BARCELONA / Unas Goldberg austeras en las manos de Varvara

Barcelona. Palau de la Música. 23-05-2023. Varvara, piano. Bach: Variaciones Goldberg.
La pianista rusa Varvara Nepomnyashchaya fue invitada en la temporada de Ibercamera para interpretar en el Palau las Variaciones Goldberg, en un concierto en el que se rindió un homenaje a las figuras de Alicia de Larrocha y Ricardo Bofill. Precisamente el 23 de mayo, día del concierto, se conmemoraba el centenario de la fecha exacta del nacimiento de la pianista barcelonesa y en mayo de 1981, Bofill abrió las puertas de su Taller de Arquitectura para que Ibercamera, próxima ahora a cumplir las cuarenta ediciones, celebrara el primero de sus conciertos.
Desde diez temporadas atrás, Varvara se ha convertido en una de las apuestas más firmes de Ibercamera y la vinculación de la artista con las Variaciones Goldberg tampoco ha escapado de dicha relación. Varvara había trabajado años atrás esta obra icónica y tras la sugerencia de Josep Maria Prat, director del ciclo, aprovechó los meses de pandemia para profundizar y memorizar su aria y treinta variaciones. Un recital en directo, celebrado en la iglesia románica de Santa Maria de Cervià de Ter en setiembre de 2020, dio como resultado un doble CD en el que la pianista rusa afrontó las Goldberg interpretándolas de memoria y con la totalidad de sus repeticiones.
Galardonada en la edición de 2006 del concurso Bach de Leipzig, el paso de Varvara por esta obra paradigmática no escapa de la influencia de su maestro Evgeni Koroliov. Su Bach expuesto en el Palau fue austero, alejado de exceso de concesiones ornamentales, de precisión extrema en lo técnico, depurado en el uso del pedal, siempre a la búsqueda de un discurso coherente. Varvara planifica la obra en base a una perfecta construcción arquitectónica fundamentada en la sucesión de series de tres variaciones y sus respectivos cánones. Como sucede en su paso discográfico por las suites de Haendel, la pianista rusa no busca una interpretación de relieves excesivos y rehúsa asimismo entrar en la opulencia sonora plasmada en sus grabaciones dedicadas al piano de Schumann y Beethoven.
Fue admirable la nitidez con la que abordó el Canon all’Unisono, con su complejo juego de semicorcheas de la mano izquierda y constantes cruces de manos. La claridad de sonido, lo meticuloso de su pulsación, se evidenció en el encabalgamiento de las voces de la novena variación y en la fuga a cuatro voces del décimo apartado de las Goldberg.
La construcción resultó impecable y siempre marcada por la regularidad del discurso. El estilo tocata de la decimocuarta variación, afrontado con clara precisión de articulado, precedió el Canon a la quinta en sol menor, donde Varvara sacó a relucir una bellísima expresividad bajo un tempo tendente a la lentitud. Abordó con majestuosidad la Obertura en estilo francés de la decimosexta variación y nos mostró como contrapunto, una introspectiva visión del Canon alla Settima caracterizada por su tonalidad menor repleta de cromatismos.
El discurso de Varvara no cautiva por su efectismo y optó por mostrar un moderado control del sonido en las brillantes variaciones nº 28 y nº 29. La reflexiva visión del Adagio en sol menor de la vigesimoquinta variación y la belleza lírica que imprimió en el Quodlibet que precede el retorno al tema inicial, culminaron unas Goldberg planteadas desde la introspección.
Lluís Trullén
(foto: Mario Wurzburger)