BOGOTÁ / Densidad y luminosidad sonora de la ONE
Bogotá. Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo. 31-VIII-2024. Orquesta Nacional de España. Director: David Afkham. Juan Floristán, piano. Obras de J. L. Turina, Falla, Debussy, Prokofiev, Giménez.
El público bogotano brindó una ovación de pie a la Orquesta Sinfónica Nacional de España y a su director David Afkham, luego de la interpretación de la Sinfonía nº 5 en si bemol mayor, Op. 100 de Sergei Prokofiev. La versión del director alemán sobresalió por su gran volumen y densidad en el desarrollo de sus cuatro movimientos con una narrativa dinámica a lo largo de la partitura del compositor ruso. En esta edición, al finalizar cada uno de los movimientos, la audiencia aplaudió el trabajo de los miembros de la agrupación. Para los más puristas esto es un pecado, pero esta actitud positiva permite un encuentro entre los asistentes y los músicos.
Antes de analizar el desarrollo de la Quinta sinfonía de Prokofiev, voy a relatar una anécdota de un asistente del público durante el receso. El señor estaba triste debido a la falta de repertorio español en el programa, a excepción de la obra de Manuel de Falla y le hubiese gustado obras más propias de estas tierras. Esto hizo pensar a este comentarista lo siguiente: si bien el nacionalismo es parte de la identidad musical de este país y sus comunidades autónomas, las orquestas sinfónicas no solo se nutren de la marca de origen, sino también tienen un amplio repertorio de compositores de diversos lugares del mundo, como le sucede a la ONE.
Volviendo al concierto, la dimensión sonora estuvo entre las virtudes de la versión de la sinfonía de Prokofiev y es de admirar a la ONE la respuesta tan poderosa a lo largo de los movimientos. Sin embargo, el volumen deja siempre de lado los detalles instrumentales de la obra y por ello, la densidad orquestal sobresalió en el inicio de la primera parte, el Andante. En este instante, Afkham logró un potente final. Es de destacar la gran conjunción de la sección de cuerdas donde la elegancia y la textura lograron un excelente sonido en el desarrollo temático de la melodía de este fragmento.
El tercer movimiento, el Adagio también logró su cometido y a lo largo de este apartado se sintió una claridad en la exposición temática de la Sinfonía n° 5 de Prokofiev. En cuanto al final, el Allegro giocoso estuvo más bien un poco serio, aún así, Afkham dibujó una buena textura orquestal con un fino colorido instrumental. En este sentido, la ONE demostró un minucioso y cuidadoso trabajo donde se amalgamaron los planteamientos musicales del compositor ruso, con su peculiar perspectiva estructuralista armónica de la época del totalitarismo soviético.
La primera obra presentada en el programa fue Fantasía sobre una Fantasía de Alonso de Mudarra de José Luis Turina. Este tipo de composiciones intertextuales, inspiradas en otros compositores hace recordar mucho a los creadores barrocos que tomaban libremente melodías y hacían nuevas páginas sobre una línea melódica. El autor toma el contexto histórico renacentista de Mudarra y recuerda en su inicio a los rabeles de los trovadores con un juego armónico uniendo el primer y el segundo violín, además los acompaña la primera la viola. Este momento estuvo muy interesante. Además, plantea a lo largo de la partitura el juego del ricercare, donde la búsqueda y los opuestos de las sonoridades, de este modo, se escuchan rupturas en la armonía en la partitura con lo cromático tradicional.
Dentro del concierto también se presentó la obra Noches en los jardines de España de Manuel de Falla con el pianista Juan Floristán. La presencia de reminiscencias andaluzas hace de esta partitura una composición única como peculiar para el teclado, debido a la relación entre sonoridades acuáticas, luminosidades orquestales y evocaciones nostálgicas. La dirección de David Afkham estuvo muy acertada y logró un sonido diáfano de la ONE y el volumen de la agrupación no sobrepasó las delicadas notas del instrumento. La interpretación de Floristán estuvo genial debido a la combinación de la elegancia del manejo de la obra, así como la técnica del piano logró un sonido claro, transparente y cristalino. No se puede exagerar al decir música acuática con las evocaciones propias de la noche como está descrito en el título de la obra. El último movimiento, “En los jardines de la Sierra de Córdoba”, el intérprete, la orquesta y el director realizaron un excelente trabajo de conjunción, donde la armonía de la partitura de Falla se recreó con toda la visión luminosa e impresionista aunado con el carácter español.
Como colofón a este concierto, el pianista brindó como propina el Preludio nº 8 “La niña de los cabellos de lino” de Claude Debussy. En este fragmento, Floristán logró desarrollar una línea etérea con el piano y con el manejo de su técnica logró un sonido muy ligero, de acuerdo con este compositor impresionista francés. Todo terminó de una manera poética. Sin embargo, este momento se difuminó cuando sonó un celular, perdón móvil. Esa manía de llevar el teléfono a todas partes y vivir hiperconectado a las redes sociales.
David Ofkham y la Orquesta Nacional de España concluyeron este extraordinario concierto con dos propinas, las mismas de la primera noche de sus dos presentaciones en Bogotá. Estas fueron la Danza española nº 1 de La vida breve de Manuel de Falla y el intermedio de La boda de Luis Alonso de Gerónimo Giménez. En estos fragmentos los miembros del conjunto fueron los líderes de estas populares piezas de la tradición hispánica.
Ricardo Visbal Sierra
(fotos: Juan Diego Castillo)