Anatoly Leman, el Stradivarius ruso

En la historia del arte de la construcción de instrumentos de cuerda a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, el nombre de Anatoly Leman ocupa uno de los lugares más importantes. Leman nació en 1859, en el seno de una familia de la nobleza. Su padre fue un importante médico y su madre, una mujer con formación académica y una excelente música. Fue de ella de quien Anatoly Leman heredó su amor por la música. Leman se formó en una escuela de cadetes y, posteriormente, sirvió como oficial en varios lugares de Rusia. Sin embargo, la milicia no le gustaba, así que pronto la dejó para embarcarse en una carrera literaria, llegando a escribir numerosas novelas y cuentos.
Desde su infancia, a Leman le encantaba tocar el violín y siempre tenía curiosidad por saber cuáles eran los secretos de los grandes maestros de la lutería italiana. En 1884, visitó los talleres de Ernst André Salzard y de su pupilo Edouard Arnould, famosos maestros de Moscú. Después de mudarse a San Petersburgo en 1885, Leman siguió trabajando como escritor y editor. Unos años más tarde, se examinó para poder ejercer de dentista y abrió una clínica. Al mismo tiempo, se fue haciendo cada vez más entusiasta del estudio del violín. Finalmente, en 1900, lo dejó todo para dedicarse de lleno a la lutería.
Su vida y obra coincidieron con un periodo floreciente del arte y la cultura rusas, con el establecimiento del primer centro de educación musical, el Conservatorio de San Petersburgo, en 1862. Dentro de los muros del conservatorio surgieron los modelos pedagógicos que dieron al mundo docenas de grandes músicos e intérpretes como, por ejemplo, Leopold Auer, entre cuyos alumnos se encontraban Jascha Heifetz, Misha Elman o Miron Polyakin. La vida musical de San Petersburgo era extremadamente vibrante: uno podía escuchar conciertos protagonizados por Fritz Kreisler, Jan Kubelik, Pablo Sarasate o Henryk Wieniawski.
En 1903, la casa editorial Jurgenson publicó la obra principal de Leman, en dos partes, bajo el título de Acústica del violín, en la que este procuró substanciar teóricamente sus opiniones y observaciones sobre la construcción del instrumento. En su libro Violinistas y violines (violonchelos y violonchelistas), Leman escribió: “Mis primeros violines no aparecieron hasta el año 1896. No se puede encontrar ningún violín anterior a esta fecha, porque los he destruido todos”.
En esa época, Leman dedicó muchísimo tiempo a estudiar la acústica, la tapa inferior (sotto fondo en italiano), el barniz y a diseñar formas individuales para sus instrumentos. Los instrumentos de ese periodo se distinguían por unos acabados exteriores un tanto toscos y por un barniz dorado-marrón. El barnizado es completo o tiene arañazos para simular un aspecto antiguo.
En Polonia, el Museo de Instrumentos Musicales de Poznan alberga una de las primeras violas de Leman. Se hizo antes de 1900 y tenía un cuerpo de tono claro de unos 405 mm de largo. Me enseñaron esta viola cuando estuve allí como miembro del jurado en el Concurso Internacional de Lutería Henryk Wieniawski en Poznan.
El periodo más importante e interesante de la actividad de Leman comenzó a partir de 1903. Para entonces, había desarrollado su propio método de construcción de instrumentos, que se basaba en el principio de afinar la tabla armónica y la tapa inferior (la barriga).
Los instrumentos de esa época se caracterizan por una consistente selección de la madera. Con frecuencia hay tapas de una pieza hechas de abeto de montaña italiano con grano medio o grueso. Los italianos llaman a este tipo de abeto maschio. El arce para la tapa inferior (barriga) y las bandas laterales (los aros) normalmente procede de Turquía o de Bosnia, con un patrón muy bello. Las formas de todos los instrumentos, los oídos en efe, las esquinas y volutas están completados artísticamente y se complementan naturalmente. El barniz de los instrumentos en ese periodo es de colores más brillantes; el más común es el rojo, encima de una bella tapa inferior amarilla oscura. A Leman no le gustaban los barnices brillantes; prefería los del tipo ceroso como el que utilizaban los maestros de la vieja escuela. El sonido combina la dulzura y la claridad con una gran intensidad. Estos instrumentos se hicieron realmente para solistas de concierto.
Trabajando sin descanso y mejorando continuamente sus habilidades, Leman viajó por Europa en el invierno de 1906 para familiarizarse con el trabajo de otros lutieres. Visitó Austria, Bélgica, Alemania, Francia y, por supuesto, Italia, donde habló con Leandro Bisiach en Milán, Giulio Degani en Venecia, Carlo Bruno y Francesco Guadagnini en Turín. También fue a Cremona, la ciudad donde nació Antonio Stradivari. En Italia, Leman compró un montón de madera, como el mismo dejó escrito, a Storioni y Ceruti.
