BARCELONA / Alto voltaje para ‘La consagración de la primavera’
Barcelona. L’Auditori. 7-X-2023. Francesco Piemontesi, piano. Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Ludovic Morlot, dirección. Obras de Samper, Rachmaninov y Stravinsky.
Tras el concierto inaugural de la OBC con la actuación estelar de Alisa Weilerstein, el pianista suizo Francesco Piemontesi deslumbró en el segundo programa de la temporada con una versión arrolladora del Concierto para piano nº 4 de Rachmaninov. El Auditori de Barcelona volvió a presentar en la tarde noche del viernes una notoria entrada, para presenciar un concierto de altos vuelos culminado con La consagración de la primavera.
Bajo la batuta de su titular Ludovic Morlot, la OBC abría el programa con la suite sinfónica Ritual de pagesia del compositor mallorquín Baltasar Samper. Compuesta en 1935 y estrenada en Barcelona por la Orquesta Pau Casals, esta composición se inspira en los cantos del trabajo agrícola mallorquines, incorporando a la melodía popular unas armonías sugestivas y una colorista orquestación. La interpretación de obras pertenecientes a Gerhard, Lamote de Grignon, Toldrà… o en esta ocasión Samper, siempre será bienvenida en las programaciones de la OBC.
El pianista suizo Francesco Piemontesi afrontaba el complejo Concierto para piano nº4 de Rachmaninov. Su versión temperamental, dotada de una fuerza hercúlea, de sonoridades radiantes, daba cuenta de esta perfecta simbiosis que existe entre Piemontesi y las obras de alta exigencia técnica. Cabe recordar que su último trabajo discográfico –presentado el pasado mes de setiembre– está dedicado a los Estudios trascendentales y a la Sonata en si menor de Liszt. Sin duda, este pianista que en 2007 obtuvo un tercer premio en el Concurso Reina Isabel y que ha recibido clases de Weissenberg y Brendel, entre otros grandes pianistas, se ampara en sus facultades virtuosísticas (precisión de articulación, segura ejecución en los saltos, fluidez absoluta en los pasajes de octavas…) para forjar su personalidad pianística. Su paso por la obra concertante de Rachmaninov resultó vehemente y brillante ya desde el Allegro vivace, a momentos introspectivo, pero por lo general más tendente a potenciar el dramatismo que los temas elegíacos. Morlot, impregnado del arrebato de Piemontesi, buscó en la OBC una complicidad sonora afín, para ofrecernos un Rachmaninov orquestalmente vehemente y pasional.
Una de las virtudes de Morlot hay que encontrarla en el modo siempre interesante de afrontar el repertorio orquestal francés –con Dutilleux a la cabeza– y la música del siglo XX. Su versión de La consagración de la primavera, milimétrica en lo rítmico, encontró a una OBC que quiso lucirse ante el extenso mar de colores propuesto por su titular. Morlot apostó por una versión amparada en la fortaleza, incidiendo en el salvajismo inherente a la obra, para recalar en su vertiente más espectacular. Una propuesta de Le Sacre de muchos decibelios, con unos profesores de la orquesta entregados a la lectura brillante y coherente en la elaboración de la rotundidad del planteamiento de Morlot. Versión efectista, pero que denota la buena sintonía de Morlot con la música del siglo XX.
Lluís Trullén
(foto: May Zircus)