BARCELONA / Javier Camarena: primer recital del 175º aniversario del Liceu
Barcelona. Gran Teatre del Liceu. 7-I-2022. Temporada 2021-22. Javier Camarena, tenor. Ángel Rodríguez, piano. Obras de Delibes, Massenet, Bizet, Donizetti, Verdi, Cilea, Falvo, De Curtis, Cardillo, Giménez, Pérez Soriano y García Abril.
Recién abiertas las puertas del nuevo año y casi como buen regalo de Reyes el Liceu ha ofrecido al público barcelonés, tras un Cascanueces un tanto deficiente, el primer recital lírico del año que conmemora el 175º aniversario de su fundación con una de las voces más solicitadas en el panorama operístico mundial.
La presencia de Javier Camarena en el Liceu es una de esas historias de amor entre público e intérprete que se ha ido consolidando con los años desde su primera visita en 2005 en el Concurso Viñas, y revisitando su escenario casi cada temporada desde 2012 hasta la presente temporada, con siete roles diferentes además de conciertos y recitales. Si este agosto pudimos escuchar a Camarena en el Festival de Peralada con la Orquesta y Coro titulares del Liceu, en esta ocasión el formato ha sido de recital con piano. Ángel Rodríguez fue el encargado de interpretar las reducciones a piano de un programa diverso, como ya lo hiciera en enero del año pasado en el Palau de la Música Catalana.
El programa, bien estructurado en dos partes con cuatro bloques, fue variado en estilos y exigencias, pasando del Romanticismo francés al Ottocento y verismo italiano en la primera parte, para proseguir con canciones napolitanas y concluir con repertorio español en la segunda.
Camarena posee un instrumento privilegiado, como ha sido reconocido por público y crítica a lo largo de tres lustros de carrera, y así lo demostró en este recital desde su primera aria de Lakmé de Delibes, en la que exhibió un gran dominio del recitado-cantado, así como en ‘Instant charmant’ de Manon de Massenet, cuya línea de canto fue impecable, con un perfecto dominio de la mezza voce.
La ópera italiana estuvo muy bien servida con un Spirto gentile de Donizetti expresiva, de agudos limpios, a la que siguió el aria de I lombardi verdiano ‘La mia letizia infondere’ que fue in crescendo desde un comienzo frío hasta un soberbio final. Esta parte italiana revisitó el ‘Lamento de Federico’ de Cilea, que el tenor supo llevar a su terreno, con una interpretación más belcantista que verista sin caer en las exageraciones impropias de la partitura a la que tantos tenores nos tienen acostumbrados para ocultar problemas de fraseos y expresividad contenida.
La segunda parte se abrió con tres napolitanas a las que faltaron la vehemencia y dramatismo de este repertorio tanto por parte del cantante como del pianista, siendo sustituidos por aquello en lo que Camarena es un experto, a saber, pianísimos y dominio del fiato que convencieron al respetable perdonándole un registro medio no muy presente.
Como eco de este repertorio más cercano a la forma canción, el mexicano interpretó ‘Serenata’ o ‘Jota de Perico’ de la zarzuela El guitarrico de Pérez Soriano, con una lectura de las más elegantes, cuidadas y matizadas que de esta pequeña romanza-canción he escuchado.
Y el recital acabó con un homenaje al compositor español, recientemente fallecido, Antón García Abril, con una interpretación expresiva, matizada desgranando cada palabra y melodía de la canción Canto porque estoy alegre que es leitmotiv de este intérprete cada vez que le hemos podido ver en cualquier escenario.
La labor del pianista acompañante se movió entre lo correcto y lo discreto, sin grandes volúmenes sonoros que enturbiaran la expresividad del tenor y unas cuestionables lecturas de sus dos momentos solistas con unas variaciones pseudovirtuosas propias sobre la Habanera de Carmen y su arreglo más que cuestionable del intermedio de la zarzuela La boda de Luis Alonso.
Los aplausos generosos del público tuvieron su recompensa en tres bises, el dúo inicial de La Cenerentola de Rossini con la inesperada colaboración de la mezzo Lena Belkina de voz aterciopelada que interpretará la próxima producción del teatro, en el que pudimos apreciar el otro elemento destacado de Camarena, su facilidad para las agilidades. Los otros dos bises fueron homenaje a su México natal, el huapango Malagueña salerosa con unos estratosféricos falsetos y la sensible Te quiero dijiste de María Grever que puso al público en pie y con ganas de ver a este gran artista en su próximo debut mozartiano en el Liceu con La Flauta Mágica.
Roberto Benito
(Foto: A. Bofill – Gran Teatre del Liceu)