Los últimos cinco años de la vida de Leman fueron especialmente fructíferos. Durante estos creó verdaderas obras de arte, como los violines Psyche e Isis (ambos violines, con un notable timbre, se hicieron en 1908). El violonchelo Lada (1909) se mostró con al público recientemente en una exposición en el Manege Mikhailovsky de San Petersburgo.
En 1908, Leman hizo un violín para niños, Pequeño Ruiseñor, del tamaño ¾, y decidió regalárselo al hijo del zar Nicolás II. El violín se presentó junto con un arco para niños hecho por Nikolai Kittel. Leman tenía una alta consideración hacia Kittel y creía que sus arcos no eran de ningún modo inferiores a los mejores modelos franceses, incluidos los elaborados por grandes arqueteros como Tourte y Pecatte.
En las últimas obras de Leman, vemos constantemente una querencia por el color rojo. El violonchelo Athena Pallada (1911) merece una atención especial. Yo lo vi a finales de los años 80. Estaba en perfecto estado. Este es un instrumento ligeramente más grande, construido sobre un modelo original que no se había visto anteriormente en el arte de Leman.
También estoy muy familiarizado con el violonchelo Tormenta (1911). Este instrumento está muy bien conservado y es único, principalmente porque se ha mantenido en la misma familia durante más de cien años. El antepasado del propietario actual se lo compró directamente a Leman. Entre sus obras recientes, también puedo destacar los instrumentos de 1909-1911: Freena, Mozart, Hercules, Venus, la viola Marquise y el violín Gemma.
En 1913, ya enfermo terminal, Leman construyó ocho violines, dos violas y un violonchelo. No tuvo tiempo de barnizar cuatro de los instrumentos. Este trabajo lo completaron su esposa Lidia Lasheeva y su hijo Mark.
Desgraciadamente, Mark es el único de los hijos de Leman que siguió los pasos del padre. Vi un violín suyo, el Inna no. 1 (1908). Desgraciadamente, no hay información disponible sobre Mark. Lo único que sabemos de él es que se perdió entre las Dos Revoluciones (1917) y la subsiguiente Guerra Civil rusa (1917-1922).
El último violín completamente acabado por Leman es el Dagmara (1913). Está hecho con un material exquisito: la tapa armónica procede de un abeto con veta ancha, la barriga consta de dos mitades de arce con dos llamas amplias y brillantes. Los aros y la voluta son del mismo arce. El violín está cubierto de un barniz de un maravilloso color rojo y fogoso en tono cereza. Hay una sensación de fatiga y algo de descuido en la obra, que es bastante comprensible.
Durante los casi veinte años de su trabajo, Leman construyó más de doscientos instrumentos, incluidos, hasta donde yo sé, 14 o 15 violonchelos, y probablemente más de diez violas. En los violines, mantuvo tres tamaños: 353, 357 y 359 mm; y en las violas, normalmente, 405 mm. Ponía nombres a cada uno de sus instrumentos.
Hablando de los instrumentos de Leman, uno no puede obviar los arcos que creó. A partir de enero de 1910, comenzó a hacer sus propios arcos, alcanzando gran éxito en esta área. Sin embargo, sus arcos actualmente son una gran rareza. He tenido la suerte de ver unos diez de los bellos arcos creados por Leman. La mayoría de las varas son redondas, la madera es oscura y las nueces son de plata. Algunos arcos tienen nueces de caparazón de tortuga montado en oro. Con frecuencia, los arqueteros solían tener varios sellos de marca de arcos. Leman también puede haber tenido dos sellos de marca de al menos dos tipos. Yo he visto el sello ЛемАнЪ (LemAn), así como otro tipo de sello, ЛемАнЪ ВЪ С.П.Б. (LemAn in S.P.B.).
Leman jamás copió a nadie y fue capaz de crear su propio estilo, completamente distinto al de otros lutieres. Es más, jamás me he encontrado con dos instrumentos iguales hechos por Leman. Cada uno de sus instrumentos es una obra de arte independiente; cada uno de ellos encierra una nueva idea.
Leman nunca tuvo ningún estudiante o aprendiz, aunque sí muchos seguidores. A pesar de algunos puntos polémicos, sus libros tuvieron una enorme repercusión en la creación de instrumentos de cuerda en Rusia. Fue el primero en escribir numerosos libros sobre el violín y fue capaz de suscitar el interés por los instrumentos de nueva construcción en Rusia.
La primera vez que vi un violín de Leman fue en 1964, cuando tenía 16 años. Ese violín lo tocaba mi amigo Zakhar Bron, quien estudiaría en clase del profesor Boris Goldstein un año después de que lo hiciera yo. Desde entonces, muchos instrumentos de Leman han pasado por mis manos, algunos de los cuales he restaurado. Para mí, como lutier y antiguo violinista, Leman será siempre una de las cumbres en el arte de la lutería.
Nota: Las fotos muestran el violín que lleva el nombre Mozart. Este instrumento es un ejemplar muy importante y está hecho en 1909, el período dorado de la actividad de Anatoly Leman.
Yuri Pochekin es lutier
(Artículo traducido por Michael Thallium)
(Fotos: Pablo León)