BARCELONA / Tributo de Pablo Ferrández a Pau Casals en el Palau
Barcelona. Palau de la Música. 15-VI-2023. Pablo Ferrández, violonchelo. Luis del Valle, piano. Obras de Bruch, Shostakovich, Beethoven, Franck.
El violonchelista Pablo Ferrández fue protagonista por partida doble en la Diada Pau Casals celebrada en el Palau. Una jornada matinal donde el joven intérprete repasó su trayectoria artística en un encuentro celebrado en la sala de ensayos del Orfeó Català y que tuvo como moderadora a la violonchelista Andrea Amador. Constantes recomendaciones al nutrido grupo de estudiantes de violonchelo que asistieron al acto, los pormenores del violonchelo Stradivarius “Archinto” –construido en 1689 para el arzobispo y nuncio del Papa en Florencia Giuseppe Archinto– que tiene cedido de por vida, el número de actuaciones catapultadas por la obtención del Concurso Chaikovski, su admiración por Pau Casals (a quien además debe su nombre de pila…) sirvieron de preámbulo al esperado concierto vespertino.
Una jornada en recuerdo de aquel 16 de junio de 1934, en que la ciudad de Barcelona nombró a Pau Casals hijo adoptivo, le concedió la Medalla de oro de la Ciudad y puso su nombre a una de sus avenidas. Institucionalizada desde 2016, esta cita anual dedicada al maestro de El Vendrell ha tenido en sus respectivas ediciones a protagonistas como Mischa Maisky, Sol Gabetta, el Cuarteto Casals, Gautier Capuçon o Steven Isserlis, y en esta edición, que coincide con la conmemoración del 50º aniversario del fallecimiento del maestro, ha recaído en la figura de Pablo Ferrández.
El violonchelista madrileño, en esta ocasión acompañado al piano por Luis del Valle, diseñó un programa en el que las Sonata en Re menor de Shostakovich y la inolvidable Sonata en la mayor de César Franck fueron los pilares de su nueva actuación en la sala modernista del Palau. Ferrández sigue siendo fiel a una serie de principios estilísticos que parecen innegociables: horas y horas de estudio pormenorizado abocado a alcanzar el sonido más preciso en cada una de las notas, aportación de un sello personal interpretativo y máximo grado de auto exigencia. Derrochó sensibilidad expresiva con mágicos pianissimi en Kol Nidrei de Max Bruch para luego entregarse en la potente Sonata en Re menor op.40 de Shostakovich, autor de quien este mes tiene programada la interpretación de su segundo concierto. Una versión de la Sonata en la que profundizó en su lirismo, en la que derrochó virtuosismo y cuyas frases incisivas y sarcásticas fluían bajo una amplísima paleta de colores. Buen ensamblaje con Luis del Valle en una interpretación que brilló por la intensidad y fascinantes sonoridades que surgían del instrumento.
Las Variaciones sobre un tema de la flauta mágica “Bein Mannern, welche Liebe fühlen” de Beethoven propiciaron sugerentes diálogos entre violonchelo y piano; el refinamiento de la célebre melodía mozartiana reflejaba el entendimiento musical que existe entre ambos artistas, a quienes además une una gran amistad fuera de los escenarios. Pero con la Sonata de César Franck emergió lo mejor de Pablo Ferrández. Se estableció una simbiosis musical absoluta con Luis del Valle y allí emergió la asombrosa calidad de un artista cuya calidad parece no tener techo. La exigencia que le inculcó su profesora Natalia Shajovskaya en la Escuela Superior Reina Sofía de Madrid parece estar presente en cada recorrido de arco, en cada valor que alcanza una nota para propiciarnos una lectura de la Sonata de Franck tremendamente romántica, pasional, plenamente ensamblada con el piano. Un derroche de sensibilidad, que parecía contener la robustez sinfónica de un Brahms y el fraseo más etéreo de las bellas melodías francesas.
El repertorio para solista y orquesta –del que prácticamente ya figura en su repertorio la totalidad de los grandes conciertos dedicados al instrumento– ocupa la mayor parte de sus actuaciones, aunque escuchar a Ferrández en música de cámara supone para el público un verdadero acontecimiento. Como no podía ser de otro modo una entregada versión de la melodía popular El cant dels ocells que inmortalizó Casals, puso la rúbrica a un nuevo éxito del violonchelista madrileño para esta jornada dedicada al maestro de El Vendrell.
Lluís Trullén
(foto: Martí Berenguer)