008 y 2018 la calidad artística de los espectáculos de la Arena había ido decayendo. Hablo de cantantes, de directores de orquesta y también de puestas en escena no bellas. Todos estos factores juntos contribuían a que cada vez hubiese menos público, y un teatro como la Arena de Verona no puede sostenerse sin público.
¿Cuáles han sido las principales directrices de su trabajo?
Una de mis prioridades ha sido traer a todos aquellos artistas que en mi opinión tenían que estar. Antes, la Arena de Verona estaba considerada como la Scala del verano. Todos querían cantar aquí. Pero esto se había perdido y los grandes cantantes ya no venían. A lo largo de mi carrera he tenido buenas relaciones con todos y he logrado convencer a muchos. En 2019, conseguí que debutara Anna Netrebko y hemos traído de nuevo grandes nombres de la lírica, aunque también contamos con un 30 por ciento de cantantes jóvenes. Es un motivo de orgullo para mí que algunos cantantes casi desconocidos hayan empezado su carrera aquí en la Arena. A mí me dieron mucha confianza cuando era joven y quiero hacer lo mismo ahora. Con la pandemia de 2020 la primera persona que me llamó fue Netrebko. Ese año todos los que vinieron lo hicieron prácticamente gratis para sostener la Arena. En 2021 fueron Plácido Domingo y Leo Nucci, todos nos han echado una mano. El año pasado también volvió Riccardo Muti tras 41 años de ausencia.
¿Qué elementos de novedad quiere destacar en esta edición de 2022 que ya está en marcha?
El debut en Verona de Elina Garanca como Carmen, pero también los de Ludovic Tézier y Clémentine Margaine. Mi principio es que en la Arena cada función es un estreno, por lo que no hay primeros y segundos repartos. Todos los repartos deben tener la mejor calidad posible y al mismo tiempo dar la posibilidad a los jóvenes de cantar.
¿Cuáles son sus objetivos como superintendente de la Arena? ¿Tiene algún sueño?
Mi propósito es devolver la Arena a una condición económica óptima y tener cada vez más público. En el aspecto técnico, tengo un gran proyecto para rehacer la platea, modernizar el escenario y conseguir a través de las nuevas tecnologías unos montajes más modernos, siempre manteniendo como seña de identidad la grandiosidad. Otro de mis principales objetivos es la temporada del centenario, la del próximo año: quiero que quede en el recuerdo de todos. Será una edición muy larga, que empezará el 16 de junio y terminará el 9 de septiembre. Puedo adelantar que habrá ocho óperas en lugar de cinco, y juntaremos los títulos más representados en la historia de la Arena. También me gustaría reintroducir el cuerpo de baile en nuestra fundación: quizá sea este mi sueño.
Stefano Russomanno
(Entrevista publicada en el nº 386 de SCHERZO, de julio de 2022)