El escándalo del millón de dólares
Un poco de escándalo ya ha causado lo del millón de dólares que le ha caído en suerte a Riccardo Muti con el premio de la Fundación Birgit Nilsson. Hay que partir de la base, queridos amigos, de que cada cual hace con su dinero lo que le parece y se lo da a quien quiere, en el suponer de que quiera dárselo a alguien. Y en esos gustos diferentes se incluye quien prefiera premiar a la excelencia –o a lo que tiene por tal- y asegurarse una cobertura mediática mayor que si le da una beca –o una decena- a algún o algunos jovenzuelos bien dotados para el futuro que, por lo demás, abundan por ahí con muchas posibilidades de quedarse en nada. Por tanto, fin de la discusión en lo que respecta a este asunto, a no ser queramos aplicarle un baremo moral que seguramente no es con el que nos medimos ni ustedes ni yo todos los días. Nuestra querida y admirada colega del Washington Post, Anne Midgette, se refería a ello en su última columna de su sección The Classical Beat, por cierto, copiándole el título –Semiconductors?– a un capítulo del libro que nos reveló cómo las gastaba Norman Lebrecht: El mito del maestro. No creo que Muti llegue a tal ni que probablemnte le importe demasiado. Con un millón de dólares todo duele un poco menos, incluido el golpe y la operación posterior que se llevó en Chicago. Aquí está el “Va pensiero” ya histórico de su reciente Nabucco en Roma.