BARCELONA / Luces y sombras con Gardolińska al frente de la OBC

Barcelona. L’ Auditori. 10-XI-2023. Kirill Gerstein, piano. OBC. Marta Gardolińska, dirección. Obras de Terradellas, Schumann, Beethoven.
Los alicientes que confluían en el último concierto de la OBC no terminaron de disipar los desencuentros que a menudo se producen entre las obras elegidas y su equilibrio interpretativo. El programa contenía a priori suficientes atractivos, entre ellos la presencia de Kirill Gerstein como solista para el Concierto de piano en La menor de Schumann, que se convirtió a la postre en un constante vaivén de luces y sombras.
En el podio, Marta Gardolińska, directora principal invitada de la OBC, demostró oficio pero sigue siendo una batuta en ciernes; en los próximos meses de marzo y abril retornará al frente de la orquesta para ofrecer, respectivamente, La Creación de Haydn y las Variaciones Enigma de Elgar. El programa se abría con la obertura de Giuseppe riconosciuto, único oratorio del compositor barroco Domènec Terradellas, ya programado el pasado verano en Torroella de Montgrí. La sonoridad de la orquesta se antojó densa y poco fluida en esta pieza de estilo italianizante compuesta en 1736, cuya belleza lírica se presta más a una interpretación bajo criterios historicistas.
La orquesta se resarció con el Concierto para piano de Schumann y el magnetismo de Kirill Gerstein. Sin caer nunca en desmesuras, el planteamiento del pianista nacido en la antigua URSS, con nacionalidad norteamericana y residente en Berlín, incidió en un Schumann poético, rico en matices, elocuente en su primer movimiento y profundamente lírico en el segundo. Gerstein es un pianista cuyas cualidades le permiten afrontar con garantías un amplísimo espectro de compositores. En los próximos meses llenarán su tupida agenda obras concertantes de Rachmaninov, Bartók, Adès, Ravel, Mozart, Salieri o Liszt, a las que hay que sumar la Fantasía Coral de Beethoven con Harding, y una extensa gira interpretando el Concierto en Fa de Gershwin con la London Symphony Orchestra y Sir Simon Rattle.
Su Schumann, bien arropado por una orquesta que se impregnó de la calidez de Gerstein, prescindió de un exceso de arrebato y vehemencia, alcanzando momentos pletóricos como la cadenza del primer movimiento o la naturalidad expresiva con las que negoció el movimiento final, con el color que proporciona la modulación a la tonalidad de La mayor.
Cerraba el concierto la Sinfonía nº 4 de Beethoven, que recibió por parte de Gardolińska y la OBC una interpretación objetiva, sin exceso de colores ni de dinámicas, con un segundo movimiento anodino y un finale en el cual las cuerdas mostraron un buen hacer ante el vibrante tempo demandado por la directora, ahora sí, brillante en la batuta. Una interpretación con excesivos claroscuros.
Lluís Trullén
(foto: May Zircus)