BARCELONA / El Liceu vibra de nuevo con Juan Diego Flórez
Barcelona. Gran Teatre del Liceu. 21-X-2020. Juan Diego Flórez, tenor. Cécile Restier, piano. Arias, canciones y pieza para piano de Beethoven, Strauss, Donizetti, Bellini, Verdi, Massenet, Lalo, Gounod, Respighi y Puccini.
Juan Diego Florez se anota un nuevo éxito en su historial liceísta. Y eso que la dichosa pandemia no ha puesto las cosas fáciles ni al artista ni al Liceu. De entrada, el cambio de fecha y las restricciones de aforo han complicado las cosas en el terreno logístico. Inicialmente programado en la temporada pasada, el esperado concierto del divo peruano fue reprogramado para el 20 de octubre, pero la reducción del aforo al 50% por ciento motivó un drástico cambio de planes, ofreciendo en su lugar dos recitales de 70 minutos, sin pausa.
Por su parte, Flórez cambio el programa, introduciendo algunas novedades en una atractiva y bien hilvanada selección de canciones y arias de Beethoven, Strauss, Donizetti, Bellini, Verdi, Massenet, Gounod, Lalo y Puccini. A su lado, la joven pianista francesa Cécile Restier completó el programa con una novedosa selección de piezas pianísticas de Beethoven, Donizetti, Massenet y Respighi que, además de proporcionar descanso al tenor, iba marcando el cambio de repertorios, desde la canción germánica a la ópera italiana y francesa.
El público les recibió con una ovación entusiasta. El temor a una cancelación de última hora en pleno azote del coronavirus, o a un posible confinamiento, no eran infundadas dada la alarmante situación. Así que, al verlo pisar de nuevo el escenario del Liceo, la alegría fue grande. Inició el recital con Adelaide, primera de las tres canciones de Beethoven –Der Kuss e Ich liebe dich, eran las otras dos- en un primer tramo del programa dedicado al repertorio germánico completado tres canciones de Richard Strauss: Zueignung, Heimliche Aufforderung y Cäcilie. Restier completó la muestra beethoveniana con una pulcra versión de la Bagatela núm. 2 y proporcionó un equilibrado acompañamiento en un repertorio del que Flórez salió más airoso por su musicalidad y elegancia que por la plenitud de unos medios demasiado ligeros, especialmente en el caso de Strauss.
Con el pegadizo Vals en La mayor de Donizetti, cambió la atmósfera del recital y la voz de Flórez, ya en su repertorio ideal, deslumbró con una canción de Vincenzo Bellini, Ma rendi pur contento de clarísima dicción y magistral fraseo. Arriesgó más en páginas de mayor empuje dramático de Bellini y Verdi –Meco all’altar di Venere… Me protegge, me difende, de Norma y Brezza del suol natìo… Dal più remoto esilio… Odio solo, ed odio atroce, de I due Foscari– cinceladas con un canto legato sublime y brillantez en los agudos.
La excelencia llegó con el repertorio francés. Lo abrió Cécile Restier tocando con elegancia Papillons blancs, de Massenet, para dar paso a un Flórez que nos dejó con la boca abierta interpretando con perfección técnica y desbordantes matices las grandes arias de Le roy d´Ys, de Lalo, y Roméo et Juliette, de Gounod. La última sorpresa pianística, el Intermezzo del Re Enzo, de Respighi, dio paso a la página de Puccini que cerraba oficialmente el programa, Che gelida manina, cantada con calidez expresiva. Después, en un ambiente más relajado e intimista, Flórez salió al escenario con su guitarra para dar nada menos que media hora de propinas, con el encanto napolitano de Parlami d´amore Mariù como primer regalo. La palma, con siempre, se la llevaron los clásicos de la canción latinoamericana –Cielito lindo, La flor de la canela, El día que me quieras y Cucurrucucú paloma, con el entusiasmo in crescendo del público. El final de la velada, acompañado por Restier fue triunfal, con los emblemáticos nueve “dos de pecho” del aria de La fille du régiment y el célebre Nessun dorma.
(Foto: A. Bofill)
Javier Pérez Senz