Ha muerto Ole Schmidt
Nos hemos enterado tarde, como tantas veces últimamente, de la muerte de Ole Schmidt. A los 81 años, el director noruego que nos reveló como muy pocos la música de Grieg o de Nielsen nos ha dejado un poco huérfanos. Porque es lo que pasa con esas figuras que trascienden su papel, quizá precisamente porque lo asumen con naturalidad. Las rarezas de Grieg nos hacían pensar en manos de Schmidt cuánta música quedaba por descubrir tras la más trillada de su compatriota. Y su Nielsen era directo y progresivo, nunca hiperrrefinado pues prefería extraer de él esa mezcla apasionante de modernidad y cierto aire rústico que lo caracteriza como un compositor único. Schmidt anduco alguna vez por España. Yo le ví con la Orquesta Sinfónica de la RTVE, no recuerdo el programa, seguramente dedicado a su música favorita entre la que estaba también -lo olvidaba- Sibelius. Cómo no. Hay -o había- grabaciónes suyas, magníficas, de la Segunda y la Quinta -hablo de memoria porque me coge la noticia sin poder consultar nada pero no quiero que nos quedemos sin recordar a quien fue serio y competente maestro. Y compositor, como Kletzki o como Dorati, otros dos bien grandes. El también lo fue.