Antón de Santiago, un clásico coruñés
Hacía tiempo que no veíamos a Antón de Santiago por los conciertos de la Orquesta Sinfónica de Galicia. Se echaba mucho de menos su figura siempre elegante —era curioso su parecido con el actor y director de cine británico Stephen Fry, aunque como decía una amiga común “Antón es más guapo”—, su comentario afectuoso en el encuentro, su sabiduría histórica en la conversación. Y se echaban de menos sus críticas en La Voz de Galicia que compaginaba con su programa Allegro de domingo en Radio Voz. Preguntando por él, alguien me dijo que estaba enfermo y le envié un mensaje que ya no respondió. Ayer ha muerto en A Coruña a los 77 años.
Arturo Reverter acaba de glosar en esta misma página la figura de Antón, lo que me exime de detallar de nuevo sus logros profesionales, pero sí me gustaría insistir, desde mi condición de gallego de adopción, en que con Antón se nos va no ya un coruñés de siempre sino un actor principal y un testigo privilegiado de lo que ha pasado en la música de su ciudad desde su propio papel como docente, como crítico y como divulgador. Me queda la tristeza de no volverle a ver y la realidad, irremediable, de que lo conocí demasiado tarde.
Luis Suñén