Amor de padre

Hoy 19 de marzo, Día del Padre, es una buena oportunidad para celebrar la figura de Johann Sebastian Bach en su faceta paterna, como progenitor de tres músicos de notable envergadura: Wilhelm Friedemann, Carl Philipp Emanuel y Johann Christian. Una de las peculiaridades de Bach padre no fue sólo la de engendrar una prole tan aventajada, sino de cuidar su educación musical bajo todos los aspectos. Fruto de ello son una multitud de piezas didácticas (de todos los niveles de dificultad) que conforman todavía hoy el núcleo esencial del material pedagógico utilizado por los alumnos de piano. Así que Bach, en cierto modo, es también padre de todo aquel que empieza el estudio del piano.
Si hay una obra de Bach que encarna con especial intensidad su “amor de padre”, es el llamado Klavierbüchlein für Wilhelm Friedemann. Johann Sebastian lo empezó en Köthen el 22 de enero de 1720 y su redacción finalizó en la primavera de 1723. El libro está destinado a la formación musical de su primogénito (que en enero de 1720 tenía 9 años) y se abre con dos tablas didácticas: una con la indicación de las claves de Sol, Do y Fa, y otra con la manera de realizar los adornos. Escrito en parte por Johann Sebastian y en parte por Wilhelm Friedemann, el Klavierbüchlein se compone de 63 piezas. Johann Sebastian firma 52 de ellas, otras cinco se deben al hijo (suponemos que bajo la supervisión paterna) y al menos tres son de otros autores (Richter, Telemann, Stölzel). En el Klavierbüchlein figuran quince piezas a dos voces (Praeambula) y otras quince a tres (Fantasiae), que Bach reorganizará luego bajo el más conocido nombre de Invenciones y Sinfonías. También encontramos aquí una serie de preludios que más tarde, en versiones profundamente revisadas, Bach incorporará al Primer Libro del Clave bien temperado. Como el Praeludium BWV 846a que abre el vídeo a continuación.