BARCELONA / El Cosmos Quartet regala otro gran momento
Barcelona. Palau de la Música. 2-XI-2022. Cosmos Quartet. Obras de Webern, Schumann y Schubert
El cuarteto de cuerda ha tenido en los dos últimos meses un destacado protagonismo en de la vida musical de Barcelona. Basta con hacer un rápido repaso: la exitosa bienal de cuartetos celebrada en el Auditori, la sugerente y reciente interpretación en el Palau de La noche transfigurada (revisión de 1943) a cargo de la Orquesta Da Camara (que aglutina, entre otros intérpretes, a integrantes de los cuartetos Casals, Gerhard, Cosmos y Elías) o la consecución por parte del Cuarteto Atenea del primer premio El Primer Palau 2022. Todos han acaparado para la disciplina de la música de cámara un interés que hace no demasiadas fechas habría sido impensable.
Ahora ha sido el turno del Cosmos Quartet, intérpretes que tienen entre sus manos cuatro instrumentos construidos por el lutier David Bagué, expresamente pensados y diseñados para constituir un cuarteto a manera de corpus único, a la manera de los tiempos de Stradivarius. Esta armoniosa unidad acústica pudo disfrutarse en la sala del Petit Palau ante un numeroso público, entre el que se encontraba el propio Bagué. El programa, planteado en un orden cronológico de delante hacia atrás, se inició con el expresionismo de los Cinco movimentos para cuarteto de cuerda op. 5 de Webern, en que las texturas y la plasticidad, densas por su exigencia interpretativa, permitieron exponer al Cuarteto Cosmos una amplia gama de sonoridades y ofrecer una notoria conjunción sonora.
La dialéctica que subyace en el Cuarteto para cuerda op. 41 nº 1 de Schumann es un ejemplo de esa constante dicotomía entre arrebato y poesía, pasión y reflexión, compuesta en junio de 1842 y dedicado a Mendelssohn. Los violines de Helena Satué y Bernat Prat, junto a la viola de Lara Fernández y el violonchelo de Oriol Prat, enfocaron hacia un Schumann cuidado en la mesura, dialogante, más centrado en su vertiente íntima que en una eclosión de sonido desbordante. Sonoridad bellísima la proporcionada por los cuatro instrumentos, que nos obsequieron con una refinada versión de esta página romántica.
Ya en la segunda parte, el Cosmos Quartet, que justo un año atrás estrenaba su residencia en el Palau, dedicó monográficamente su propuesta al Cuarteto para cuerda D 804 de Schubert, expresión de elegancia y de intimidad sonora vertebradas en el inconmensurable Andante,inspirado en la música incidental del ballet Rosamunde y que igualmente evoca el tema con variaciones del tercer Impromptu del op. 142. Del Cosmos sedujo su elegancia de trazo, el refinamiento en la dicción esa frescura melódica que brota en el Allegro final. Música de cámara interpretada con una clara intención dialogante y que siempre buscar crear una sonoridad envolvente, como si surgiera de un solo instrumento.
Y,como punto final, un nuevo paso atrás cronológico nos acercó, ya fuera de programa, al Adagio de Cuarteto op. 76 nº 1 de Haydn, con una delicadeza interpretativa que coronó un gran concierto de música de cámara.
Lluís Trullén