BRAGANZA / La OSPA conquista al público en el arranque del ‘Bragança ClassicFest’
Braganza. Teatro Municipal. 29-IX-2023. Orquestra Sinfónica del Principado de Asturias. Esther Hoppe, violino. Nuno Coelho, dirección. Obras de Mozart y Beethoven.
La tercera edición del Festival internacional de música Bragança ClassicFest arrancó el pasado 29 de septiembre (y se prolongará hasta el 7 de octubre) en Braganza, excepcional ciudad patrimonial del noreste de Portugal, cerca de la frontera española. El director artístico Filipe Pinto-Ribeiro tiene más ganas que nunca de combinar magníficos lugares históricos con programas musicales de primer orden. Grandes solistas y conjuntos instrumentales subirán al escenario, entre ellos el violonchelista Christian Poltera, la soprano Julia Muzychenko, la violinista Esther Hoppe y la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA).
Y fueron estos dos últimos los que se reunieron en el concierto inaugural, celebrado en el Teatro Municipal de la ciudad, a dos pasos de su casco histórico. Fue un maravilloso encuentro entre la violinista suiza, ganadora de prestigiosos concursos internacionales y que toca un Stradivarius de 1722, y la orquesta española, con sede en Oviedo y dirigida aquí por su director musical, el portugués Nuno Coelho.
La velada empezó con la interpretación del Concierto para violín nº 3 de Mozart, que la joven violinista tocó con elegancia y clasicismo, sin forzar nunca la emisión ni embrutecer el fraseo. El sonido es cálido y sensual, y el ligero vibrato muy expresivo. El primer movimiento sonó muy natural y evidente, con una cadencia muy intensa, y el “Adagio” fue poético. En cuanto al “Rondó” final, técnica y estilísticamente irreprochable, impresionó sobre todo por la espontaneidad y vehemencia de Hoppe.
A continuación, la célebre y esperada Sinfonía nº 5 de Beethoven ocupó la segunda parte. Abriendo con el omnipresente tema del Destino, rudamente declinado sin rallentando, el “Allegro con brio” impresionó por su energía canalizada en una bella progresión de contrastes, con un fraseo agudo, todo en relieve, acentos entrecortados y ataques amargos y decisivos, protagonizados por trompas, oboes, cuerdas (y en especial unos excelentes contrabajos). En el “Andante”, la ardiente interpretación del joven y talentoso director lusitano Nuno Coelho no decayó, gracias en particular a las cuerdas graves (violas, violonchelos, contrabajos) y a los bellos contracantos de las maderas. El “Allegro” siguiente, suspendido durante un tiempo por una espera interrogativa bien organizada, dejó pronto estallar su energía en un gran crescendo magníficamente controlado que anunciaba el “Allegro” final, victorioso, rebosante de luz (los metales…) -y que algunos han querido comparar con el final de Fidelio, que le es contemporáneo, ciertamente procedente de la misma vena heroica.
La falange asturiana recibió un torrente de aplausos, muy merecidos, de un público tan conquistado que se puso en pie como una sola persona ¡desde los últimos compases! Ante tanto entusiasmo, la orquesta española ofreció como propina la Danza ritual del fuego, de Manuel de Falla.
Emmanuel Andrieu
(foto: Rita Carmo)