BARCELONA / Nuevos amigos para Haendel

Barcelona. Palau de la Música. 5-X-2022 Marta Mathéu, soprano. Alex Potter, contratenor. Vespres d’Arnadí. Director, clave y órgano: Dani Espasa. Obras de Steffani, Gemianini, Bononcini, Ariosti y Haendel.
El ciclo Grandes Voces del Palau ha abierto su programación con la soprano Marta Mathéu y el contratenor Alex Potter como protagonistas, ofreciendo, junto a la orquesta Vespres d’Arnadí y su titular, Dani Espasa, un programa diseñado por el propio contratenor inglés y titulado Handel, friends and foes.
La Royal Academy of Music, con Haendel como director a partir de 1720, se nutrió de óperas del sajón que se programarían junto a las de los otros dos directores de la compañía, Giovanni Bononcini y Attilio Ariosti. Haendel admiraba las composiciones de Agostino Steffani –con un estilo influenciado por Legrenzi– y la música instrumental de Francesco Gemianini, un discípulo de Alessandro Scarlatti y Corelli. Este concierto giraba en torno a dichos autores, que coincidieron en la gran eclosión de la ópera seria en Londres tras la muerte de Purcell. Aquí, en Barcelona, esa música ha sido revivida por un extraordinario Alex Potter y por una voz camaleónica como es la de Marta Mathéu, capaz de brillar por igual interpretando música de Bach, roles puccinianos o wagnerianos. Un programa inteligentemente articulado y que empezó a gestarse, como explicó Joan Ollé, director general del Palau, tras la destacada actuación de ambos solistas en la Pasión según San Mateo que tuvo lugar en julio de 2021.
Las piezas habían sido cuidadosamente seleccionadas. El bellísimo dueto These labours past de Jephta, el postrero oratorio de Haendel, o la delicadísima cantata Luci barbare spietate para soprano, contralto y bajo continuo de Giovanni Bononcini, cuya forma tripartita permitió sumergirnos en su reexposición en sutiles ornamentaciones vocales extraordinariamente expuestas por Mathéu y Potter.
Mathéu fue de menos a más y optó por sutiles fiatos y por notas apianadas para afrontar con admirable expresividad arias tan maravillosas como V’adoro, pupille de Giulio Cesare. La voz de Potter es un verdadero milagro. La belleza de canto que mostró el contratenor ya en el dúo Permettete a questo seno del Orlando generoso de Steffani o la proyección imprimida en la bravura que exige Col nemico di mia pace del Tito Manlio de Ariosti mostraron un canto dúctil, sin fisuras, que transcurrió con agilidad a lo largo de una amplia tesitura y que deslumbró por la belleza de su color y su capacidad de proyección. Ambos cantantes, en la selección del oratorio Theodora, elevaron al máximo el refinamiento expresivo, como pudo comprobarse en el delicadísimo dúo To thee, thou glorious son of worth con el que se cerraba el concierto.
Capítulo aparte el trabajo de la orquesta Vespres d’Arnadí, con Dani Espasa en la dirección. Precisión, cohesión, sonido poderoso y de técnica depuradísima, como se comprobó en la veintena de variaciones sobre La Follia de Gemianini o en los delicados acompañamientos vocales, portadores de un refinamiento no reñido con un sonido corpóreo y preciso en la conjunción entre cuerdas, vientos y bajo continuo. Estamos ante formación que sigue deslumbrando concierto tras concierto.
La velada culminó, ya fuera de programa, con el dúo Scherzando sul tuo volto de Radamisto, con una Mathéu entregada y precisa en los agudos y un Potter que de nuevo manejó su voz dúctil con una variedad de colores excepcional.
Lluís Trullén