BARCELONA (OBC) / Aires franceses
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BARCELONA / Temporada OBC. Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya; Emmanuel Pahud, flauta; Baldur Brönnimann, dirección / Programa: Claude Debussy, Prélude à l’après-midi d’un faune; Marc-André Dalbavie: Concierto para flauta y orquesta; Maurice Ravel: Ma mère l’oye / L’ Auditori. Viernes 11 de diciembre de
Si todo resulta ya de por sí incierto, retomar este fin de semana el camino de la Temporada de la OBC ha supuesto un quebradero de cabeza añadido para los organizadores del concierto celebrado en el Auditori barcelonés. A las medidas que va tomando el Procicat y que inciden directamente en el aforo permitido en las salas de concierto, hay que añadir el doble problema que supuso tanto la baja por enfermedad del titular de la formación, Kazushi Ono, como la acaecida esta última semana por su sustituto, Ilan Volkov, en cuarentena por la Covid.
Finalmente tomaría las riendas de la OBC Baldur Brönnimann, quien se vio obligado a realizar un cambio de programa -la Sinfonía núm.1 de Bizet dejaría su puesto a Ma mère l’oye de Ravel-, manteniendo el que suponía el estreno nacional del Concierto para flauta y orquesta de Marc-André Dalbavie, con el aclamado Emmanuel Pahud en el rol de solista, y el Prélude à l’après-midi d’un faune de Debussy, página que abrió el concierto del pasado viernes celebrado a las 19.00, una hora antes de lo que resulta habitual.
Con un Auditorio con apenas el 30% de su aforo y una OBC con efectivos reducidos, la calidez de los timbres, las atmosferas matizadas y el buen hacer de los intérpretes se sobrepusieron a lo largo del concierto a tantas desventuras. Brönnimann, titular de la Orquesta Sinfónica do Porto Casa da Musica y de la Basel Sinfonietta y director siempre proclive a la divulgación de la música contemporánea, desplegó en el Prélude à l’après-midi d’un faune sonoridades cálidas y delicados matices que fueron emergiendo con mayor precisión a medida que se adentraba en este lienzo panteísta cuya trascendencia musical resultaría crucial para el devenir del sinfonismo.
Un Préludè antesala a la siempre admirable presencia sobre el escenario de Emmanuel Pahud, primer flauta de la Filarmónica de Berlín y dedicatario del concierto de Dalbavie, obra escrita en 2006 de bellísimas texturas en la que se produce una fusión entre solista y orquesta a través de sonoridades que deambulan entre lo espectral y lo cristalino, que Pahud recreó jugando con el constante encuentro entre tensiones y apaciguamientos con una orquesta cuidadosamente dirigida por Brönnimann. Impecable en la proyección, brillante en los pasajes de virtuosismo, Pahud plasmó con máxima eficiencia los detalles más preciosistas de una pieza en la que podemos detectar desde pinceladas de la música de Messiaen hasta timbres sensuales propios de Debussy.
Sin más dilación la orquesta se adentró en Ma mère l’Oye, última obra del programa, con un Brönnimann dispuesto en todo momento a recrear la atmosfera más afín, obteniendo una buena respuesta orquestal. Desde las notas que abren la Pavana de La Bella durmiente inspirada en el texto de Perrault, la OBC se adentró en este mundo narrativo culminado con las mágicas sonoridades en tempo lento y grave que coronan la suite orquestal El jardín encantado.
Lluís Trullén