BARCELONA / OBC: Energía renovada para Beethoven con Ibragimova

Barcelona. L’ Auditori. 14-04-2023. Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Catalunya (OBC). Alina Ibragimova, violín. Ludovic Morlot, dirección. Obras de Messiaen, Strauss, Beethoven.
La propuesta diseñada por la OBC en sus últimas tres temporadas ha seguido una programación basada en un relato unificado. Tras los ciclos “Creación” y “Amor-odio”, presentados respectivamente en las dos temporadas anteriores, “Muerte o retorno” se convierte en el leitmotiv que inspira el final de este trayecto. El nuevo concierto de la OBC siguió fielmente el hilo de este relato, programando en su primera parte las cuatro meditaciones sinfónicas que configuran L’ascension de Olivier Messiaen y el poema sinfónico Muerte y transfiguración de Richard Strauss; la serenidad celestial y la agónica lucha ante la muerte quedaron complementadas en un relato que obtuvo desiguales resultados interpretativos.
En L’ascension, Morlot evidenció su dominio de la tímbrica propia de la música orquestal francesa, trátese de Dutilleux o Messiaen. Su versión fue de menos a más con un exceso de hieratismo en las intervenciones del metal en La Majestad de Cristo, para luego crear ya en Aleluyas serenas una atmosfera contemplativa, extática, de impactante profundidad. Tras una colorista intervención del Aleluya sobre la trompeta, el relato se elevó de manera solemne con una depurada y sensible interpretación de la Plegaria de Cristo, donde las cuerdas cuidaron la riqueza harmónica de Messiaen. El diseño tonal de estas meditaciones sigue en sus cuatro episodios una ascensión tonal –de mi a sol– creando paulatinamente una luminosidad que la dirección de Morlot supo plasmar con profunda espiritualidad.
Más desigual se mostró la OBC en Muerte y transfiguración. Una cuerda bien compactada y unos instantes resplandecientes que brillaron en el bellísimo motivo en La bemol quedaron ofuscados por la excesiva rigidez de los tutti. Versión prosaica en su relato, pero que ahondó en un sentido más expresionista en los episodios finales; los cromatismos ascendentes de maderas y cuerdas, antesala del motivo de la redención, nos acercaron al trasfondo emocional de la muerte. El director francés convenció en los episodios caracterizados por la serenidad y contemplación.
El halo espiritual que marcó la primera parte del concierto tuvo como contrapunto la intervención de Alina Ibragimova como solista del Concierto para violín de Beethoven. Empática, brillante, virtuosa, su Beethoven posee una fogosidad y luminosidad sumamente personales, produciendo en el oyente un seísmo de sensaciones. Ibragimova ha mostrado idéntica empatía con un repertorio que abarca desde la música barroca hasta la contemporánea. Pero cuando expone su técnica deslumbrante –como ejemplo su grabación de los Caprichos de Paganini (2021)–, se acrecienta su principal sello de identidad. Su Beethoven fue radiante y vital, el Larghetto estuvo expresado con un lirismo conmovedor y el Rondó final fue interpretado con una soltura que hacía honor al esplendor de la tonalidad de Re mayor. Como ya hizo Leonidas Kavakos en su grabación para Sony, la violinista ruso-inglesa optó por las cadencias basadas en la transcripción para piano y orquesta realizada por el propio Beethoven, sobresaliendo la del bellísimo diálogo alla marcia entre violín y timbal del primer movimiento. Un Concierto para violín de Beethoven, con una destacable intervención de la OBC, que aportó en las manos de Ibragimova un contrapunto de frescura al relato conceptual de la primera parte del programa.
Lluís Trullén
(foto: May Zircus)