BILBAO / Cielo sin brumas
Bilbao. Sociedad Filarmónica. 14-X-2020. Dmytro Choni, piano. Obras de Beethoven, Schumann, Scriabin, Debussy y Rachmaninov.
En un momento en el que los concursos internacionales parecen haberse convertido en fábricas de pianistas ultratécnicos acordes a los rapidísimos tiempos que vivimos, como si tocar el piano fuera una condena, el Paloma O´Shea de Santander ha encontrado en sus últimas ediciones dos ganadores potentes y cercanos, dotados de energía pero que desprenden humildad y armonía sobre el escenario. Uno es Juan Pérez Floristán (ganador en 2015), consolidado entre los grandes del pianismo español actual, y el otro es Dmytro Choni (ganador en 2018), que aunó hondura, inteligencia y talento en el concierto inaugural de la nueva temporada de la Sociedad Filarmónica.
Choni no es de los pianistas que transitan rápido de un mundo a otro, de Beethoven a Schumann y de Schumann a Scriabin, como si fueran láminas superpuestas, sino que da tiempo a los espacios intermedios y genera en la música de cada compositor un universo apasionante que cuenta con un sonido propio e individual. La Sonata n° 12 de Beethoven se convirtió en un muestrario de sus múltiples capacidades técnicas y musicales, inseparables las unas de las otras, y todas las indicaciones del compositor tuvieron una admirable correspondencia en el teclado. En la Novelette op. 21 n° 8 de Schumann cambió todo, desde el mensaje de fondo hasta la manera de tocar, más marcial y salvajemente persuasiva pero también sutil hasta el extremo, y la fusión de las ideas del pianista con el pensamiento del compositor fue quizás la más certera de toda la noche. Aun así, en Scriabin (Sonata n° 4) y Rachmaninov (Sonata n° 2) pudo desplegar el ardor de su escuela, los ecos de los grandes maestros del este, y en Debussy (Et la lune descend sur le temple qui fut y L´isle Jouyeuse) las notas flotaban en un cielo sin brumas, mágica e hipnóticamente, como solo logran los virtuosos interiores, serios y profundos.
Asier Vallejo Ugarte