AMSTERDAM / Dos estrenos mundiales en el Opera Forward Festival
Amsterdam. Opera & Ballet Nacional de Holanda. 9-3-2024. Stravinsky: Oedipus rex. Moussa: Antigone. Sarah Connolly, Sean Panikkar, Bastiaan Everink, Rafal Siwek, Qian Liu. Nederlands Philharmonisch Orkest. Dirección musical: Erik Nielsen. Dirección escénica y coreografía: Mart van Berkel, Nanine Linning.
Amsterdam, Opera & Ballet Nacional de Holanda. 19-3-2024. Reid: The Shell Trial. Lauren Michelle, Claire Barnett-Jonest), Anthony León, Audun Iversen. Insrumental ensemble. Dirección musical: Manoj Kamps. Dirección escénica: Gable Roelofsen, Romy Roelofsen. Decorados: Davy van Gerven. Vestuario: Greta Goiris, Flora Kruppa
Para la inauguración del Opera Forward Festival 2024, la Ópera Nacional de Holanda había anunciado inicialmente una coproducción con el Ballet Nacional que combinaba la ópera-oratorio Oedipus Rex, de Stravinsky, con el estreno mundial de la ópera-ballet Antigone, del compositor canadiense Samy Moussa, en una puesta en escena del coreógrafo Wayne McGregor. Sin embargo, poco antes de comenzar el periodo de ensayos, McGregor anunció su imposibilidad de asumir sus funciones y, como medida de emergencia, el díptico se confió a dos diferentes directores de escena, aunque conservando elementos del proyecto original de McGregor. En consecuencia, el joven dramaturgo Mart van Berkel se hizo cargo de la ópera, mientras que la coreógrafa Nanine Linning, directora artística del Ballet Scapino, se ocupó de la segunda pieza. El resultado final, a cuya unidad visual y conceptual ayudaron -y mucho- los diseños originales de Vicki Mortimer, fue sorprendentemente poderoso en tanto que teatro musical, culminando en la obra de Moussa en una conmovedora interacción entre el coro femenino y el cuerpo de danza del Ballet Nacional.
Consustancial a la presentación escénica fue la presencia en Oedipus Rex de la narradora (la actriz Nazmiye Oral) cuyo texto en neerlandés, muy bien declamado, no quebró la unidad de una obra para la que el compositor había elegido conscientemente un latín “ininteligible”. Así y todo, la verdadera fuerza dramática de la producción se debió al apasionado canto y a la intensidad dramática del coro masculino. Entre los solistas, el tenor Sean Panikkar necesitó algo de tiempo, pero una vez encontró su camino, supo hacer de su Edipo un conmovedora creación, del todo convincente en su trágica caída. Por desgracia, la dirección algo imprecisa de las escenas en que participaba privó a la Yocasta de Sarah Connolly de la fuerte personalidad que requiere el papel.
Los acordes disonantes con los que Samy Moussa abre su oratorio Antigone generan desde el primer momento una sobrecogedora intensidad, que es la principal característica de una partitura feroz, con fuertes acentos expresivos y grandes extremos, desde largos y casi inaudibles suspiros instrumentales, pasando por oleadas cinematográficas, hasta tutti feroces pero nunca sobrecargados. Tanto la dirección de Erik Nielsen como la magnífica interpretación de la NedPhO fueron aquí más inspiradas que en la partitura de Stravinsky y, con la puesta en escena de Nanine Linning, dieron como resultado un espectáculo altamente emocional. En el centro está la tragedia de Antígona, cuyo destino es comentado por un coro de mujeres, en una impresionante contribución del coro de la ópera. A pesar del canto en griego antiguo, el tono distante de la narración se fue impregnando cada vez más de emociones y compasión, culminando en la conmovedora tragedia de Antígona representada por una delicada Qian Liu.
Menos impactante fue la ópera en un acto The Shell Trial, de Ellen Reid, basada en una obra teatral sobre el controvertido litigio de los activistas del cambio climático contra el gigante petrolero Shell. El libreto de Roxie Perkins impone desde el principio una cierta distancia emocional, con personajes como “La Ley”, “El Director Ejecutivo”, “El Consumidor”, “El Profesor” y “El Activista”, que no son más que abstracciones con una función moralizante. Más atractiva resulta la música de Reid, que sustancia el libreto con una expresiva partitura para un pequeño pero variado conjunto instrumental que equilibra con acierto los acentos brillantes y los momentos más contemplativos. La límpida interpretación dirigida por Manoj Kamps reforzó esa impresión, mientras que algunas contribuciones vocales también produjeron momentos de buen teatro musical, especialmente las de la soprano Lauren Michelle, primero como ‘El Artista’, luego como ‘La Ley’, y del tenor Anthony León con una apasionada interpretación del papel esencial de ‘El Consumidor’. Sin embargo, la puesta en escena no destacó por su claridad ni por un patrón profesional y orgánico de acción y movimiento. Como resultado, el mensaje quedó ahogado en un mar de buenas intenciones y el espectador atento se quedó con demasiadas preguntas.
Paul Korenhof