BARCELONA / Vespres d’Arnadí y Dani Espasa siguen por la buena senda

Barcelona. Palau de la Música Catalana. 26-II-2022. Vespres d’Arnadí. Dani Espasa, director. Obras de Bach.
Los frutos de un trabajo que se ha ido forjando a conciencia sin dar pasos falsos ni desmedidos se va recogiendo concierto tras concierto haciendo que cada una de las actuaciones de la orquesta barroca Vespres d’Arnadí no caiga nunca en saco roto. El trabajo iniciado en un ya lejano 2005 por el clavicembalista y director Dani Espasa, junto al oboísta Pere Saragossa, sigue una trayectoria firme que en la tarde del sábado hizo escala en el Palau para ofrecernos cuatro de los conciertos brandemburgueses de Bach.
Dani Espasa desde el clave nos sumergía en esta música creada trescientos años atrás para deleite de un Palau, que presentó una magnífica entrada y que vivió unas versiones brillantes y enérgicas repletas de una frescura interpretativa sello distintivo de la orquesta barroca y tan acorde con los modos mayores de cada uno de los celebérrimos conciertos.
Solistas, ripieno y bajo continuo afrontaban un programa iniciado con el complejísimo Concierto de Brandemburgo nº 2 en Fa Mayor, en el que la trompeta sin pistones con Bruno Fernandes acometió tal desafío superando el reto de abordar esta obra concertante tan exigente por su tesitura aguda, tempo trepidante y constantes ornamentaciones. Su rol de solista, junto al violín de Luca Giardini, el oboe siempre preciso de Pere Saragossa y la flauta de pico de Sara Parés, brilló por su precisión —con algún desajuste más que comprensible en cuanto a alguna nota fuera de lugar—, brindándonos un Bach elocuente y eléctrico por su tempo y clara proyección.
Dani Espasa recogió el testigo de virtuosismo con una trepidante versión del Concierto nº 5 en Re Mayor, con una exuberante interpretación de la célebre cadenza, jugando a lo largo de la obra los claroscuros que le ofrecía el ripieno y con plena compenetración dialogante en volúmenes con la siempre impecable Farran Sylvan James y el traverso de Marina Durany, sus compañeras en el rol de solista.
El Palau vivía una tarde concertística dedicada a Bach constatando que las cualidades particulares que posee cada intérprete del conjunto Vespres d’Arnadí les puede llevar a desempeñar con éxito el rol de solista a título individual. Brillante como siempre el violín de Alba Roca, la viola de Natan Paruzel, el violonchelo de Oriol Aymat… y, por supuesto, el trabajo de las dos flautas de pico —Sara Parés y Tiam Goudarzi—, que junto a Farran Sylvan tocaron con suma dulzura el delicadísimo Andante del Concierto nº 4 en Sol Mayor, creando unos efectos de claroscuro repletos de contrastes elegantes y afrontaron con tempo trepidante el presto final.
El programa reservó como último concierto el primero de la serie, en Fa Mayor en el que trompas naturales, tres oboes, fagot y violín piccolo —con un gran Luca Giardini— se erigían en protagonistas en una versión de nuevo vibrante, colorista, de cuidados contrastes de dinámicas y con un discurso coronado con una detallista interpretación de los minuetos enmarcando la bellísima polonesa central.
Solamente cabe desear que Dani Espasa y Vespres d’Arnadí no pierdan esta buena senda que concierto tras concierto llevan manteniendo.
Lluís Trullén
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